Cuando era más pequeño, Taehyung tocaba el piano.
Disfrutaba de la música, de poder expresarse mediante ella. Al cumplir los seis años, ya era capaz de tocar piezas a dos manos sin ningún tipo de dificultad. Siempre había sido un estudiante muy dedicado y perseverante, y sus clases semanales eran algo que esperaba con ansia. Le gustaba el ambiente, estar rodeado de guitarras, saxofones, arpas y violines. Además, su profesora era una mujer mayor, dulce y enternecedora. Taehyung no podía imaginar a alguien mejor para transmitirle sus conocimientos. Verla deslizar sus dedos por las teclas era casi hipnotizante.
Un par de meses antes de su octavo cumpleaños, tuvo su primer recital. Ensayó la pieza durante semanas hasta ser capaz de interpretarla casi hasta con los ojos cerrados. A día de hoy, tantos años después, sigue siendo capaz de hacerlo. Lo cierto es que jamás había encontrado gran placer en ser el centro de atención. Al contrario, siempre había sido más propenso a permanecer en las sombras.
Por lo tanto, subirse al escenario le causaba un tremendo nerviosismo. Tenía miedo de decepcionar. A su profesora. A su familia. A toda la gente que se encontraba entre el público.
La noche anterior, no fue capaz de pegar ojo. Solo podía pensar en ese enorme escenario con un piano en el centro. En la muy escasa pero igualmente aterradora posibilidad de quedarse en blanco en medio del escenario. De perderse con el compás. De olvidarse de cómo leer la partitura. Siempre le había vuelto completamente histérico el no tener el control. La incertidumbre de no saber lo que podría llegar a suceder.
El martes por la mañana, se levanta de la cama con esa misma sensación de desasosiego extendiéndosele por el cuerpo. Es su primer día como novio oficial de Jeon Jungkook. O, mejor dicho, novio falso oficial.
Siempre ha soñado con su primera relación formal. Su primera vez cruzando el pasillo del instituto de la mano de alguien. Su primera vez pudiendo presentar a alguien como su novio. Obviamente, nunca pensó que la situación fuese a darse de esta forma.
¿Qué ropa debería ponerse? ¿Cómo debería peinarse? Nunca había tenido que preocuparse demasiado por ese tipo de cosas. Hasta ahora, había sido totalmente invisible. Nadie ponía ningún tipo de interés en su atuendo o en cualquier otro ámbito de su existencia.
Pero a Jungkook lo mira todo el mundo. Todos lo conocen. La mitad lo admiran, y la otra mitad lo desean. Vive en dimensiones completamente diferentes de las suyas.
Ahora, la mitad odiará a Taehyung. Y la otra mitad deseará estar en su lugar.
Lo cierto es que Taehyung les cedería el puesto con gusto. Él no tiene ningún interés en salir con Jungkook. No tiene ningún interés en sus logros deportivos, ni en su estatus social.
Se ha despertado veinte minutos antes de lo normal. No ha sido capaz de conciliar el sueño de nuevo. Después de haberse lavado la cara y haberse cubierto las ojeras, se dedica a gastar su tiempo extra en decidir qué ropa se va a poner. No quiere ser demasiado extravagante, ni tampoco demasiado aburrido. Simplemente, quiere pasar desapercibido. Finalmente, decide optar por un jersey marrón claro que le queda ligeramente largo en las mangas y unos vaqueros claros ligeramente anchos. Se peina el pelo rubio igual que siempre, y decide ponerse las gafas. Tiene los ojos demasiado cansados para las lentillas.
Esta vez, no se lleva los cascos consigo. Supone que ya no los necesita. El objetivo de todo esto es no tener que preocuparse más por Woobin, así que espera que así sea.
Efectivamente, el viaje en coche se hace mucho más ameno. Woobin sigue estando más callado de lo normal, pero el ambiente es algo menos incómodo.
Por lo menos, hasta que los gemelos se bajan del coche. Entonces, Woobin arranca el coche de nuevo y, sin despegar los ojos de la carretera, dice casualmente:
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play pretend [kooktae]
FanfictionJungkook necesita urgentemente a alguien que le ayude a mejorar sus notas si quiere conseguir una buena beca y poder acceder a la universidad. Al parecer, esta vez no va a poder salvarse solo con el voleibol. Taehyung necesita una excusa para que al...