—¡Tienes que escucharme!, por favor...—Craig corrió a toda velocidad, cruzando la calle sin siquiera voltear, algunos autos frenaron de emergencia, lo cual provocó comentarios desagradables de los conductores.
—Tweek, por favor, yo-
—Dios, Craig, ¿qué demonios te pasa? Deja de hacer estupideces y, por favor, ya no me hables, no hay nada que escuchar.
—Simplemente quiero aclarar las cosas—Craig tomó los hombros de Tweek con fuerza, dejándolo inmovilizado—, yo no quería que las cosas fueran de esta manera, solo déjame-
—Suéltame.
—Por favor, yo-
—Dije, ¡suéltame!
Ambos se miraron fijamente, los ojos de Tweek destilaban desprecio y rabia, una mirada tan severa que poco a poco las manos de Craig comenzaron a flaquear, liberando su agarre sobre el rubio. Sin decir una palabra más, Tweek se dio la vuelta y continuó caminando, pero el azabache lo siguió a cierta distancia. No importaba lo que hiciera, con quién se encontrara o a dónde se dirigiera, no dejaría de seguirlo hasta que mantuvieran una conversación. A regañadientes, Tweek finalmente disminuyó la velocidad de su paso hasta que se detuvo.
—Ya basta, ya no quiero lidiar con esto.
—Yo tampoco, Tweek, por eso quiero-
—Simplemente, Craig, déjame continuar con mi vida, al igual que tú estás continuando con la tuya.
Ambos quedaron en silencio, lágrimas incontrolables brotaron de sus rostros. Tweek, al ver esto, cerró ambos puños, apretando con fuerza.
—Tú me decepcionaste, traicionaste lo nuestro, me arruinaste, me dejaste solo, y ni siquiera he escuchado un "perdón" salir de tus labios, ¿y así quieres platicar? ¿Quieres hacer como si nada pasó? ¿Vienes hasta aquí a tratar de hacerte la víctima? Ja, porque eso es lo único que haces, "es que yo", "solo yo"... pero adivina qué, Craig. No mereces ni un ápice de mi empatía.
—Tweek... sabes que eso no es verd-
—¡Ya cállate! ¡Solo cállate! —el rubio se llevó las manos a la cabeza, tirando con fuerza de algunos mechones de pelo, comenzando a hiperventilar.
—Hey, t-tranquilo, vamos a sentarnos un momento, ¿sí? —dijo Craig mientras tomaba el brazo del rubio. Sin embargo, Tweek, al sentir su toque, se alejó bruscamente.
—Quítate, aléjate de mí, no me vuelvas a tocar, nunca en la vida me vuelvas a hablar, no me vuelvas a buscar... Craig Tucker... ojalá... ojalá nunca haberte conocido.
*ding dong*
Un ruidoso timbre comenzó a resonar en aquel pequeño departamento, lo cual provocó que Tweek saliera de su sueño de golpe. Una sensación amarga y un escalofrío recorrieron su cuerpo, como si no pudiera desprenderse de ellos fácilmente.
—¡Voy! —gritó con la voz adormilada a la persona que se encontraba detrás de la puerta.Miró la hora y se dio cuenta de que ya había dejado pasar varias alarmas. Afortunadamente, era fin de semana y no tenía planes más allá de descansar y cuidar de su cobayo. Se levantó rápidamente y saludó a su pequeño amigo peludo.
—Hola, Trix, en un momento vuelvo contigo.
Con celeridad, el rubio se calzó unas sandalias y se dirigió a abrir la puerta, pues el timbre seguía sonando sin cesar.
—Buenos días —dijo Tweek haciendo una reverencia, dejando pasar a su visita.
—Tweek, llevo timbrando como por 10 minutos. ¿Y así vestido recibes a tus visitas? Qué penoso, amigo.

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Melódico Drama!
Fiksi PenggemarCraig Tucker es un padre devoto de una niña de 6 años y un investigador de profesión. En su vida las cosas ya estaban complicadas, pero desde la llegada de la pequeña Amelia, todo dio un vuelco de 180°, poniendo pruebas difíciles en su vida que han...