Ayame se mantuvo oculta, vigilando cada movimiento de Fushiguro, Kugisaki y sobretodo de Itadori. Desde su posición, la cual le permitía observar sin ser detectada, pudo notar la tensión en el ambiente mientras los estudiantes escaneaban el lugar, un viejo reformatorio.
La situación toma un giro alarmante cuando Nobara es abruptamente succionada por el suelo, atrapada en un ataque sorpresa de la maldición de categoría especial que los acechaba.
Itadori y Fushiguro quedan atónitos ante la aparición de la maldición de alto nivel y la desaparición de su amiga. Ayame siente una mezcla de impotencia y desesperación al ver la situación de los estudiantes. En su mente, solo puede pensar: "Escapen, por favor...". Sin embargo, sabe que no puede intervenir directamente, a menos que la maldición falle en matar a Itadori.
Su sorpresa aumenta cuando ve que Fushiguro, en lugar de quedarse junto a Itadori, decide ir en busca de Nobara. En su mente, se desatan una serie de pensamientos contradictorios.
Por un lado, se pregunta si Itadori está sacrificándose en un acto de bondad para permitir que sus compañeros escapen con vida. Si ese fuera el caso, entonces el niño no debería ser considerado una amenaza, por el contrario, sería uno de los mayores actos de humanidad que Ayame ha presenciado.
Por otro lado, considera que esta situación podría ser la oportunidad perfecta para dejar que Itadori se enfrente a su destino, ya que está aislado del resto y podría ser eliminado por la maldición.
Es un dilema moral y ético que atormenta a Ayame mientras contempla sus opciones. Finalmente, la preocupación por la vida de los jóvenes y su propia conciencia pesan más que cualquier dilema moral y orden de su clan. Sabe que dejar a Itadori solo ante la maldición sería cruel e injusto. Su deber como hechicera y su humanidad la impulsan a actuar mientras se dirige hacia a Itadori con la intención de ayudarlo.
Sin embargo, cuando llega al lado del chico, se encuentra con una escena aterradora: Sukuna ha tomado el control completo del cuerpo de Itadori y la mira con una expresión siniestra en el rostro.
El corazón de Ayame se acelera, sabe que enfrentar al Rey de las Maldiciones no sería una tarea sencilla, aunque por lo menos este no tiene todo su poder. Antes de que pueda actuar, Sukuna dirige su mirada hacia la maldición de categoría especial que está junto a ellos. En un abrir y cerrar de ojos, Sukuna mata fácilmente a la maldición de categoría especial, arrancando el dedo que esta poseía. Lo observa con satisfacción mientras se lo lleva a la boca y lo devora con avidez.
Ayame queda paralizada ante la brutal demostración de poder de Sukuna. Cuando finalmente este dirige su mirada hacia ella, su sonrisa maliciosa se intensifica.
— ¿Qué tenemos aquí? — dijo Sukuna con una voz llena de burla. — La verdad pensaba divertirme un poco más con mi amigo de "categoría especial", pero el juguete que tengo delante mío es más interesante.
Antes de que Ayame pudiera responder, Sukuna actuó con una rapidez aterradora y arrancó el corazón del cuerpo de Itadori, asegurando que el joven no pudiera cambiar con él.
Ayame, con los ojos llenos de furia contenida, miró fijamente a Sukuna mientras este se burlaba. — No eres más que un monstruo despreciable, Sukuna. Tu diversión se acabará aquí.
Sin embargo, Sukuna parecía disfrutar de la confrontación. Se rió con desdén mientras observaba a Ayame. — Oh, estás llena de valentía, ¿verdad? Veamos cuánto te dura...
En ese momento, Sukuna lanzó un ataque devastador hacia Ayame, quien apenas lo logró esquivar con un veloz movimiento, quedando algo herida en el abdomen.
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Entre ayer y hoy (Satoru Gojo x Lectora / Kento Nanami x Lectora)
RomansaAyame Zenin solo recuerda una cosa de sus años de secundaria: a Satoru Gojo, el bastardo que le rompió el corazón y la razón por la cual dejó su hogar. Después de diez largos años, ella regresa a Japón con una misión secreta que le impone su clan. S...