—Por fin en casa, cariño—dijo Craig a Amelia mientras la llevaba cargada en sus brazos por las escaleras, mientras ella se aferraba fuertemente a él en un abrazo, detrás de él se encontraba su hermana Tricia dedicándole una sonrisa a la pequeña que claramente se encontraba desanimada por todo lo que había pasado.
—Tranquila, cariño, las cosas estarán mejor—dijo la pelirroja con una voz suave.
Amelia aún intentaba procesar lo que había sucedido, estaba desconcertada pero también asustada, aún tenía presente lo que sintió aquel día, no fue nada agradable. En aquel momento experimentó genuinamente una desesperación inexplicable, tenía tanto miedo de no tener a su padre a su lado, pero debe admitir que haber tenido al profesor Tweek acompañándola fue reconfortante, tenerlo cerca y escuchar las palabras de ánimo de su parte, logró que su soledad y miedo se disipara un poco.
—Llegamos a tu cuarto, ponte cómoda en la cama. Quédate con la tía Tricia, bajaré por tu comida.
La pequeña escuchó esas palabras, pero no estaba segura de lograr sentirse con la comodidad de antes. Observó con detenimiento su recámara, todo estaba tan diferente, ya no estaban sus peluches favoritos en su cama, no estaba su cobija afelpada de siempre, las sábanas ya no eran coloridas, ahora eran de un color beige que no le desagradaba del todo, sin embargo se veía tan apagado.
—Sé que las cosas están un poco distintas por aquí... no te preocupes, conseguiremos sábanas de más colores de esta tela, la doctora dijo que sería bueno, ya sabes, lo afelpado tiene pelusa y... bueno, es por tu bien—dijo la pelirroja intentando animar a su sobrina, sin embargo logró lo contrario por la expresión incómoda que mostraba su rostro..
Amelia asintió y subió a su cama, se sentó y esperó pacientemente a que su papá subiera, su semblante seguía desanimado y serio, Tricia sentía un hueco en el corazón de ver a la niña tan triste, pero de alguna forma lo comprendía, no fue fácil lo que experimentó.
Craig sabía perfectamente que su hija no estaba pasando por un buen momento en todo sentido, por ello se adelantó y avisó a Wendy la hora a la que regresarían a casa para que viniera Anna de visita, el pelinegro recordaba que en los momentos que solía sentirse afligido a esa edad, las visitas de sus mejores amigos lo animaban y motivaban, quería que su hija experimentara lo mismo.
Mientras servía la merienda para su hija recibió el mensaje de Wendy confirmando que se encontraban afuera de la casa, sin dudar, Craig fue a recibirlas.
—Hola, bienvenidas. —Saludó Craig con una sonrisa débil pero sincera.
—Hola, Craig, ¿cómo está todo?
—Buenas tardes señor Tucker, ¿puedo ver a Amelia?—preguntó Anna con cordialidad, cosa que hizo sonreír al azabache.
—Por supuesto, pasen, justo le iba llevar una merienda a Amelia.
Ambas entraron, Wendy aún intercambiaba algunas palabras de preocupación con Craig, mientras Anna corrió al comedor, en el cual divisó el plato destinado para su amiga. Se trataba de manzana, uvas y al parecer yogurt con avena.
—Wow, se ve delicioso, mi fruta favorita es la manzana—dijo Anna con un claro ánimo.
—Anna, vuelve aquí, estamos de visita—reprendió Wendy apenada.
—No, no, tranquila, puedo darte de esto también si quieres... y si tu mamá te da permiso.
—Gracias sr. Tucker. ¿puedo?—preguntó la menor mirando a su madre con ojos esperanzadores, Wendy suspiró y asintió.
—Está bien, pero sé más educada, hija, es la primera vez que estamos aquí.
—Tranquila. Wendy, todo bien.. Ahora, Anna—Craig se dirigió a la pequeña pelinegra— Amelia se encuentra en el piso de arriba, en su recámara, si te soy sincero, ella se encuentra un poco triste, pero siento que le ayudarás mucho, vamos, te acompaño, en un momento subo las meriendas.

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Melódico Drama!
FanfictionCraig Tucker es un padre devoto de una niña de 6 años y un investigador de profesión. En su vida las cosas ya estaban complicadas, pero desde la llegada de la pequeña Amelia, todo dio un vuelco de 180°, poniendo pruebas difíciles en su vida que han...