CAPITULO 7: Pesadilla

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Era de noche y por alguna extraña razón la luz se había ido a mitad de la ciudad. Las personas que vivían por esas partes los invadía el miedo, se sentían atemorizadas y angustiadas, así que empezaron a evacuar hasta encontrar la luz, pues todos suponían que era obra del asesino.

Trataron de salir lo más rápido posible antes de que el lunático llegará a hacerle algo a sus familiares, sin embargo ninguno se imagino que eso era exactamente lo que quería aquel hombre de sangre fría.

La masacre estaba por comenzar, al escucharse el primer disparo y el primer gritó de dolor, la gente citados por el miedo gritaron de pánico y corrieron despavoridos dándole señal al asesino de dónde estaban cada uno de ellos, entonces lo que antes era una huida discreta empezó a ser una carrera sangrienta y dolorosa.

Una señorita que no tenía idea de lo que ocurría caminaba por un sitio solitario, “Tal vez es un problema de energía”, no le daba tanta importancia a eso, así que siguió caminando, pero cada vez se le hacía más difícil ver.

Se escuchó un ruido y ella volteó a todos lados alerta a lo que podría ser, pero sólo era un gato, estaba alterado “algo no estaba bien” se decía, de un momento a otro sintió la presencia de alguien a su espalda, ella miró y no notó nada extraño en aquella sombra, siguió caminando por un largo tiempo y no podía parar de sentir que la seguían, apresuró el paso pero siempre la alcanzaba, cuándo ese ser estaba cerca se podía percibir un aroma totalmente desagradable, cómo si algo estuviera podrido, además no le gustaba para nada tener la sensación de una mirada clavada en su espalda era sumamente atemorizante, sin pensarlo empezó a correr y la persona que la seguía hizo lo mismo, corrió y corrió hasta que se quedó escondiéndose en un lugar en dónde pudo notar algo perturbador; un montón de cadáveres colgados y algunos pegados por clavos, todos mostrando una sonrisa forzada ya que a algunos se la habían cosido y a otras se la habían alargado con un cuchillo, era aterrador, pero sólo estaría ahí un minuto hasta que pudiera escapar, pensó que lo había perdido pero al darse la vuelta aquella persona la esperaba.

Empezó a correr pero el hombre tras ella le pisaba los talones, se tropezó y cayó al suelo torpemente, dándose cuenta que aquella cosa no parecía un humano. Al acercarse lo suficiente pudo ver mejor su apariencia, un hombre con un cuchillo en la mano, todo él estaba en sangre, su boca había sido cosida pero eso no era excusa para enseñarle una sonrisa más grande, sus piernas parecían rotas pero eso no impedía moverse con facilidad, no tenía un ojo; era horrible, era terrorífico; la chica se levantó pero tan pronto que se levantó el hombre saltó encima de ella atacándola con su arma, los gritos de esa noche fueron espeluznantes, tan pronto terminó la matanza la luz llegó.

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Era temprano y en el hospital psiquiátrico no se hablaba de otra cosa más que la tragedia que ocurrió anoche.

—Es horrible, nunca había pasado tal cosa—decía un médico a otro con tristeza.

—Es verdad, más vale cuidarse—le respondió.

—Pues yo ya he hecho maletas, me iré con mis hijos a una ciudad segura—les comentó una doctora a los dos chicos.

Nadie estaba animado ese día, la tristeza de saber que varias personas murieron hacían que todos se ahogaran de miedo, no sabían si irse o sólo pensar que esto acabaría pronto.

—No ha llegado ni Sarah, ni el profesor Kim—dijo Robert nervioso recordando mientras todos estaban sentados en la mesa hablando sobre el tema.

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