• 16 • (What If)

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What if...

Anya hubiera elegido a Charles

***

"It's always been you"

***

Fue lo correcto por hacer. Conocí a Charles primero, tiene sentido que me quedara con él. No miento cuando dije que esto había sido tremendamente complicado, pero realmente había estado dispuesta a hacerlo, a no haberme quedado con ninguno de los dos. A dejarnos ir. Lo habría hecho todo por ellos, porque siempre fueron mi prioridad, y prefería vivir dejándolos a los dos antes de tener que lastimar a uno.

Pero siempre fue Charles. Lo supe desde el primer momento que hablé con él. Lo sentí en mi corazón cuando sus ojos verdes se aferraron a los míos, porque recuerdo pensar que era una tonalidad que jamás había visto antes. Me enamoró incluso antes de hacerme correr, y eso es decir demasiado tomando en cuenta de que nos acostamos el mismo día que nos conocimos.

Carlos no se lo había tomado muy bien al principio. Dijo que lo veía venir, y que nunca pude verlos en igualdad de condiciones porque siempre estuve enamorada de Charles únicamente, y que él solo era alguien con quien me gustaba acostarme nada más.

Pero no podría estar más equivocado. No miento cuando dije que mi relación, amor y compromiso son iguales para los dos, pero al momento de tomar una decisión, esta resultó la más adecuada. Claro que lo ideal hubiera sido continuar los tres, pero el mundo no está listo para eso. Y con ello me refiero a este deporte. Todos lo sabíamos. No iba a permitir que tiraran sus carreras por la borda intentando sobrevivir al escándalo, porque yo sabia que la prensa iba a aprovechar cualquier oportunidad para adjudicar algún roce en la pista con nuestra relación. Lo mejor fue decidirme por uno de ellos.

Busqué un empleo fuera de los programas que ofrece mi universidad y me quedé en un pequeño podcast que tiene lugar cada semana en el paddock. Les gusta mi trabajo, la paga es buena, y puedo estar cerca de Charles todos los días, que es lo mejor.

Es la semana del Grand Prix de Mónaco, y Charles y yo habíamos llegado antes para poder disfrutar de la ciudad antes del ajetreo de las carreras.

Las mariposas se adueñan de mi estómago cada vez que me toma de la mano cuando salimos a caminar por la plaza, o cuando me lleva de compras al gran centro comercial. Al principio le había dicho que me llevara a las afueras de Mónaco para eso, porque hay más variedad de tiendas, y en su ciudad natal todas son marcas famosas (y ridículamente costosas), pero me miró como si estuviera diciéndole un chiste, asegurando que el pagaría por todo.

No se lo permití, por supuesto. Pero me encantó que tuviera la iniciativa para proponerlo en primer lugar. Y es que algo tiene Charles que hace que lo imposible parezca lo más sencillo del mundo. Como esa vez que le dije que no podría ir y regresar a tiempo para visitar a mi mamá por su cumpleaños, así que me envió su jet. Y en un arranque de ternura desenfrenada, le pedí que viniera conmigo.

Jamás podría olvidar su sonrisa. Nunca me había presionado para hacer nada, pero yo sé lo mucho que significaba para él conocer a mi familia, sobretodo tomando en cuenta que yo ya conocía y estaba más que familiarizada con su mundo: lo había conocido en su trabajo, viajamos en sus aviones, vacacionamos en su barco, cenamos con su familia y salimos con sus amigos, pero él no conoce nada del mío más allá de mi trabajo y a mi mejor amiga. Fuera de eso es un mundo en blanco, pero que estaba dispuesta a llenar.

16 • 55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora