Las horas avanzaban, las botellas vacías se acumulaban, y Ayame y Gojo comenzaron a sentirse más cercanos de lo que habían estado en mucho tiempo. Se dieron cuenta de cuánto habían extrañado esa cercanía, compartir risas y charlas profundas como solían hacerlo años atrás.
A medida que avanzaba la noche y el alcohol hacía su efecto en Gojo, este comenzó a sentirse mareado. Rompió el silencio con una confesión que tal vez nunca hubiera hecho sobrio. Mirando a Ayame con ojos entrecerrados por el alcohol, dijo con sinceridad:
— Ayame, hay algo que necesito confesarte... La verdadera razón por la que terminé contigo todos esos años atrás...
Ayame, que se encontraba mucho más mareada de lo que imaginaba, estalló en risas ante las palabras de Gojo, mientras negaba con la cabeza.
— Sa-toru.., estamos teniendo una noche divertida, no lo arruines — balbuceó como pudo.
Gojo insistió con una expresión decidida en su rostro.
— No, en serio, Ayame... — hizo una pausa, tratando de enfocarse en sus palabras a pesar del mareo — La razón...
Ayame interrumpió a Gojo colocando su dedo índice en los labios del chico y emitiendo un sonoro "Shhhh". Su risa continuó mientras lo miraba con ojos vidriosos.
Gojo estalló en carcajadas ante la reacción de Ayame, y en medio de esa atmósfera distendida, tomó la mano que ella había utilizado para callarlo y entrelazó sus dedos con los de ella. Sin embargo, pronto, en medio de la risa, se arrepintió y soltó su mano, mirando hacia otro lado como si de repente se hubiera dado cuenta de lo que había hecho.
La sorpresa se reflejó en los ojos de Ayame ante el acto de Gojo. Ella sabía que si hubiera estado sobria, probablemente le habría dado una cachetada por atreverse a cruzar esa línea. Sin embargo, el alcohol estaba haciendo efecto en ella, y no podía evitar sentir un deseo creciente, una chispa de algo que había estado dormido durante mucho tiempo. La tensión en la habitación se volvió palpable mientras sus miradas se encontraban.
Ayame se acercó más a Gojo, lo miró con una expresión desafiante en los ojos y murmuró con una sonrisa sugerente:
— ¿Desde cuando eres tan tímido, Satoru?
— No soy tímido, Ayame... —murmuró el peliblanco mientras sentía cómo la distancia entre ellos se acortaba aún más. La atracción y el deseo estaban ahí, evidentes en el aire cargado de la habitación. Gojo sintió un fuerte impulso, pero la razón y el sentido común prevalecieron a pesar del efecto del alcohol. Sabía que no era el momento adecuado, no con Ayame en ese estado y sin haberle dado la explicación que merecía. Dio un paso atrás, tomando distancia, y volvió a su expresión despreocupada y su tono de voz habitual.
— Creo que deberías descansar un poco, Zenin. —dijo con una sonrisa ligeramente forzada que intentaba ocultar su frustración y deseo.
Ayame no entendía la reacción de Gojo, y el alcohol la hacía menos propensa a escuchar la razón. Decidió probar una vez más y, con un coqueteo notorio, se puso de pie y cerró el espacio entre ellos. Su andar era un poco tambaleante debido a la ebriedad mientras se acercaba a Gojo. Con las manos temblorosas, posó sus dedos en el cuello del peliblanco, acercándose aún más a él. La tensión en la habitación seguía en aumento, y ambos eran conscientes de la atracción que los consumía. La atmósfera se llenó de una intensa anticipación mientras sus rostros quedaban a centímetros de distancia, sus labios a punto de tocarse en un beso que parecía inevitable.
— Satoru, no hay necesidad de resistirse... lo deseas tanto como yo. Esta noche... no significará nada más. —Ayame murmuró mientras jugaba con el cabello de Gojo, su voz ligeramente ronca por el alcohol.
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Entre ayer y hoy (Satoru Gojo x Lectora / Kento Nanami x Lectora)
RomanceAyame Zenin solo recuerda una cosa de sus años de secundaria: a Satoru Gojo, el bastardo que le rompió el corazón y la razón por la cual dejó su hogar. Después de diez largos años, ella regresa a Japón con una misión secreta que le impone su clan. S...