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Carina alimentaba a uno de sus cachorros mientras Maya le ponía ropa abrigadora de manera correcta al otro cachorro, trataba de no ver los pechos de su esposa pero le era inevitable, estos habían crecido bastante gracias a la leche.

—Andrew es un glotón... —murmuró con su seño levemente fruncido. La omega al escuchar eso no dudó en lanzarle un cojín a la alfa.

—No digas cosas de nuestro cachorro. —soltó un leve gruñido. Para Maya ya no era algo nuevo ver como su omega gruñia, lo hacía casi siempre.

—Perdón cariño, solo tengo envidia ¿si?

—Envidiosa, no le puedes tener envidia a un cachorrito tan lindo. —habló mientras alejaba su pezón de la boca del pequeño ya dormido.

Maya ignoró a su esposa, su vista estaba en los pechos descubiertos de su omega, la camisa blanca estaba abierta dejando ver esos pechos tan lindos.

Carina acostó a su cachorro en la cama, después tomó al otro y Maya agradeció eso ya qué pudo ver más de cerca esos pechos, trago saliva mientras trataba de calmarse y alejar los malos pensamientos. Por su parte la omega mecio entre sus brazos al cachorro antes de acostarlo a lado de su hermano, una vez hecho eso se acostó dentro de su nido sin importarle si sus pechos estaban a simple vista, pero noto la mirada penetrante de la alfa en su cuerpo.

—¿Que me ves? —gruñó.

—Nada, nada... nada. —estaba muy avergonzada. Carina soltó una pequeña risa.

—Oh, tu quieres chupar eso ¿verdad? —empezó a jugar con sus pechos.

—No, claro que no. —rió de manera nerviosa. —A quien engaño. Si cariño, quiero chupar, necesito, dejame chupar por favor. —Carina se sentó y jalo de la muñeca a la rubia, provocando que estuviera más cerca de su cuerpo.

—Acomodate para que te pueda alimentar, solo te advierto que si los cachorros se quedan sin leche te voy a sacar de mi nido.

Maya asintió feliz, se acomodó muy bien en el cuerpo de la castaña, pareciendo una bebé. Con algo de nervios metió el pezón a su boca y empezó a succionar, soltó un sonido de satisfacción al sentir la leche en su paladar.

—Bella... —Carina por su parte acariciaba el cabello rubio del emperador.

👑👑👑

La omega estaba muy feliz, su esposa le había traído una carreola doble para sus cachorros. Ahora podía dar paseos por el jardín, ya no estaría encerrada en la habitación con sus cachorros.

Los colocó en la carreola y los abrigo muy bien antes de salir de la habitación, los guardias reales y sirvientes empezaron a felicitarla mientras otros se acercaban a conocer a sus cachorros

En esta semana había aprendido a controlar sus gruñidos y mal humor que le había dejado su embarazo. Se dirigió a la oficina de Maya y con timidez tocó la puerta.

—Bella... —entró a la oficina con sus cachorros, vio como Maya estaba comiendo.

—Cariño, perdón. —limpió su boca.

—¿Que comes? —preguntó con curiosidad.

—Panqueques con fruta, ¿Quieres? —Carina negó levemente.

—Quiero roles de canela. —Maya dejo el tenedor a un lado

—Pensé que los roles de canela eran antojo del embarazo ya que comías muchos.

—Te mentí, desde que me llevaste a esa panadería y los probé me encantaron, no puedo dejar de comerlos, son tan deliciosos. Los antojos de embarazo eran otras cosas. —habló acercándose a la alfa. —Ya no comas, vamos al jardín a desayunar ¿si? —Maya lo pensó un poco.

—Nuestro primer desayuno en familia.

—Ya éramos una familia antes, alfa... este será nuestro primer desayuno con nuestros cachorros. —dijo con una sonrisa. La alfa se levantó de su asiento y abrazó a Carina.

—Vamos a desayunar, omega hermosa. —Maya se acercó a la carreola y observó a sus cachorros con una sonrisa en su rostro. —Me alegra mucho que no me gruñas, cariño. —las mejillas de la castaña se pusieron rojas.

—Estaba muy sensible por los cachorros. —se justificó.

👑👑👑

La pequeña familia disfrutaba de su desayuno con mucha armonía y paz en aquel enorme jardín lleno de flores.

—Cariño, me gustaría hacer una fiesta por el nacimiento de nuestros cachorros, ¿Estas de acuerdo? —Carina dejo de comer y miro a su esposa antes de hablar

—Si, solo que no se les acerquen mucho.

—Nadie se les va a acercar, te lo prometo. —sonrió feliz, se acercó a la carreola. —Van a tener una fiesta.

—¡Oh, no! —se quejo Carina. —Ya me ensucie. —Maya se acercó a su esposa para ayudarla.

—¿De que te manchaste?

—Se está tirando mi leche y los cachorros están dormidos. —agarró el pañuelo que tenía Maya en su traje y se comenzó a limpiar.

—Bueno... ellos están dormidos pero yo estoy despierta. —le dedicó una sonrisa coqueta a su esposa.

—¿Y? —Maya se arrodilló delante de la castaña mientras recargaba su cara en los muslos de su emperatriz.

—Dejame chupar, me gusta tu leche y esos envidiosos no comparten.

—Son tus cachorros, alfa.

—Siguen siendo unos envidiosos. —Carina lo pensó un poco antes de asentir levemente.

—Vamos a la habitación, date prisa o estos lindos cachorritos te quitaran la oportunidad.

Maya se levantó rápido del suelo, se quito su saco y los puso sobre los hombros de la castaña para que se pudiera tapar las manchas en su vestido.

👑👑👑

Maya chupaba muy tranquilamente uno de los pechos de la castaña mientras el otro lo amasaba con su mano izquierda.

—Alfa... —jadeo la castaña al sentir una leve mordida en su pezón.

La alfa dejo de chupar cuando escucho el llanto de uno de los cachorros, Carina se separó de la rubia para correr a la cuna de sus hijos y cargar a su cachorro para calmarlo.

—Esta vez chupe más que las otras veces. —murmuró con una sonrisa. —Lucas, ven aquí. —Carina le dio al cachorro.

—¿Como sabes que es Lucas y no Andrew?

—Lucas siempre interrumpe estos momentos, es el más envidioso. —cargó al cachorro y este al sentir el aroma de su madre alfa se tranquilizó y dejo de llorar. —Qué bonitos ojos tienes cachorro.

—Ey, yo soy quien tiene los ojos bonitos. —se quejó.

—¿Quien es la celosa ahora? —Maya sonrió y Carina hizo un puchero mientras cargaba con delicadeza a su otro pequeño para ir a tomar asiento a lado de su alfa.

—Tu eres celosa... —Maya soltó un leve risa antes de apoyar su cabeza en el hombro de la castaña.

—Tienes razón, yo soy celosa. ¿Como no serlo cuando tengo una esposa tan hermosa? Pero confío en mi esposa, además, me gusta ver como todos quisieran tener una omega tan linda como tu.

—Alfa, te amo mucho.

—Yo también te amo, omega.

La Omega del Emperador Bishop (MARINA). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora