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—¿Quieres otro pañuelo? —cuestionó la omega. Maya negó levemente.

—Solo abrazame, por favor. —Carina abrazó a Maya mientras le daba leves palmaditas en la espalda.

—Perdón por llorar, me fue inevitable no hacerlo y más cuando luces tan hermosa con ese vestido. —mencionó.

—Gracias, su alteza. —sus mejillas estaban sonrojadas. —Lo elegí pensando en usted.

—Deja de decirme alteza, dime Maya. Ahora somo esposas, eres la emperatriz de todo mi imperio y de mi corazón.

—Muchos se rieron de ti por casarte conmigo… Maya.

—Vamos a bailar y después de eso yo me encargaré de que te respeten. —tomó la mano de la castaña con delicadeza y dio un pequeño beso en ella. —Tienes unos ojos muy hermosos, soy muy afortunada…

—Usted tiene unas manos hermosas, son muy lindas igual que usted. —halago.

Maya tomó la mano de su ahora esposa y ambas caminaron hasta el salón donde la nobleza disfrutaba de la música y los miles de bocadillos.

Un guardia anunció su entrada, antes de entrar al salón donde yacían todos los invitados, inmediatamente todos hicieron una corta reverencia al ver a las recién casadas entrar.

—Maya… espera mi zapato se desabrochó, ¿podemos caminar un poco lento? —susurró la omega muy nerviosa, no quería tropezar frente a todos. La alfa soltó la mano de la castaña y se arrodilló frente a ella. —Maya, ¿que haces? Levántate por favor.

Maya la ignoró y con delicadeza metió sus manos debajo del vestido para tomar el pie izquierdo de Carina, le tomo solo unos segundos abrochar nuevamente la correa del zapato. Levantó un poco su mirada para ver a su esposa y le dedicó una hermosa sonrisa.

Los invitados miraban la escena con asombro, el emperador no era de hacer esas acciones y menos por una omega.

¿Ella era el emperador frívola que era capaz de destruir a cualquier enemigo?

—Emperador Bishop, no debe de humillarse por una inútil omega como esa. —habló un noble mientras bebía de su copa de vino. —Levántese.

—Si quiere herederos será mejor que vuelva a abrir su harem. —opinó Owen con burla. —Por eso me divorcie de ella, es una maldita omega inútil.

Maya vio como los hermosos ojos de Carina se ponían brillosos gracias a las lágrimas que amenazaban por salir.

Se levantó del suelo con calma y depositó un pequeño beso en la mejilla de su omega antes de voltear a ver aquellas personas que osan hablar pestes de su esposa y omega.

—¿Quien se creen que son ustedes para hablar de su emperatriz? —a pasos lentos se acercó a las dos personas con una pequeña sonrisa. —Es el día de mi boda y no quiero que nada ni nadie arruine este día, les recomiendo que le pidan disculpas a mi esposa antes de que ocurra algo que lamentarán… en especial tu Hunt.

La voz que utilizó el emperador era gélida y severa, su sonrisa había desaparecido en cuestión de segundos. Todos los presentes de ese lugar sabían lo poderosa que era el emperador Bishop y que solo con unas simples palabras o un movimiento de manos, el emperador Bishop podía derrotar cualquier reino e incluso un imperio.

Los dos hombres alfas se acercaron a Maya para pedir disculpas, pero está se rió de ambos.

—A mi no me van a pedir disculpas, sino a mi esposa.

Ambos se miraron, no querían humillarse frente a una omega insignificante e inútil, pero sabían lo que pasaría si no lo hacían. Con mucha vergüenza se acercaron hasta la omega, quien solo observaba la situación con calma y con sorpresa. Los dos alfas agacharon su cabeza mientras murmuraban un leve "lo siento".

La Omega del Emperador Bishop (MARINA). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora