Ayame se paró frente al espejo, ajustándose los aretes con manos temblorosas. Por alguna razón, se sentía nerviosa ante la perspectiva de almorzar con Nanami. Intentó tranquilizarse.
"No seas idiota", se regañó a sí misma en voz baja, "has almorzado con Nanami cientos de veces antes. Es solo eso, un almuerzo."
Sin embargo, no podía sacarse de la mente las cartas que Nanami le había entregado. Anoche, al llegar a casa, se había desvelado leyendo cada una de ellas.
"Maldita sea, ¿por qué me afecta tanto?" se recriminó internamente mientras se observaba en el espejo, buscando un indicio de calma en su propia mirada.
Ayame se encontraba en medio de una confusión emocional que no podía entender del todo. No entendía por qué las cartas de Nanami y la idea de almorzar con él tenían ese efecto en ella. Después de todo, era su amigo cercano desde hace años.
Era frustrante que justo ahora surjan esos sentimientos que no sabía cómo manejar.
La chica salió de la casa de Gojo y se dirigió al restaurante donde se encontraría con Nanami. Mientras caminaba por las calles, intentaba calmar su mente, que seguía llena de pensamientos confusos.
Al entrar al restaurante, Ayame sintió una pizca de decepción al darse cuenta de que Nanami no estaba solo, se encontraba sentado al frente de un joven de cabello palo-rosa desordenado, Itadori.
"Por supuesto que no era una cita" pensó, sintiéndose aliviada al mismo tiempo.
Los ojos llenos de vida del chico se posaron en Ayame y no dudó en saludarla haciendo un gesto con la mano.
— ¡¡Ayame!! ¡¡Estamos sentados aquí!! — gritó el chico perturbando la paz de las personas que se encontraban comiendo tranquilamente.
Ayame caminó hacia la mesa, sintiéndose algo incómoda por la atención que estaban atrayendo. Saludó a Nanami con un gesto de la mano y se acomodó en el asiento vacío a su lado. La presencia de Itadori, tan energética y amigable como de costumbre, aligeró un poco el ambiente y ayudó a dispersar el nerviosismo inicial.
— Nanamin, cuando dijiste que una amiga tuya almorzaría con nosotros no sabía que sería Ayame. ¿Ustedes se conocían? — preguntó inocentemente el chico, tomando un mordisco del sandwich que tenía frente a él.
— ¿Nanamin? — Ayame explotó de la risa ante el ridículo apodo que le había puesto Itadori a Nanami.
— Es una larga historia... — respondió el rubio de manera calmada, luego volteó la vista hacia Itadori — Te dije que no me llames así — su mirada tranquila revelaba un dejo de irritación por el apodo.
Itadori alzó las manos haciendo una señal de rendición. Nanami volteó a ver a Ayame.
— Perdón Zenin, tuve que traerlo.
— No sabía que trabajabas de niñero — se burló Ayame con una sonrisa pícara.
— No es mi niñero, Nanamin me está ayudando a entrenar — interrumpió Itadori con una sonrisa inocente — entonces ¿cómo se conocen ustedes dos?
— Fuimos compañeros en la secundaria — respondió Nanami con un tono desinteresado.
— Ohhhh — murmuró el chico de cabello palo-rosa —pensé que Ayame había sido compañera de Gojo sensei, ya sabes... porque solían salir y todo eso.
El comentario de Itadori dejó a Ayame completamente en shock, y casi escupe el agua que estaba bebiendo. No se esperaba que un estudiante supiera acerca de su relación pasada con Gojo, y mucho menos que se lo mencionaran en medio de un almuerzo.
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Entre ayer y hoy (Satoru Gojo x Lectora / Kento Nanami x Lectora)
RomanceAyame Zenin solo recuerda una cosa de sus años de secundaria: a Satoru Gojo, el bastardo que le rompió el corazón y la razón por la cual dejó su hogar. Después de diez largos años, ella regresa a Japón con una misión secreta que le impone su clan. S...