La Fuerza De Mí Corazón - Victoria y Heriberto (Concluído)

LFDMC 02

Heriberto: Buenas tardes Vicky - hablé acercándome a la cama - ¿mi amor podemos hablar un poco?

Me limpié la cara rápidamente sin levantarme de la cama.

Victoria: Por supuesto mi amor... ¿de qué quieres hablar? - pregunté sin mirarlo... no quería que me viera llorar y finalmente lo descubriera.

Heriberto: ¿Lo que está pasando Victoria? Mi amor ha estado aquí todo este tiempo... intento dar lo mejor de mí... soy tu amigo mucho antes de ser tu esposo... has huido de mí... ha evitado hablar conmigo y sinceramente ya no sé qué más hacer... ¿qué te está pasando? ¿Con los dos? Sea lo que sea, estoy aquí... déjame ayudarte... si es algo que hice, háblame... déjame arreglarlo... simplemente no dejes que ese amor se pierda... te quiero tanto... tengo tanto miedo de perderte - hablé sentado a su lado en la cama - ¿no me amas es eso? ¿Te arrepientes de haberme elegido y no Osvaldo? - pregunté con un nudo en el pecho - dime la verdad.

Me sentí culpable al escuchar cada palabra de él. Heriberto siempre ha sido un verdadero caballero conmigo y siempre me ha hecho sentir, más que especial. Pero después de que comencé a sospechar que estaba enferma nuevamente, decidí alejarme para que él no se diera cuenta de nada. Después de todo, él es médico y con un simple toque, sabría que algo estaba mal.

Victoria: No es nada contigo Heriberto... soy yo... no pienses en esas cosas... te amo mucho y nunca me arrepentí de haberte elegido mi amor... perdóname por haberte alejado, pero es que yo...- lo miré y por muy poco, no lo dejé escapar - he estado muy ocupada con las cosas de la empresa.

Heriberto: ¿Ocupada Victoria? ¿Es esa tu mejor excusa? Cuando llego a casa finges estar dormido... no me deja tocarte... amarte... besarte - respiré hondo - yo... no voy a discutir... como no confía en mí, tal vez confíe en Antonieta o en el padre de su hija... arreglaré mis cosas, trabajaré y no volveré hasta mañana.

Respiré hondo y luego lo miré de nuevo.

Victoria: Piensa lo que quieras Heriberto - hablé levantándome de la cama - y que tengas un buen turno...- hablé en dirección al baño.

Respiré hondo y fui al armario, mi turno comenzaría la noche pero estaba cansado. Arreglé todo lo que iba a necesitar y salí de allí poniendo las cosas en el sofá.

Heriberto: Sinceramente, no sé qué más esperar de ti... de nosotros dos... estoy intentando Victoria... pero solo huyes... ¿lo que sea que piense? ¿Que está bien? - ríe sin voluntad - ¿que es su trabajo? Por favor Victoria... sus hijos están cuidando todo en la empresa, no será con eso que me engañe... solo espero que pienses muy bien en todo lo que está sucediendo y me seas sincera... así como siempre estoy contigo, deseo que sea conmigo... me voy... si necesita sabes dónde encontrarme... espero que esté bien - la miré una vez más y me fue después de recoger mi cosa.

Lo vi salir y bajé por la pared abrazando mis piernas. Miré la puerta, que había cerrado después de salir y lloré. Lloré fuerte y llena de dolor. A pesar de ser una mujer fuerte, estaba desesperada, no quería que nadie lo supiera. No quería ver sus miradas de lástima ni nada de eso. Aunque sabía que Heriberto no sabía nada, sus palabras me lastimaron. Todo lo que quería era estar en sus brazos y saber que todo estaría bien... pero no puedo hacer eso.

Sali de la casa, me subí a mi auto y conduje durante unas horas. Necesitaba enfriarme la cabeza antes de comenzar mi turno. Horas después salía de mis ensoñaciones y me dirigí a mi trabajo diario, al lugar que se estaba convirtiendo en el refugio de mi sufrimiento. Esos dos días fueron un verdadero caos para mí, viví una tremenda tortura. En mi cabeza, no se detenían las diversas teorías de lo que podría estar sucediendo con Victoria.