Encrucijada

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Ayame se levantó al día siguiente con una sensación de pesadez en el pecho. La noche anterior no había logrado conciliar el sueño. Al llegar a casa la habían estado esperando los líderes de su clan para explicarle los detalles del plan, y todo le parecía turbio y perturbador. 

El plan implicaba enviar a los tres estudiantes de Gojo a enfrentar una maldición especial, una amenaza que estaba más allá de las habilidades de estos chicos. Y el papel de Ayame en todo esto le provocaba nauseas: debía estar allí, observando desde la distancia, para asegurarse de que Itadori muriera a toda costa. 

"Observar y no intervenir a menos que sea necesario"  — pensó Ayame tratando de mantener la calma.

Si la maldición por alguna razón no mataba a Itadori ella debía hacerlo sin llamar la atención de nadie. Era un plan macabro y una muestra de cómo los líderes del clan estaban dispuestos a jugar con la vida de tres jóvenes sin remordimiento alguno. Aún si se consideraba a Itadori como un peligro, poner en riesgo la vida de dos estudiantes inocentes como Megumi y Nobara era inaceptable. 

"No tengo opción, es el peso de ser la siguiente líder del clan..." —  Ayame trató de convencerse a sí misma. 

Mientras se preparaba para el día, no podía evitar pensar en cómo se sentiría Gojo si además de Itadori, sus otros dos alumnos murieran también en esa peligrosa misión. 

"Observar y no intervenir, observar y no intervenir, observar y no intervenir... "  — se siguió repitiendo. 

Recordó la forma en la que Gojo había pedido su ayuda para proteger a Itadori. Aunque su relación con él era complicada, no deseaba que el peliblanco sufriera. Ella sabía que probablemente era tonta por pensar esto, pero al verlo preocuparse por Itadori había visto destellos de la persona que alguna vez amó hace mucho tiempo. Vió un atisbo de vulnerabilidad en Gojo, una muestra de que debajo de su fachada segura y egocéntrica, también había un lado humano. 

Durante todos estos años, ella había tratado de pintar a Gojo como un simple idiota narcisista en su mente, fue una forma de protegerse a sí misma del dolor de su ruptura. La verdad, incluso ahora, para Ayame habría sido más fácil seguir pensando en él de esa forma... 

"Maldito imbécil, no puede ser que siga jugando con mi cabeza de esta manera"  — se dijo a si misma. 

Los recuerdos comenzaron a inundar su mente, retrocediendo en el tiempo hasta el día en el que sintió algo por Gojo por primera vez. 


━━━━━Pasado (2005)━━━━━


Ayame había establecido una amistad cercana con Geto debido a su personalidad afable y su disposición a ayudar a los demás. Sin embargo, juntarse con Geto significaba que Gojo siempre estaba presente. 

En un principio, Ayame y Gojo apenas cruzaban palabras. Sus personalidades chocaban constantemente: Ayame con su perfeccionismo y extrema responsabilidad, y Gojo con su arrogancia y seguridad en sí mismo. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, sus interacciones se volvieron más frecuentes y, en ocasiones, incluso amigables.

Geto actuaba como un puente entre ellos, por lo cual, el día que el pelinegro tuvo que viajar por una semana debido a una misión a solas fuera de la ciudad, Ayame pensó que finalmente tendría un descanso de Gojo también. 

Entre ayer y hoy (Satoru Gojo x Lectora / Kento Nanami x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora