Rey de mi corazón | IruAzz (traducciónEs)

Capítulo 29: La calma antes de la tormenta

Cuando Iruma y Alice atravesaron las hermosas puertas, adornadas con delicadas curvas y el símbolo de la familia Asmodeus, fueron recibidos por la encantadora vista del Jardín Floral de Alice. El camino que se extendía ante ellos estaba pavimentado con piedras rosas, que reflejaban el vibrante tono del pelo de Alice. Parecía como si el propio jardín hubiera sido diseñado para reflejar la belleza única de Alice.

A lo largo del camino había arbustos de flores extrañas y cautivadoras, al menos en el mundo de las tinieblas, cada una de las cuales ostentaba un derroche de colores que bailaban en armonía. Estas flores parecían desafiar las normas de la naturaleza, combinando tonalidades llamativas y armoniosas. Eran un verdadero testimonio de la visión artística de Iruma y de su profundo conocimiento de los gustos eclécticos de Alice.

A la izquierda del camino, una pequeña colina se elevaba suavemente, adornada con grupos de pequeños árboles. Entre ellos destacaba un gran árbol, cubierto de delicadas flores rosas. Era una reminiscencia del famoso árbol de sakura que Iruma había hecho en su escuela, un símbolo de su unión y del amor que compartían. La presencia de este árbol de sakura más pequeño en el jardín decía mucho de la atención que Iruma prestaba a los detalles y de su deseo de crear un santuario que tuviera un profundo significado personal para Alice.

Siguiendo el camino, se transformó en un puente que cruzaba un pequeño lago formado por una cascada cercana. El sonido del agua cayendo por las rocas creaba una melodía relajante que llenaba el aire. Al otro lado del lago, la impresionante belleza del jardín seguía desplegándose.

Allí, en medio de una abundancia de flores y árboles, se erguía un hipnotizante árbol de sakura. Aunque era más pequeño que el de la escuela, tenía el mismo peso simbólico. Sus flores llenaban el aire de delicadas fragancias, transportando a Alice a un lugar de tranquilidad y serenidad. Cerca de allí, un pequeño cenador blanco era el testimonio de su amor y ofrecía un lugar protegido para momentos íntimos y conversaciones tranquilas.

Todos los elementos del jardín habían sido cuidadosamente elegidos y colocados. El amor de Iruma por Alice era evidente en el simbolismo entretejido por todo el paisaje. A la izquierda del camino, un arbusto de camelias rojas representaba la profundidad de su amor, mientras que las camelias rosas simbolizaban el anhelo de Alice por Iruma. A la derecha, la lavanda azul significaba su fidelidad, mientras que la lavanda amarilla representaba el refinamiento y la elegancia que encontraban el uno en el otro. El aroma de la lavanda añadía un toque etéreo, realzando la experiencia sensorial del jardín.

Al otro lado del puente, un crisantemo blanco florecía con gracia, simbolizando la lealtad y su amor devoto. Junto al comedor, los crisantemos rojos destilaban una intensa pasión, una ardiente declaración de las emociones compartidas entre Iruma y Alice.

A cada paso, Alice sentía el profundo amor y la atención que Iruma había puesto en la creación de este jardín. Las flores meticulosamente elegidas y sus significados reflejaban la profundidad de su conexión. Era un santuario que abrazaba su historia común, simbolizaba su afecto actual y encerraba la promesa de un hermoso futuro juntos.

Mientras Alice se encontraba en medio de la belleza del jardín, rodeada de las obras maestras de la naturaleza y de los gestos sinceros de Iruma, no pudo evitar sentirse abrumado por una sensación de amor, gratitud y renovación de su vínculo. Era un lugar donde su relación florecía, florecía y prosperaba, un testimonio del poder duradero de su amor.

Iruma y Alice se acomodaron en el acogedor abrazo del comedor blanco, rodeadas de la vibrante belleza del jardín. Empezaron a desempaquetar su almuerzo, un delicioso surtido de bocadillos, frutas y pasteles que Iruma había preparado con mucho cariño. Bueno, que Opera había preparado a petición de su hijo. El aire se llenó del dulce aroma de las flores, creando una atmósfera mágica para su íntima conversación.

—Me alegro mucho de que te guste el jardín, Alice —sonrió Iruma a su compañero, la adoración clara en sus ojos.

—¡Iruma, es más que impresionante! —Alice sonrió, admirando el entorno. —Cada detalle, cada flor... Has capturado mi corazón una vez más. No puedo expresar lo mucho que significa para mí—.

—Te mereces el mundo, Alice —le dijo Iruma, haciendo que Alice se sonrojara ante la atención de su amado. —Este jardín es mi forma de mostrarte sólo una fracción del amor y la admiración que siento por ti. Cada flor, cada sendero, todo es un reflejo de nuestro viaje juntos —.

Alice tocó el pétalo de una delicada flor y suspiró. —Estas flores... tienen tanto significado. Las camelias para el amor y la nostalgia, la lavanda para la fidelidad y el refinamiento, los crisantemos para la lealtad y la pasión... Has creado un jardín que cuenta nuestra historia —.

—¿Las recuerdas todas? —se preguntó Iruma, sonrojado.

—Por supuesto que sí —Alice miró a Iruma ofendido. —¡Esta es la declaración de amor de mi amado compañero! ¡¿Cómo no iba a recordar su significado?! —.

—Y yo estoy agradecido cada día por ti, Alice —respondió Iruma con lágrimas de agradecimiento brillando en sus ojos. —Tú me inspiras, y tu felicidad es mi mayor alegría. Este jardín es sólo una pequeña muestra de mi afecto, pero prometo seguir colmándote de amor y creando hermosos recuerdos juntas. —

—Iruma, ya me has hecho el regalo más preciado: tu corazón. Y con él, este jardín ocupa un lugar eterno en el mío —Alice se inclinó para darle un suave beso.

Cuando sus labios se encontraron, rodeados por la belleza y el simbolismo de su jardín santuario, Iruma y Alice encontraron consuelo el uno en los brazos del otro. Su amor, profundizado por la magia del jardín, florece con una fuerza renovada, creando un vínculo que perdurará a través de las estaciones de sus vidas. Especialmente, con la próxima guerra política a la que se enfrentarán.