Cuando Ayame Zenin aterrizó en su tierra natal, después de una década de ausencia, muchas emociones encontradas la invadieron; la excitación del regreso se mezclaba con la inquietante sorpresa de que nadie la esperaba en el aeropuerto. Se sintió como un espectro volviendo a un lugar que alguna vez había llamado hogar.
Así que los viejos verdaderamente no mandaron a nadie a recogerme, deben estar realmente enojados — pensó mientras se preparaba mentalmente para enfrentar a su familia.
Las calles conocidas la llevaron al clan Zenin, pero la casa parecía envuelta en un silencio inquietante. Las puertas que había imaginado que se abrirían con entusiasmo permanecían cerradas. Tenía sentido, dentro del clan no existía realmente nadie que se preocupase por ella, o que la viera como una persona siquiera, sus padres habían muerto cuando ella tenía dos años, así que no los recordaba; después de eso pasó a estar en el cuidado de los ancianos del clan, quienes solo la veían como una potencial arma. Con un nudo en el estómago, cruzó el umbral de la casa Zenin.
Entró como si no hubiera pasado el tiempo, el eco de sus pasos resonó en los pasillos que alguna vez fueron testigos de su infancia y adolescencia. Cuando llegó a su antigua habitación, el corazón le latió con un extraño temor. Pero la escena que se desplegó ante ella era como una visión del pasado. Nada había cambiado. La cama, los estantes, los detalles minuciosos, todo permanecía en su lugar.
Con que dejaron todo tal como estaba el día que me fui... — pensó amargamente.
Se dejó caer en la cama, sintiendo cómo la familiaridad del espacio se aferraba a ella como un abrazo nostálgico. Y fue entonces que empezó a recordar un momento que había deseado olvidar, un recuerdo de una de las últimas veces que habían compartido aquel cuarto, en un día de verano cálido. Habían estado tumbados en la cama, dejando que sus palabras fluyeran en medio de risas y complicidad.
Ayame cerró los ojos y pudo escuchar sus voces como si estuvieran a su lado, como si el tiempo hubiera retrocedido.
— ¿Crees que el futuro será tan emocionante como esperamos? — preguntó Ayame, sus ojos reflejando un brillo esperanzador.
— ¡Por supuesto! Pero depende de nosotros hacerlo emocionante, ¿no crees? — Gojo se rió suavemente, una sonrisa traviesa curvando sus labios.
—¿Oh, sí? ¿Y cómo propones que hagamos eso? — Ella rió, una risa contagiosa que llenó la habitación.
— Oh, tengo algunas ideas, pero tendrás que esperar y ver. Nunca subestimes mi capacidad para añadir un toque de emoción a cualquier situación. — Gojo se acercó, su mirada traviesa.
— Eres incorregible, ¿sabes? — Las mejillas de Ayame se tiñeron de un ligero rubor mientras lo miraba
— Algunos podrían decir que soy un encanto irresistible... — Gojo se encogió de hombros con una sonrisa pícara.
— Oh, por favor, no empieces con eso. — Ella rodó los ojos con fingida exasperación.
Gojo se rió, un sonido que hizo eco en su recuerdo.
— Lo siento, no puedo evitarlo. Pero en serio, el futuro con nosotros dos juntos... promete ser un viaje emocionante. ¿No crees? — dijo levantando la ceja y mirando sus labios con deseo.
Ayame no pudo evitar sonreír ante su coqueteo descarado.
— Y sigues coqueteando como siempre... — dijo, pretendiendo estar irritada.
Gojo se encogió de hombros con una sonrisa pícara.
— ¿Qué puedo decir? No puedo evitarlo. Pero una cosa es segura: estaré a tu lado siempre. Y no, no estoy coqueteando, ¡es una promesa!
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Entre ayer y hoy (Satoru Gojo x Lectora / Kento Nanami x Lectora)
RomanceAyame Zenin solo recuerda una cosa de sus años de secundaria: a Satoru Gojo, el bastardo que le rompió el corazón y la razón por la cual dejó su hogar. Después de diez largos años, ella regresa a Japón con una misión secreta que le impone su clan. S...