Prólogo

716 66 22
                                    

Eran las 2:30 am y sonó la alarma, Craig Tucker se encontraba en su habitación, desdichado, en blanco y absorto mirando su blanco techo e ignorando por completo el ruido exterior. De a poco por inercia cierra sus ojos, esa oscuridad se volvió tan familiar para él.


Tan abandonado, tan destrozado, sin amor familiar y sin aquella persona que juraba que era el amor de su vida.


Sentía su rostro hinchado, sobre todo en la zona de sus ojos, no era mentira que desde hace un tiempo lloraba con frecuencia. Cada noche era similar, su mente no lo dejaba en paz y ahora menos con los recientes acontecimientos, sin duda, su vida tomó un giro tan abrupto que ya no sabía como salir de ese nuevo laberinto.Se encontraba en un trance, en el cual fuertes sentimientos de angustia y tristeza lo inundaban, no entendía que estaba pasando, todo solía ser tan perfecto de alguna forma, tenía una carrera prometedora en el campo de la investigación, pero por alguna razón lo estaba saboteando, por otro lado estaba el negocio de su padre, sin embargo, eso ya era un caso perdido.Su mente era un caos, había un ruido incesante, quería que parara, pero esa bulla era aún más ruidosa, fruncía el ceño, empuño ambas manos y las acercó en sus sienes, dando repetidos golpes, de pronto se sentía tan pequeño, tan débil.


"Tucker"


"¡Craig!"


Escuchaba algunos tenues golpes, junto a un leve llanto, sin embargo su cuerpo no respondía, sus pensamientos amenazaban con consumirlo.


De pronto, la puerta se abrió abruptamente, causando un estruendo capaz de sacarlo de su trance. Craig abrió los ojos y respiraba agitado, sudaba levemente e intento incorporarse, le estaba costando recuperar el aliento.


Enseguida los sonidos a su alrededor se escuchaban tan claros, en el cuarto estaba atrapado el sonido de un llanto incesante, miró a su izquierda y vio a sus amigos sosteniendo a la bebé intentando calmarla, Clyde la sostenía en sus brazos como si de una muñeca de porcelana se tratara, meciéndola suavemente y cantándole con torpeza, mientras Bebe preparaba un biberón con rapidez, siendo cuidadosa.


Craig observaba la escena paralizado mientras trataba de recomponerse, se sentía tan patético. La chica rubia le pasó la mamila a su novio, Clyde tomó asiento en la cama y con cuidado comenzó a darle de comer a la pequeña, para Craig, las imágenes que sus ojos captaban eran las de una familia, una familia normal y amorosa.Bebe se acercó al pelinegro, le dio unas palmaditas en el hombro, notó como tiritaba mientras concentraba su mirada en Clyde.


—Craig, ¿qué pasa?... disculpa por forzar la puerta, pero no respondías. Recuerda que el pediatra dijo que la bebé debe respetar estrictamente sus horas de comida. —reprendió la rubia con suavidad, no había visto a Craig en ese estado.


—Viejo, tu alarma lleva sonando casi media hora, naturalmente Amelia comenzaría a llorar de hambre—intervino el castaño sin dejar de mirar a la bebé que tomaba con insistencia su leche.—Y-yo... no sé que me pasa


Craig llevó sus manos a su cabeza y apretó levemente su cabello, Bebe observó tal escena, rememorando a cierto rubio de ojos azules y de apariencia desaliñada, por instinto le dio un abrazo.


—Tranquilo, estamos contigo y no te vamos a dejar solo, elegiste este camino, la paternidad no es sencilla y sé que todo lo que pasó ha sido muy duro.


—Sabemos —interrumpió Clyde sin desconcentrarse en su tarea.


—Así es, sabemos, estaremos aquí el tiempo que sea necesario.


—A veces siento que tú y Clyde son los verdaderos padres de Amelia, soy un desastre—dijo Craig con un tono de vergüenza en su voz.


—No digas eso, bobo, nosotros somos como los padrinos o tíos geniales, ¿verdad amor?


—Cierto, Craig, el único padre aquí eres tú y en este cortísimo tiempo has hecho lo mejor que puedes, en serio, yo nunca hubiera hecho lo que tú hiciste, a veces pienso que estás loco.


—Tal vez si lo esté... Gracias. —El azabache les dedicó una sonrisa sincera.


El castaño terminó de darle de comer a la pequeña, la puso a eructar y finalmente dormía plácidamente. Craig se levantó de la cama y se acerco dónde su amigo, Clyde lo comprendió al instante y le cedió con delicadeza a la bebé, el azabache la tomó con cuidado, protegiendo su cuello, estaba tan pequeña y vulnerable. Acarició su mejilla suavemente sin despertarla. Una bebé de cabellos dorados, piel blanca y ojos color aceituna, derretía el frío y fragmentado corazón de Craig, fundiéndolo tal vez para volver a unirlo, era increíble, era su hija.


Algunas lagrimas comenzaron a resbalar sin cesar de su rostro, sus amigos observaban la escena conmovidos, él no era un mal padre, lo sabían perfectamente. Craig puso a la niña en su colecho, con delicadeza y cariño, volteó a ver sus amigos.


—Necesito ayuda, por ella... por mi.


Al escuchar esas palabras, ambos corrieron a abrazar al pelinegro, que al sentir su contacto se quebró.


—Aquí estamos, Craig. —dijo Bebe entre lágrimas. —No nos iremos y conseguiremos ayuda.


Después de un rato de reconfortarse, Craig regresó a la cama, se acostó cerca de su hija, observando como dormía.


—Ya solo falta media hora para que me vuelvas a pedir comida, me quedaré despierto, ya no te fallaré, nunca más.


_______________________________________________________________________________

Hola, les dejo con el prólogo de esta historia, le puse mucho corazón, espero que les guste mucho, cualquier comentario déjenlo aquí abajito, gracias uvu.

Melódico Drama!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora