Capitulo 9

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Los días pasaban, y en cada uno de estos la alfa se convencía más de que la rubia era lo más adorable que existía en el mundo. Ya se había vuelto una rutina para Mina despertar y arreglarse, e ir a dejar a la omega a su escuela especial, ir a su propia escuela, asistir a sus entrenamientos y pasar el resto de la tarde con la omega.

Si bien se sentía más viva que nunca, su felicidad le pasaría factura. Nunca dejó de asistir a sus entrenamientos, pero sí se iba más temprano, o llegaba más tarde, se distraía constantemente y había pedido más permisos para faltar en ese mes que en todos los dos años anteriores juntos.

-Myoui, quédate un momento - dijo el entrenador tras haber enviado a todos a las duchas una vez terminado el entrenamiento de ese día - tenemos que hablar.

Aquello le hizo sentir un frío recorrer su espalda.

-Has estado muy distraída y ausente, eres la Capitana no puedes hacer eso, ¿qué sucede? - preguntó serio el alfa mayor.

-Lo siento entrenador es que... sé que no es excusa... - dijo suspirando - pero mi novia, ella bueno... ya sabe, es especial y se ha vuelto muy apegada a mí - explicó - antes de conocerla tenía una rutina que no me permitía ni recordar mi nombre, y sé que aún debo cumplir con ella pero... ella es lo que más me hace feliz, y  lo siento sé que no es una charla de sentimientos... - dijo avergonzada y riendo desviando la mirada nerviosa.

-Te entiendo - respondió calmado el alfa mayor - justo así me sentía cuando comencé a salir con mi omega hace muchos años, digo... mi omega no es... 'especial' pero, al menos para mí lo es - explicó - sin embargo, eres la Capitana, y por más que yo te entienda hay ciertas responsabilidades que como Capitana del equipo no puedes evadir, no puedes irte temprano siempre, no puedes faltar uno de cada tres entrenamientos, ¿me entiendes? Te daré a elegir: puedes seguir siendo la Capitana si vuelves a ser tan responsable como antes respecto al equipo, o puedes dejar de ser Capitana y fácilmente tener más flexibilidad en los entrenamientos para pasar más tiempo con tu omega - ofreció - no debes elegir ahora, solo avísame tu decisión en estos días, ¿de acuerdo?-

La pelinegra asintió. Realmente se sentía entre la espada y la pared, volver a su antigua rutina implicaba no dejar prácticamente nada de tiempo para Chaeyoung. Incluso solo los fines de semana podría estar con ella. Pero al mismo tiempo, si bien su familia estaba bastante bien acomodada, la universidad a la que pretendía ir no era nada barata, y solo una beca deportiva haría razonable asistir. Beca que ella sabía que solo conseguiría siendo la Capitana hasta el final de la preparatoria.

Sabía que debía ver por su futuro, estaba decidida a seguir siendo la Capitana, asumir sus responsabilidades y aún así buscar maximizar el tiempo con su omega.

Ya estaba en casa de esta. Estaba sentada a su lado viéndola mientras esta hacía sus tareas, hacía planas de ciertas figuras para aprender a ser paciente o algo relacionado con la motrizidad, no sabía bien cuál era el objetivo. A veces creía que la trataban más como  una retrasada mental que como autista. O al menos eso pensaba hasta que se topaba con que a la omega le costaba trabajo realizar sus tareas, aunque estas fueran 'pan comido' desde el punto de vista de la alfa.

-Chae... Chaengie, mi angel... - decía la alfa acariciando el rostro de la omega que hacía su tarea, logrando que esta le pusiera atención, se había vuelto buena en captar la atención de esta, cosa que a la madre de Chaeyoung le tenía sorprendida.

-¿Qué pasa? - preguntó la rubia dejando su lápiz de un lado.

-¿Recuerdas que juego fútbol americano y que te conté que soy la Capitana del equipo? - preguntó la alfa.

-Sí, corres muy rápido cuando te lanzan la bola - respondió mirandola con sus grandes ojos brillantes.

-El balón, mi angel... - dijo riendo suavemente - pero bueno eso no importa, lo que pasa es que desde que soy tu novia he descuidado un poco mis entrenamientos, y creo que debo retomarlos para que pueda seguir siendo la Capitana - explicó, pero por la mirada de la omega, sabía que no estaba entendiendo cuál era su punto, en ese tiempo había aprendido incluso a leer muchas de sus reacciones - eso significa que ya no voy a poder pasar tanto tiempo contigo todos los días - dijo sintiendo que el corazón se le rompía cuando vio la  decepción en la mirada de la omega, quien emitía un leve aroma a tristeza.

-¿Ya no quieres jugar conmigo Alfa? - preguntó comenzando a tener sus ojitos cristalinos.

-No no mi amor, no es eso... - explicó a prisa - es que el fútbol es algo muy importante para mí y no significa que ya no nos veremos, para nada... seguiré llevándote a tu escuela, los fines de semana estaré contigo todo el dia, solo... no prometo poder verte durante las tardes entre semana - terminó de explicar la alfa pacientemente.

La omega nunca había sentido algo así, era un sentimiento de tristeza muy confuso, y a pesar de haber tenido buenos progresos en los últimos meses, aún le costaba trabajo manejar sus emociones. Por esta razón, no era de sorprenderse que sintiera tristeza y furia a la vez, no con la alfa, ella sabía que no estaba enojada con su alfa, estaba enojada por no poder entender sus emociones. Comenzó a arrancar las hojas de su libreta y a aventar sus marcadores de colores, a la par que soltaba pequeños sollozos desesperados.

Para ser sinceros, la alfa ya sabía que esta sería la reacción más probable de su linda novia. No estaba sorprendida.

-Chaengie, detente - decía intentando detenerla - angel, basta ya - insistía - tratando de tomarla y calmarla.

Finalmente logró sostener sus muñecas y la atrajo a su regazo con algo de fuerza para contenerle, pero sin llegar a lastimarla. Luego de unos minutos, parecía que su ataque ya había pasado, y ahora solo sentía tristeza, pero nada más.

-Oye... mi pequeña conejita come fresas... - decía la alfa dulcemente soltándola poco a poco y poniéndola en su regazo de tal forma que pudiera verle al rostro al hablarle - sin importar nada, yo te quiero más que a nada... y no importa si no nos vemos mucho entre semana, nunca voy a dejar de quererte... ¿vas a ser valiente como la Princesa Valiente? - le cuestionó la alfa, cosa que había ayudado un poco a tranquilizar a la pequeña omega.

La omega limpió sus lágrimas con las mangas de su suéter y miro a la alfa con sus grandes ojos.

-Sí, yo voy a ser fuerte como la princesa Valiente, alfa y no voy a llorar - dijo decidida la omega a no sentirse triste, aunque por dentro su corazón se sentía triste.

-Eres la omega más valiente de todas - dijo la alfa acercándose a besarla en los labios, acción a la que la omega ya correspondía, claro que torpemente, pero ya no se quedaba estática.

Omega Autista                                                     [MICHAENG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora