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Después de la semana más eterna de su vida, finalmente era viernes. Los viernes no debía ir al gimnasio por lo que podría ver a su rubia, aquella tarde saliendo del entrenamiento. No pudo dejar de pensar en ello todo el día, hasta que el tan preciado momento llegó. Se duchó lo más rápido que pudo, colocándose la ropa casual que llevaba en su mochila y saliendo a prisa al estacionamiento para subir a su auto y manejar al domicilio de la rubia, deteniéndose únicamente en una florería donde compro rosas de color rosado pálido para su omega.

Siguió su camino hasta aparcar su auto en su garage y caminar con sus flores en mano los pocos metros hasta la casa de la menor. Llamó al timbre pero no recibió respuesta, intentó mover el picaporte para abrir la puerta y sorpresivamente estaba abierto. Entró silenciosamente, dejando las flores sobre la mesa de la sala, y comenzó a buscar a su omega por toda la planta baja de la casa sin éxito .

Subió al piso superior yendo primero a la habitación de la omega, intentando no hacer ruido, pues algo extraño sentía que sucedía. Al llegar al cuarto de la pequeña rubia, pudo ver desde la puerta a esta acostada en su cama con sus ojitos cerrados durmiendo tranquilamente, y a su lado sentada en la silla de su escritorio, se encontraba la alfa castaña leyendo un libro. De pronto esta pudo notar la presencia de la pelinegra, poniéndose de pie para ir hacia ella.

-Qué tal Mina - habló en voz baja - Chaeyougie se sentía un poco mal, lleva durmiendo como una hora-

-Ya veo... - respondió seria la pelinegra con una mirada feroz.

-¿Me acompañas abajo? - preguntó la castaña pasando a lado de Mina saliendo de la habitación.

Esto extrañó por demás a la alfa pelinegra, quien sin responder únicamente le siguió escaleras abajo.

-Creo que está mejor así, no despertamos a la bebé - comentó la castaña una vez estuvieron en la planta baja.

La pelinegra no respondió nada, solo emitió un leve gruñido al escuchar lo último dicho por la castaño, lo cual provocó una mirada de extrañeza en la contraria, pero es que como se atrevía la imbécil de Park a decirle bebé a su omega, ¿Quién se cree que es?.

-Y bien...Chae-Chae me dijo que juegas fútbol americano - dijo la castaña sonriendo alegre.

Una vez más la pelinegra no respondió, sentía que su sangre hervía al ver a aquella chica sonriendo como si nada, solo de pensar en la forma en que vería a la omega cuando estaban a solas, ¿con la misma sonrisa estúpida que tenia ahora en su cara? y solo Dios sabe qué pasaría por su mente retorcida al ver a su pequeña omega durmiendo indefensa en su cama. El rostro de Mina denotaba molestia, y su aroma corroboraba que no estaba feliz, cosa que la castaña confirmó apenas pudo percibir el aroma de la pelinegra.

-Perdóname Mina, pero ¿dije algo que te molestara? - preguntó extrañada jihyo.

-No me gusta que estés cerca de mi omega - dijo directa y en tono amenazante.

-¿Y eso por qué? - preguntó la castaña al parecer sin entender la situación, cosa que desesperó a la pelinegra.

-Deja de hacerte la inocente, solo te digo que si me entero que tocas un cabello de mi omega te aplastaré el cráneo... - amenazó gruñendo la alfa
más alta alzando el pecho en amenaza.

-¿Pero qué?... - decía la castaña hasta abrir ampliamente los ojos y sonreír con sorpresa - oh, ya... jaja... realmente eres un poco torpe Mina, ¿me detestas porque crees que tengo algún interés romántico en la bebé ?

-Por tu pregunta parece que la torpe es otra - respondió la pelinegra sería y molesta al escuchar nuevamente como llamaba Park a su omega.

-Sí bueno... ¿sabes qué me parece curioso? Incluso la bebé supo darse cuenta pero tú pareces no notarlo - dijo la castaña provocando confusión en el alfa - Mina, me gustan los alfas... ¿en serio no lo has notado?

Omega Autista                                                     [MICHAENG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora