Carta

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—Bebe, ¿pueden abrir? Debe ser Amelia que acaba de llegar del colegio — gritó Craig desde la planta de arriba.Clyde y Bebe ya se encontraban en la entrada. Miraron a través de la mirilla y confirmaron que era Amelia. Sin dudarlo, abrieron la puerta.

—Buenas tardes, contraseña — dijo Clyde con una sonrisa juguetona a la pequeña rubia.

—Muy gracioso, Tío Clyde. Déjame pasar—Amelia intentó deslizarse a un costado, pero el castaño bloqueó su camino en un acto de complicidad.

—He dicho "contraseña", si no das la contraseña, no pasas.

Bebe se acercó y le dio un golpe suave en la espalda a su esposo.

—Deja de jugar, Clyde. Hola cariño, hace tiempo que no te veíamos—dijo Bebe mientras se aproximaba a Amelia para darle un cálido abrazo.

—Auch, hola Amelia. Tu papá está arriba acomodando todas las cosas que dejó pendientes. Pedimos pizza, por cierto.

—Los extrañé mucho. Tardaron tanto en visitarme que ya incluso entré a la escuela.

—Perdónanos. Ahora nos tendrás más tiempo aquí, ya que vivimos más cerca— agregó Bebe mientras recogía la mochila de Amelia con una sonrisa amigable.

—Wow, son muchas cajas las que sacaron. Papi solo las dejaba guardadas.

—Tu papá es un flojo, Amelia, pero aquí tienes a tu tío Clyde al rescate. Yo abrí todas las cajas y Bebe las inspeccionó.

—Eso puedo verlo, pero les faltaron dos —dijo Amelia mientras se acercaba a las cajas que estaban en el suelo de la sala.La pequeña comenzó a sacar el contenido de una de ellas y encontró chamarras y el chullo azul que le pertenecía a su papá. 

Amelia sostuvo el chullo en sus manos y pudo sentir la suavidad de la tela entre sus dedos.—Wow, este gorro es tan bonito. ¿Era de papá?

—Así es, ese gorro lo llevó puesto tu papá casi toda su vida. En serio, casi nunca se le veía sin él hasta que le empezó a quedar pequeño naturalmente—contestó Bebe a la interrogante con un cierto aire de nostalgia en su voz mientras observaba cómo Amelia sostenía el chullo con admiración.

Amelia dejó el chullo cerca de la caja y se volvió hacia la otra que quedaba en el suelo. La abrió con entusiasmo y encontró una mezcla de objetos más pequeños, como fotografías y pequeñas figuras de coches. Comenzó a sacarlos y examinarlos con curiosidad.

—¡Miren, aquí hay fotos de mi papá cuando era joven! —exclamó Amelia emocionada, mostrando una fotografía de Craig con un aspecto mucho más joven y una sonrisa traviesa en el rostro.

—Craig siempre fue un pillo en su juventud, aprovechaba su cara bonita—bromeó Clyde mientras observaba la fotografía con una sonrisa.

—¡Papi siempre dice que tuvo una juventud muy interesante! —añadió Amelia con una risita.

—¿Qué hacen? —preguntó Craig, quien ya había bajado y veía con detenimiento la escena que se desarrollaba en la sala.

—Hola papá, mira, encontré tu gorro, es bonito —dijo Amelia con entusiasmo mientras volvía a sostener el chullo azul en sus manos.

—Ya no recordaba esa cosa —el pelinegro se acercó a Amelia, tomó el gorro azul y lo observó con detenimiento.

—¿Cómo no lo vas a recordar, Tucker? Literalmente nunca salías sin él —Clyde no pudo resistirse a hacer un comentario, recibiendo un ligero golpe en la cabeza de parte de Craig para que se callara. No quería que su hija pensara que era algo extraño.

Melódico Drama!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora