Capítulo 10

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- Por fin, ¡sí! - se escuchaba gritar a la madre de la omega desde la cocina, mientras ambas chicas miraban la televisión.

-Iré a ver si tu mami necesita algo princesa - dijo la pelinegra parándose para dirigirse a la cocina
- SeñoraYoungsun, ¿se encuentra bien? - preguntó cuando esta le abrazó sorpresivamente.

-Minari querida, no sabes lo feliz que estoy... - dijo la beta emocionada - ¿recuerdas todas las millones de entrevistas que he tenido, todas para el mismo trabajo? - preguntó a lo que la alfa asintió - pues por fin, después de todo este tiempo fui la seleccionada para el puesto - anunció extremadamente feliz.

-Wow, debe ser algo muy bueno para la emoción que tiene - comentó la alfa dandole una pequeña sonrisa a su suegra.

-Por supuesto que lo es, es excelente... el proceso fue muy largo porque es una empresa muy prestigiosa y era un puesto algo importante... tienes de suegra a la nueva sub-directora de marketing de Yeongdun-company - dijo feliz.

-Muchas felicidades, me alegra ver que consiguió lo que tanto buscaba - respondió la alfa felicitando a la beta mayor.

-Créeme que a mí me alegra más, ¿tienes idea de lo costoso que es tener una hija con autismo? - preguntó ella con sarcasmo - terapias, escuelas especiales, medicamentos... en fin... pero la preocupación terminó gracias a este nuevo trabajo.

Ambas siguieron conversando durante un rato hasta que la beta conectó los cables en su cerebro, palideciendo al recordar un pequeño gran detalle.

-Aguarda... ¿y quién cuidará de mi bebé todas las tardes? - preguntó inquisitiva con algo de estrés.

La alfa tuvo una reacción similar al recordar que, dado que a partir de ahora tendría toda la tarde ocupada, y con la madre de la menor con su nuevo empleo no habría quien cuide de la omega.

-¿Cree que pueda quedarse sola? - preguntó la alfa - qué pregunta tan tonta, obviamente no... - dijo con pesar, negando con la cabezapor la estupidez que acababa de decir.

-Por supuesto que no, no es capaz ni de cruzar la calle sola... - dijo más estresada la beta - incluso si le enseñáramos a venir caminando a casa de la escuela, ni loca la dejaría sola toda la tarde en la casa, una omega autista tan bonita, sola todas las tardes durante horas... ¿hay algún blanco más fácil para los depredadores?-

-Concuerdo... - dijo la alfa pensativa.

-Bueno... descuida cariño, ya pensaré en algo - dijo ella, nada podía arruinar su felicidad por haber obtenido su trabajo soñado.

La alfa regresó con su amada omega la cual sus ojos se estaban cerrando mientras veía la tele, esto enterneció a la alfa, quien solo se colocó detrás suyo para acariciarle la cabeza mientras se quedaba dormida.

Lo cierto es que la familia de la omega no era opción para cuidarle, todos sus parientes vivían lejos en otra ciudad. Pero esa misma noche mientras se alistaba para dormir la beta, tuvo una idea que, al menos desde su punto de vista era grandiosa.

El día siguiente fue el primero que la alfa no pasaba con la omega, durante la tarde luego de los entrenamientos debía ir al gimnasio como parte de su preparación, debía entrenar sus músculos para rendir mejor, cosa que había ligeramente descuidado con el inicio de su relación, le inspiraba pensar que la omega se veía muy atraída por sus brazos fuertes y sus abdominales. Le había pillado varias veces viendo sus bíceps y antebrazos atentamente mientras los tocaba o posaba sus deditos en su abdomena algo marcado. No decía nada al respecto, pero la alfa sabía que a su omega le gustaba lo fuerte que era.

Sintió algo de nostalgia al no haber podido pasar tiempo con la menor ese día, pero sabía que esta tampoco debía volverse tan dependiente de ella, es decir, ¿y cuando la pelinegra entrara a la universidad y estuviera presentando exámenes? ¿O cuando debiera viajar a otro estado una semana para un torneo de fútbol?

Tras ese tortuoso día vino otro que la alfa pensó que sería igual, sus pensamientos estuvieron errados pues, al medio día recibió un mensaje de su entrenador:

Entrenador Sunjun C:
Myoui, mi omega está enfermo, por hoy no habrá entrenamiento, por favor avísale a tus compañeros por.

Entrenador Sunjun C: Ah, y aún así deben ir al gimnasio niñitas!

La alfa estaba rebosante de alegría tras leer ese mensaje. Podría terminar de hacer sus cosas relativamente temprano, y ese día podría pasar la tarde con su pequeña rubia. Y así lo hizo, terminando sus clases fue al gimnasio sin perder el tiempo, al terminar y ducharse no esperó ni un segundo para salir casi volando a casa de la rubia, quería sorprenderla con una tarde juntas.

Antes de llegar, decidió pasar al supermercado a comprar los dulces favoritos de su omega: osos de gomita. Le compró varios para que tuviera para varios días. Ya con todo listo, emprendió de vuelta su camino a casa de estas. Dejó estacionado su automóvil en su casa y caminó los 50 metros que separaban sus casas.
Llamó a la puerta,  y miro el cielo aún era claro. Como era costumbre, la madre de la omega fue quien abrió la puerta. No empezaría en su nuevo trabajo sino hasta la próxima semana.

-Oh Minari, querida no esperaba verte hoy por aquí, qué gusto, y qué buena suerte que llegas, es perfecto - dijo ella feliz haciéndole pasar, pero... ¿es perfecto? ¿y eso por qué?

Al entrar en la sala donde la omega hacía sus tareas, lo primero que observó fue a su pequeño angel sentada en una silla con su libreta de la escuela, y lo que más llamó su atención fue que al lado de la rubio en otra silla estaba una alfa de la misma edad que la pelinegro aproximadamente. Este tenía una musculatura similar a la de ella,  en el color de cabello mantenia un castaño osuro y hasta los hombros, así como unos grandes ojos cafés claros que resaltaban en su piel ligeramente bronceada. Y, aunque la alfa odiara admitirlo, sí, era una alfa algo atractiva.

Sintió cómo su sangre hervía cuando observó a esta alfa acariciando suavemente la espalda alta de la omega mientras la felicitaba

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Sintió cómo su sangre hervía cuando observó a esta alfa acariciando suavemente la espalda alta de la omega mientras la felicitaba.

-Muy bien Chae Chae, aprendes muy rápido - pronunció la alfa castaña, cuando depronto  notó la presencia de la pelinegro y de la madre del la omega.

-Minari, ella es Jihyo... es la nueva cuidadora de Chaeyoungie, ya ves que ahora no tenía quien le cuidara en las tardes... - le presentó a la otra alfa, sus miradas conectaron al instante, como era natural por el simple hecho de ser alfas ya se sentía una ligera tensión en la habitación - Jihyo querida, ella es Minari, es la novia de mi bebé.

-Es un gusto, Park Jihyo - dijo Jihyo estirando su mano para estrechar la de la pelinegro, acto al que la pelinegra respondió en un apretón de manos que a solo sabiendas de ellas dos era casi una lucha de fuerza, hasta que se soltaron antes de que pareciera extraño.

-Jihyo es un encanto, es la sobrina de la señora Park de la casa rosa al final de la calle, bueno tú debes conocerla mejor que yo - dijo riendo un poco la beta ya que mina ya llevaba más tiempo viviendo en el vecindario.

-Sí, se ve que eres un encanto - - dijo ligeramente sarcástica Mina con un tono que no notara la beta la obvia tensión entre las alfas era clara.

-Minari... - dijo la omega volteando la cabeza apenas prestando atención y escuchando su voz.

Nada había llamado la atención de la rubia de todo lo sucedido, sino hasta escuchar bien la voz de su alfa, que casi como si fuera un hechizo que le sacara de su constante trance le hizo reaccionar

- ¡Minari! - Dijo de nuevo con una gran sonrisa poniéndose de pie, y corriendo a la alfa para dar un salto a sus brazos, quedando prensada a esta como koala.

-Hola mi pequeña princesa... - dijo besando la cabeza de la omega, mientras la sujetaba fuertemente de los muslos y los acariciaba en el proceso.

Omega Autista                                                     [MICHAENG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora