Capitulo 19

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18 de Diciembre, año 1625

Kösem, ese nombre no se había mencionado en muchos años. Aquella mujer que fue exiliada al Eski Saray, ahora había vuelto, tal vez más inteligente que antes.

Y Fátma Sultan, la única hija de la pelinegra que logró sobrevivir a todos a sus hermanos, con la edad de dieciocho ya tenía esposo y estaba en espera de un bebé.

─¡Atención! La Sultana Kösem y la princesa Fátma están aquí.─anunció Hacı Agha

Las dos mujeres pasaron por entre las concubinas, Kösem con su belleza intacta y su hija con sus hermosos cabellos rubios y ondulados.

─Ha pasado mucho mucho tiempo, Beyhan.─la voz resonó en el Harem y en los oidos de la nombrada

─Lo mismo digo, Kösem.─la Haseki se dió la vuelta y encaró a la pelinegra

Fátma se reverenció ante Beyhan, sonriendo suavemente, con un toque de alegría. Sin duda estaba feliz de ver a aquella mujer que consideraba su segunda madre.

─Tu belleza sigue intacta, pero la belleza de la Sultana Fátma te supera.─comentó

Kösem asintio, reconociendo que su hija es muy hermosa, incluso más que ella.

─Madre.─una voz femenina llamó a Beyhan.─¿Quienes son ellas?

─Son la Sultana Kösem y tú hermana, Sultana Fátma.─informó

La princesa menor se reverenció ante las dos mujeres tan pronto como su madre le dijo quienes eran.

─¿Es tu hija? ─la pelinegra preguntó, una suave sonrisa se dibujó en su rostro

─Es mi única hija, la Sultana Mihrimah.

─Es preciosa, digna hija tuya.

La joven princesa sonrió levemente ante el halago que recibió de esa mujer.

─Deberías ir con su majestad, Kösem.─dijo Beyhan, dándose la vuelta para irse con Mihrimah a su lado
















***


Bajó el iluminante sol de aquel día, Ibrahim practicaba tiró al arco al lado de su gemelo Selim. Ambos eran competitivos, y no se rendirían hasta dar al centro del arco. Pero en cualquier momento, alguno se rendiría.

─Me rindo.─dijo Selim, yéndose hacia el toldo donde estaban algunos bocadillos y bebidas.─Tengo sed.

─¿Te rendiste solo porque te dió sed, Selim? No puedo creerlo.─Ibrahim se burló, disparó la flecha y finalmente clavada en el centro del arco, dándole una sensación de satisfacción

─¡Güneş! ─llamó Selim, haciendo exaltar a la jovencita que estaba observando las flores del jardín.─Tráeme más agua.

─Como ordene, alteza.─dijo Güneş, caminando hacia la cocina adentro del Palacio

Ibrahim siguió a la jovencita con la mirada, y cuando desapareció de su vista, se acercó a su hermano.

─¿Por qué la tratas así, hermanito? Güneş Hatun es una mujer amable.

─Porque me da la gana, y porque es una sirvienta.─Selim dijo, tomando un trago de su bebida.─Y además, la defiendes demasiado, ¿no te atraerá?

─Y si me atrae, ¿habría algo de malo?

─Es una niña. Cennet Khalfa me dijo que tenía aproximadamente la misma edad de Mihrimah.

─No será una niña por siempre.─Ibrahim argumentó.─Tu seguirás siendo un tonto toda tu vida.

















***

Finalmente, Kösem y el Padişah del Imperio estaban frente a frente después de varios años.

─Su majestad.─la pelinegra se reverenció ante él

La mirada de Ahmed siguió cada movimiento de aquella que llegó a amar, un remolino de emociones llenaron su corazón, no sabía cómo actuar.

─Sultana.─saludó fríamente, y luego fue a sentarse en su diván.─Debes saber la razón de que ordené que vinieras.

Un momento de silencio absoluto llenó los aposentos, haciendo el lugar un tanto incómodo para ambos.

─Mis hijos empezarán a recibir sus provincias. Había pasado años desde que un principe gobernara.─empezó hablando, pero hizo una pequeña pausa para luego seguir.─Yo no tuve la oportunidad de tener dicha preparación. Pero me aseguraré de que mis hijos varones tengan ese privilegio que yo no tuve.

Kösem apretó levemente los labios, recordando a su amado Mehmed, su primogénito que había muerto prematuramente. En estos años debería tener una provincia para gobernar.

─En todo caso, deseo que tú te encargues del Harem, ya que decidí que la Sultana Beyhan acompañará al Şehzade Orhan.

─Sería todo un honor, mi Sultan.─Kösem dijo, sonriendo ante la idea de dirigir nuevamente el Harem

𝐏𝐀𝐑𝐀𝐃𝐈𝐒𝐄 | 𝑨𝒉𝒎𝒆𝒅 𝑰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora