London (9)🏎

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No puede evitar su cara de decepción al verme bajar las escaleras de mi departamento.

-¡Buuu! Te dije que no trajeras ropa.- dice tomando mi maleta y metiéndola en su auto.- Hola, princesa.- me saluda con un beso tierno que se siente tan cálido y familiar que se me olvida por completo que estamos en la vía pública, pero él parece entenderlo cuando me separo abruptamente.

-Hola, Chili. ¿Cómo estás?

-Mejor ya que te tengo aquí.- dice poniendo su mano sobre mi pierna, sonriendo.- ¿Lista? Pedí un jet solo para nosotros.

-¿Solo los dos?

-Bueno, y el piloto, porque no sé manejar aviones. Pero es un jet pequeño, nada extravagante.- agrega luego de verme algo nerviosa. Si no fui con Charles fue también para alejarnos de las personas que pudieran vernos. No quiero que piense algo diferente.

-Bueno, vámonos ya. Estoy emocionada porque cocines todo el fin de semana.

-Sí, sí. Te va a encantar.

(...)

En el jet nos saluda con una sonrisa el copiloto, la sobrecargo y el piloto. Okay, solo tres personas, puedo vivir con eso. Además, Carlos me dijo que la discreción en este tipo de vuelos es obligatoria, entonces confío en que no se va a filtrar una foto o algo por el estilo. "Tienen un contrato", había dicho. Entonces decido creerle.

La chica nos sirve champaña espumosa en las copas frente a nosotros, y Carlos me sonríe cuando le doy un trago.

-Relájate, ¿sí? ¿Por qué estás tan nerviosa?

-Porque no quiero que nadie nos vea.

-Auch.- dice con falsa molestia.

-No es por eso, lo sabes.

-Sí... pero por eso estamos en un jet, literalmente nadie nos está mirando. Ya te dije que ellos no van a decir nada, legalmente no pueden hacerlo. Relájate, ¿okay?.- le digo que sí, pero mi respuesta fue vaga y corta, incluso para él.- O tal vez quieres que te relaje yo...- dice luego de no verme tan convencida, lo que me hace voltear a su dirección, viéndolo dar pequeños golpecitos sobre su regazo.- Ven aquí.

Carlos te intimida antes de transmitirte toda la confianza que necesitas para convencerte de que las cosas estarán bien. Me siento sobre sus piernas, y él entrelaza sus manos sobre mi abdomen, rodeando mi cintura.

-Necesito que disfrutes estos días tanto como yo, ¿sí? Si te sientes más segura podemos no salir de mi departamento, pedir comida a domicilio, o salir al cine o algo privado, lo que tú quieras está bien por mí.

¿Qué hice para merecerlo? A los dos.

-No, no. Voy a estar bien, no pasa nada, de verdad.

-Cool...- sus manos se asentaron en el interior de mis muslos, y no perdió el tiempo para deslizar sus dedos en mi intimidad, no sin antes cerciorarse de jugar con el borde de mi ropa interior.- Excelente idea usar falda hoy.

-Carlos...

-¿Ya no soy papi? Me llamaste así la última vez que estuvimos juntos, y supuse...

-Sigue haciéndolo.- lo interrumpo guiando su mano más cerca de mí.

Algo me pasa con estos chicos que pierdo todo sentido de lógica y decencia. ¿Cómo pudo Carlos erradicar los nervios de mi cuerpo solo con tocarme? No tengo idea, pero aquí estamos, con sus dedos follándome mientras estoy sentada sobre él en un jet privado, de camino a pasar todo un fin de semana juntos por primera vez.

La sobrecargo está en la cabina, entonces estamos los dos solos. Y Carlos se muestra tan despreocupado al estarme masturbando, como si no fuera nada. Mis manos sobre sus brazos buscando algo de soporte, aunque sea inútil, porque eso parece excitarlo.

16 • 55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora