Carta de Robert

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Esa mañana, en cuanto los doctores le notificaron a aquel chico de cabellera castaño claro, y ojos marrones sobre la condición de su amada, no hizo nada más que sonreír.

—Entiendo—contestó soltando una débil risa—¿Podría decirme, cuándo haríamos la operación?.

El doctor tomó un minuto para responder aquella pregunta repentina.

—A caso, ¿Usted será el voluntario para realizar tal cosa?—replicó asombrado.

—Asi es—respondió con una sonrisa apenada—nada me haría más feliz que eso.

—Pero, señor Carter—exclamó una enfermera con angustia—es una operación muy peligrosa, usted incluso podría perder...

—¿Cree que no entiendo eso?—cuestionó Robert aún sonriendo—sé perfectamente la gravedad del asunto, pero no me importa, porque yo amo a la señorita García, con todas mis fuerzas...y no tengo nada que perder, sólo a ella...

Hubo un minuto de silencio.

—Comprendo—dijo el doctor asintiendo, aún sin creerlo—se lo agradecemos mucho señor Carter. La operación debe llevarse a cabo lo antes posible, así que le daremos 24 horas para prepararse.

—Por mí, excelente.

Tras decir esto el doctor junto la enfermera que le susurro "es usted muy admirable, señor" se fueron.

—24 horas—repitió Robert mirando el cielo por la ventana, suspiró, para después volver a la sonrisa de siempre y decir—no necesito más...

Después de unos minutos fue por lápiz y un cuadro grande, se sentó en su estudio y con gran esfuerzo y dedicación, empezó a dibujar, poniendo todo sus sentimientos y corazón en una pintura muy especial para él, una que lo llenaba de emoción y alegría.

Realizó un hermoso dibujo de Lily, era tan parecida a la real que hasta él se sorprendió de su talento, y sólo necesitó de cinco horas para hacerlo.

—Por Dios, quedó genial, nunca creí que lo diría pero estoy orgulloso de mi—dijo entre risas—la llamaré "Mi gran deseo".

Se quedó observando la pintura un buen rato.

—Vaya, tengo que hacer algunas cosas rápido, la hora pasa—recordó repentinamente mirando el reloj—a ver, a ver ...

Tomó un lápiz y una hoja, para sentarse en su escritorio a escribir unas cuántas palabras que necesitaba decir.

—Me encantaría llamar a los chicos, pero...—se detuvo un momento—unos ya no están, otros están en un sueño profundo y mi querido amigo Anthony que está estable podría intentar detenerme por esto, o quizás se ponga triste, y no quiero eso... necesito que estén fuertes ahora...sé que suena egoísta, pero, al menos perdonenme en este momento—se quedó pensando un momento—¿y si llamo a mis padres?, podría decirles que...no, ni siquiera les importará...

Las lágrimas no aguantaron y empezaron a derramarse encima de la hoja.

—No, ¿Qué haces Robert?, no puedes llorar y menos encima de la carta de Lily—se regañó así mismo, limpiando su cara e intentando volver a su sonrisa.

Al calmarse un poco empezó a escribir...

**/**/**

De: Robert
Para: mi hermosa bruja

Querida Lily, te escribo está carta para disculparme contigo de todas las locas decisiones que he tomado, aunque ¿sabes?, no me arrepiento de nada en esta vida, cada aprendizaje, cada momento, todo lo que he hecho me ha demostrado que no soy un fracaso total cómo decían.

Mi familia se pondrá feliz al saber que logré salvar una vida, la vida que más me importa en este mundo, nada podría hacerme más feliz.

También escribo para recordarte lo mucho que te amo, te admiro y te valoro.

Eres la persona más maravillosa que he podido conocer, nunca imaginé que encontraría a alguien que soportará mi comportamiento, ni qué se alegraría tanto de estar conmigo, que se enorgullezca de mi, que riera a mi lado y que me necesitará en sus momentos difíciles.

Antes de conocerte, mi corazón era frágil y sufría constantemente, sin embargo, mantuve siempre una sonrisa, sabía que en algún momento, todo ese dolor se iría si tan sólo esperaba con motivación ese algo que necesitaba...

Quién diría que con sólo verte, mi corazón lateria con fuerza y sin detenimiento, que mis ojos se llenaran de alegría y sólo anhelara estar contigo.

Desde ese instante comprendí, que tú eras ese todo que mi corazón deseaba. Curaste todas las heridas de mi alma.

Te admiro cómo mujer, cómo médico y cómo novia,  no puedo ser más afortunado, me enamora tus defectos y fortalezas, tus locuras y seriedad, toda tú eres ese sueño que tanto mi corazón pedía a gritos, agradezco al cielo una y mil veces de haberte conocido.

No sabes cuánto quisiera no soltarte, pasar el resto de mi vida a tú lado. Lamento no poder llevarte al altar cómo tanto querías, ni que pudiéramos estar juntos al momento de graduarnos, pero sabes, a veces se sacrifican sueños por un bien mayor y cosas importantes, y ese algo importante eres tú, mi hermosa bruja.

No llores por favor, debes ser fuerte, la guerrera que siempre demostraste ser, debes seguir y lograr lo que siempre con entusiasmo me contabas, sé que es difícil pero debes recordar que tú puedes con todo y no importa lo que pasé yo estaré contigo, siempre.

Quizás en otra vida nuestro final sea diferente, quizás en otro mundo tú y yo estaremos destinados a vivir felices hasta ser ancianos. Pero está vez me toca esperarte del otro lado, y cómo antiguamente fue, volveré a esperarte con esa gran sonrisa y motivación, te esperaré con ansias sin importar cuántos años pasen, porque tú siempre fuiste mi sueño.

Con cariño:
Robert Carter

Pd: Dile a los chicos que los adoro, que son los mejores amigos del mundo.


Lily terminó de leer la carta, abrazandola con fuerza, intentando no llorar, negaba con la cabeza una y otra vez con rudeza, pero al final, soltando un grito ahogado, lleno de dolor, sin querer creer lo que había leído, dejó salir todo el sufrimiento qué sentía, olvidando por completo el último deseo pedido.

—¡Robert!—gritaba—¡Idiota!, ¡Quiero estar contigo!, ¡No podré sola!, ¡No quiero, no puedo seguir!, ¡Y no tienes idea de lo horrible qué es ¿verdad?!—gritó hasta que su voz se quebró lentamente—dime que es mentira, que es una de tus bromas. Por favor, te necesito.

Aunque estaba sola en ese momento, sintió algo extraño, poco a poco logró calmarse, sintiendo la misma seguridad, tranquilidad y consuelo que  Robert con mucho cariño le daba.

—¿Será cierto que estarás conmigo?—preguntó sintiendo un escalofrío y calmando su llanto—Qué necio, siempre hacías lo que querías y lo que te hacía feliz, honestamente te extrañaré cada día.

Realmente el amor puede curar heridas.

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