Evento

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Anna esperaba en el aula la llegada de Amelia, pero esta mañana se sentía diferente. Sabía que su amiga había tenido un día difícil ayer, y quería estar allí para reconfortarla adecuadamente. Mientras esperaba, sacó su cuaderno, que normalmente usaba para dibujar, pero hoy no tenía inspiración alguna.

La maestra Maggie notó que Anna parecía afligida y le sugirió que saliera al patio a jugar, ya que sus compañeros estaban llegando y tenía tiempo para disfrutar un poco antes de clases. Aunque le costó un poco decidirse, Anna finalmente aceptó la oferta. Era la primera vez que salía del salón por la mañana sin Amelia, y se sentía extraña sin su amiga a su lado.

Anna caminó por el patio trasero y se acercó a unas grandes jardineras. Allí, tocó con las yemas de sus dedos las hojas de las plantas y trató de encontrar algo de consuelo en la naturaleza que la rodeaba. Pensó que, tal vez, podría invitar a Amelia a ver las flores y plantas de la escuela más tarde, como una forma de levantar su ánimo.

Mientras exploraba el patio, escuchó unas voces que llamaron su atención. Se escondió detrás de una de las jardineras, que resultó ser lo suficientemente grande como para cubrirla. Las voces pertenecían a algunos niños de quinto grado, los mismos que habían molestado a Amelia en la clase especial hace unos días.

—Es verdad, chicos, le pregunté al profesor Tweek sobre esa mocosa, evadió mi pregunta por completo, obvio que pasó algo —comentó uno de los niños.

—Además, escuché que ayer no estuvo en la clase, una amiga pasó a dejar unos volantes a los profesores, vio que estaba sentada en su pupitre —añadió otro.

—Creo que es obvio, ya no está en la clase de música, por fin, esa niñata iba a ser un dolor de cabeza.

Anna estaba furiosa al escuchar estas palabras. No podía soportar que hablaran así de su amiga. Estuvo a punto de salir de su escondite y enfrentar a los chicos, pero decidió esperar y escuchar un poco más antes de actuar.

—Sí, es un alivio que ya no esté en la clase. El profesor estaba siendo demasiado complaciente con ella, como si fuera una especie de protegida. Ahora tendremos más atención del profesor en nuestras lecciones.

Anna apretó los puños de rabia. No podía quedarse callada ante esas palabras. Salió de su escondite y se enfrentó a los chicos que estaban hablando.

— ¡Eso no es cierto! —exclamó con determinación—. Amelia es una gran violinista, y el profesor Tweek no la protegía, la apoyaba porque ella tenía talento. Si están contentos de que no esté en la clase, es porque son envidiosos y no pueden soportar que alguien sea mejor que ustedes.

Los chicos quedaron sorprendidos por la valentía de Anna. Sabían que ella era amiga de Amelia, pero no esperaban que se enfrentara a ellos de esa manera.

—¿Quién te crees que eres niña? No entiend- 

Anna los interrumpió con un tono firme. —Entiendo perfectamente. Entiendo que están hablando de mi amiga y no permitiré que la critiquen de esta manera. Ella merece respeto, y si no pueden darle eso, entonces no tienen derecho a hablar de ella.

Antes de que pudieran tomar acción, la niña se alejó rápidamente, fue bastante temeraria pero a la vez sabía que eran niños más grandes que ella, prefirió evitar más problemas.

Anna regresó al aula y notó que Amelia ya se encontraba en su lugar, luciendo el chullo azul que había usado el otro día. La pelinegra se acercó rápidamente.

—¡Amelia! —exclamó con emoción mientras le daba un abrazo—. Perdón por no recibirte, fui a dar una vuelta.

—Uh... no te preocupes —Amelia sonrió tímidamente. 

Melódico Drama!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora