Capitulo 8

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Fecha: 10 de Enero, 1612

Los días de la Sultana Beyhan comenzaban a partir de las 7 de la mañana. Escogía uno de sus tantos vestidos, y una corona a juego.

El día de hoy se había decidido por un vestido color morado y una corona de diamantes del mismo color. Un collar de perlas colgaba de su cuello, no había mujer más hermosa que ella.

─Traigan a mis gemelos.─ordenó, con voz calmada

Un suspiro salió de su ser, cuando escucho las puertas abrirse y ver al Sultan Ahmed entrar.

─Beyhan, te ves tan hermosa como siempre.─se acercó para besar su frente

─Ya no tengo tanta cintura como antes después del parto de nuestros gemelos.─alzó su mirada, tocando su vientre.─Tengo algo de miedo de dejar de ser agradable para usted.

─Tu eres mi preciosa joya ─le dió una cálida sonrisa.─Siempre serás la más hermosa a mis ojos.

─Me alegra saberlo.─Beyhan sonrió, aquella sonrisa se ensanchó al ver cómo dos criadas traían a sus gemelos

─Si no fuera por su color de cabello, no podría distinguirlos.─dijo el

─Sus ojos también, son diferentes.─solo ella podía ver las diferencias en sus gemelos.─Selim tiene ojos verdes, y los de Ibrahim, son azules.

Beyhan recibió entre sus brazos al menor de los gemelos, Ibrahim. Y el Sultan, sostuvo a Selim.

─Desearía que tuviéramos una hermosa hija.─habló de repente

─¿No tiene a suficientes hijas ya?

─Yo quiero tener una hija contigo.

─Allah quiera que si quedo encinta otra vez, sea una adorable niña.─deseo, llevo una de sus manos y tocó su vientre, que aún se estaba recuperando del parto

─Ya casi se acaba la cuarentena.─mencionó

─Pronto, mi Ahmed.









[...]

Beyhan se paseaba por el jardín principal, admirando todas sus flores, en especial los tulipanes, que era lo que más abundaba, ya que eso representaba a la Dinastía.


Su paz y tranquilidad fueron profanados por su rival Kösem, que caminaba hacia ella con una sonrisa. Soltó un respiro molesta, aunque fuera una Sultana, estaba enfrente de la directora del Harem, y debía reverenciarse.

─Sultana Kösem.─agachó su cabeza y doblegó un poco sus rodillas

─Beyhan.─se limitó a saludarla con su tono de superioridad.─¿No te has enterado?

─¿De que podría enterarme?

─Estoy embarazada.─confesó, y luego dijo.─Será un príncipe está vez, te lo puedo prometer.

─Como si me importará cuántas veces estás a punto de morir.─dijo, molesta.─El Şehzade Mehmed es lo único que tienes, en cambio yo, tengo tres príncipes.

─No cantes victoria, Beyhan. Pronto daré a luz porque la doctora dijo que tengo tres o cuatro meses.

─Haré lo que se me de la gana.─habló, de manera grosera.─Con su permiso, Sultana Kösem.










[...]

Fecha: 15 de Marzo, 1612

Desde que Beyhan había puesto un pie en el Palacio, nunca había interactuado con Fátma Kadın.

─Sultana Beyhan.─ella realizó una reverencia

─Fátma Kadın.─mostró una amable sonrisa.─Mis condolencias, la Sultana Abide, era solo una niña.

─Falleció de manera muy extraña. Cuando la encontraron, tenía una almohada en su cara, había sido asfixiada.─hizo una pausa, ya que su voz se tornó temblorosa.─Sé bien quien es la culpable.

─¿Quien es?

─La Sultana Kösem, que no merece ser nombrada cómo tal.

Beyhan apretó sus puños con fuerza, no podía entender la crueldad de Kösem. La haría pagar, de alguna u otra manera.

─No te preocupes, yo me haré cargo.─le dijo, con una voz tan calmada que era extraño

─Gracias, Sultana.─estaba a punto de arrodillarse pero un gesto de Beyhan la detuvo

─Mujeres como nosotras nunca nos arrodillaremos.

Recibió una sonrisa de parte de Fátma, quién realizó una reverencia y se marchó de los aposentos.

─Mi Orhan.─se puso de pie y fue hasta su hijo mayor.─Tu nunca vas a querer a la Sultana Kösem, ella es muy malvada, te hará daño.

Aunque aún no pudiera entender todo lo que decía su madre, sonrió, mostrando los dientes crecientes.

Debía pensar antes de actuar, ¿que haría para vengar a Fátma? Algo que la lastime a ella, pero nada que tenga que ver con los niños, ni ella misma lo quería aceptar, pero, el Şehzade Osmán era su gran objetivo. El preferido de Kösem.

─No soy un monstruo, soy una madre.─repetía una y otra vez, mientras le entregaba el veneno a la doctora que había contratado. Cuando quedó sola, se sentó en el suelo y comenzó a llorar.─Allah perdóname, perdona mis pecados.

─Mami, mami.─Orhan se acercó a su madre al verla en ese estado

─Mi niño.─lo abrazo con fuerza, como si tratara de absorberlo

─No llores.─dijo el pequeño

─Tu mamá está bien. No te preocupes, ve a jugar.

𝐏𝐀𝐑𝐀𝐃𝐈𝐒𝐄 | 𝑨𝒉𝒎𝒆𝒅 𝑰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora