Desires (13)🏎

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Dijeron que yo mandaba esta vez, que harían lo que yo quisiera, pero eso no les impidió tocarme a su antojo en el camino a mi hotel. Carlos iba manejando, y todo el trayecto se pasó con una de sus manos sobre mi muslo, subiendo y bajando, colándose en mi ropa interior y dibujando círculos encima de mi núcleo sensible, formando una mancha de humedad que me es difícil ignorar.

Charles, por su parte, en el asiento de atrás, pasa sus manos a los lados, atrapando mis pechos, bajando mi blusa para dejarlos al descubierto y poder masturbarlos a su antojo. Siempre lo hace de la misma forma; atrapando mis pezones entre sus dedos y tirando de ellos gentilmente. Me gusta mucho que lo haga, así como me encanta sentir la dominancia de Carlos cuando, en los semáforos en rojo, se inclina sobre mí para besarme, teniendo especial cuidado en tomarme de la base del cuello para hacerlo.

No pueden evitar ser competitivos, y no pueden evitar romper su promesa, pero les permito que lo hagan, porque estoy segura de que van a rechistar con lo que voy a pedirles.

Ya no estoy molesta con ellos. Que hayan propuesto esto para que los perdonara me es más que suficiente, pero de igual forma voy a sacarle provecho.

Ninguno se contiene al besarme en cuanto las puertas del elevador se cierran. Carlos dirige mi mano a su polla, no tuvo que decirme nada para entender qué es lo que quería. Me deslizo debajo de su pantalón, arrebatándole un gemido en cuanto tengo contacto con su longitud y comienzo a estimularlo de arriba a abajo. Me gusta lo que puedo lograr en él. En ellos. Charles se pone delante de mí. Sus labios atrapando los míos, sus manos aferrándose a mi cintura mientras usa su rodilla para ejercer presión en mi centro. Me doy cuenta de que particularmente pone mi placer por encima del suyo. Interesante.

Estoy segura de que no tendrían problema con tomarme en este preciso momento, pero las puertas se abren en mi piso, y supe que la verdadera diversión comenzaría en breve.

Siento las manos de Carlos en mi trasero mientras me apresuro a abrir la puerta. Y captura mis labios con los suyos en cuanto entramos.

Okay, es mi turno ahora.

Me planto frente a la cama, viéndolos de frente. Ambos chicos esperando por mis indicaciones, ansiosos y excitados por el preámbulo que venimos arrastrando desde que nos subimos al auto.

-Desvístanme.- veo que los toma un poco por sorpresa, tal vez porque no esperaban que así comenzara nuestra sesión de hoy, pero de igual forma se acercan a mí y proceden a quitarme la ropa.

Charles toma el dobladillo de mi blusa y se encarga de hacerme sentir sus nudillos contra mi piel conforme la sube para quitármela por completo, permitiéndome sentir el frío de sus accesorios. Carlos, por su parte, se hinca en una rodilla frente a mí, tomándose su tiempo para desabotonar mi falda y luego tomarla de forma gentil para deslizarla por mis piernas. Luego procede a hacer lo mismo con mis bragas, no sin antes dejar un beso sobre mi centro cubierto. Siempre hace eso. Me agrada. Las baja con toda la calma del mundo. Qué bonito, casi no se le nota que está desesperado por tenerme jadeando su nombre.

Una vez que estoy completamente desnuda frente a ellos, me acuesto sobre la cama, recargándome contra la cabecera. Separo un poco mis piernas, descansando mis brazos sobre mis rodillas, y veo que la reacción es la misma en ambos pilotos.

-¿Qué esperan?

Sonríen ampliamente antes de apresurarse a quitarse la ropa. Verlos hacer eso me hipnotiza cada vez. Sus cuerpos atléticos batallando por deshacerse de sus playeras es algo que podría ver todos los días de mi vida.

Hacen el intento por acercarse, pero los detengo, porque una idea se asentó en mi mente desde que me propusieron esto en primer lugar. Algo tan simple, pero al mismo tiempo tan excitante que podrían darme solo eso hoy y yo estaría más que feliz y satisfecha. Aunque no les diría que me conformo con tan poco.

16 • 55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora