Solo

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―¿Estás seguro de que esto es lo que quieres? ―preguntó Heidi preocupada mientras tomaba con delicadeza las manos de Tweek.

―No podría estar más seguro, tengo todo listo.

Créanme

―Amigo, esto es muy precipitado y estamos preocupados, en serio, podríamos encontrar la forma de que las cosas vayan con más calma. ―intervino Jason, tomando el hombro del rubio.

―Tranquilos, agradezco mucho que estén aquí...

―Ejem ―dijo del otro lado de la bocina del teléfono Bebe.

―Y por llamada, claro ―rió Tweek―. Pero les prometo, estoy bien. Hice algunos ahorros trabajando en la cafetería, estaré bien.

En serio...

―Tweek, estaremos al pendiente de ti, solo cuídate, llámanos cuando llegues, no olvides nunca estar en contacto. 

―Heidi se abalanzó, dándole un abrazo a Tweek, algunas lágrimas brotaron de sus ojos.

―Te queremos, Tweek, no lo olvides, estamos pendientes, y sabes muy bien que si necesitas algo cuentas conmigo en todo momento, solo contáctame. ―Jason revolvió el cabello del rubio.

―Te llamaré en cuanto llegues, en serio perdón por no estar presente. ―dijo Bebe con la voz entrecortada.

―Los quiero mucho y siempre estaré agradecido de su amistad y apoyo en estos momentos difíciles, estaré bien.

Por favor, créanme

Un anuncio en la bocina indicó que cierto vuelo directo a Los Ángeles debía comenzar a abordar, los amigos sabían que era momento de despedirse de verdad. Entre lágrimas y abrazos, le dieron un último adiós a Tweek, deseándole suerte en su nuevo capítulo. El rubio debía apresurarse si no quería perder aquel viaje. 

En cuanto comenzó a avanzar hacia la puerta de embarque que le daría paso a abordar el avión, supo que ya no habría vuelta atrás. Tweek sintió un peso en el corazón. Esta decisión marcaría un antes y un después en su vida, y cada paso se volvía una carga cada vez más pesada, como si estuviera cargando el peso del mundo sobre sus hombros, presionando cada vez más fuerte.

Los últimos meses habían sido un torbellino de emociones y experiencias que parecían haberlo superado por completo. Se sentía usado, violentado y desilusionado. Recordó cómo su vida solía ser buena y cómo todo se había vuelto un caos, una trágica comedia que no sabía cómo ponerlo en palabras, una total broma del destino.

No supo en qué momento había llegado al avión, ya estaba en su asiento, la verdad ya le daba igual, tenía un buen rato viviendo en automático.

Mientras esperaba que el avión despegara, revisó su celular. Había innumerables llamadas perdidas y mensajes sin leer desde hace unos días.

Algunos mensajes eran de compañeros de la escuela, no podía creer que la mitad de ellos contenían palabras de odio, de verdad se había ganado una reputación mal infundada en el pueblo. Cansado de la hostilidad, pasó de ellos y los archivó sin leer, no necesitaba eso ahora.

Siguió explorando en su bandeja de entrada, se encontró con llamadas y mensajes de su querida ex cuñada. Pobre Tricia, el rubio no podía dejar de pensar en ella. Ambos habían construido una estrecha relación, similar a la de dos hermanos, sin embargo la había echado a perder por completo.

De pronto no podía dejar de reproducirse en su cabeza aquella plática que había tenido con ella un día antes. Le dijo que tenía que tomarse un tiempo de su relación, después de todo era la hermana de su ex novio, de aquel trágico amor que dolía al rojo vivo, sin querer ella estaba siendo una espinita en su corazón y era un constante recordatorio de aquello que no pudo ser.

Melódico Drama!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora