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La familia daba un paseo por el pueblo a petición de Carina ya que ella creía que necesitaba aire más fresco y distraerse en otras cosas para dejar de ser una celosa.

Justo en este momento estaban descansando en una banca mientras sus cachorros daban pequeños pasos, hace una semana habían comenzado a dar sus primeros pasos.

—¿Quieres más roles de canela? —cuestionó Maya y Carina negó.

—Quiero un jugo, tengo mi garganta seca. Los cachorros también quieren un jugo. —habló con una pequeña sonrisa.

—Iré por el jugo, espérame aquí. —dijo antes de ir al puesto de jugos que estaba a unos metros.

La castaña observaba a su alfa comprar pero su sonrisa se borró al ver como una mujer se le acercaba a su rubia y ella no la alejaba.

—Come un rol de canela, cuesta hasta diez. —murmuró recordando su platica con Vic, empezó a comer un rol de canela mientras seguía viendo la escena, su loba quería gruñir y demostrar que esa alfa era suya. —¿Esta sonriendo?

Por otro lado Maya esperaba pacientemente a que le dieran sus dos jugos, sintió como alguien tocaba su hombro, volteo pensando que era su omega.

—Cariño, ya voy… oh, lo siento. —se disculpó al ver a una beta enfrente de ella —Pensé que era la emperatriz. —la mujer rió.

—No lo soy, pero puedo serlo si usted desea. —la rubia hizo una mueca, no quería ser grosera.

—Nadie puede reemplazar a la emperatriz, voy a fingir que no escuche lo que dijo por única ocasión.

—Su alteza yo solo bromeaba, ¿no le gustan las bromas? —cada vez la mujer estaba más cerca del cuerpo de la rubia.

—No me agradan las bromas donde la emperatriz esta involucrada, respete a su emperatriz. —ordenó y la beta sonrió.

—No es mi emperatriz, yo solo estoy de visita en su imperio por una temporada.

—Mientras este aquí en mi imperio, mi omega es tu emperatriz. —la chica sonrió.

—De acuerdo, soy Linda, un gusto su alteza.

—No me interesa realmente qué eres. —le dio un vistazo a su omega quien comía roles de canela y le daba pequeños pedacito a sus cachorros.

—¿Que tengo que hacer para ser su concubina? ¿Mi familia tiene que tener un rango alto o usted las elige? —interrogó y Maya suspiro.

—¿Tengo que poner un maldito cartel en cada parte de mi imperio? —cuestionó fastidiada. —No quiero concubinas, cerré mi harem para siempre y no lo volveré a abrir. —la beta hizo un puchero.

—Que lastima, un emperador tan guapa como usted debe tener un harem con hermosas concubinas. —Maya volteo a ver al vendedor.

—¿Falta mucho para que estén los jugos?

—No su majestad, ya casi termino, solo debo exprimir unas cuantas naranjas más.

—Seamos amigas, alteza.

—No quiero amigas como tú. —la beta soltó una carcajada.

—Si que estas molesta, solo quería hablar un poco.

—Hubieras buscado a otra persona, me estas fastidiando. —la mujer observó al emperador de pies a cabeza.

—Tiene unos ojos muy bonitos. —habló acercando su mano al rostro de la alfa. Maya casi de inmediato la empujó lejos de ella.

—¿Quien te crees que eres para querer tocarme? Eres una insolente, primero hablas de mi emperatriz, luego esto. Agradece que mis cachorros están ahí porque sino fuera por ellos en estos momentos no tendrías tu lengua. —la alfa volteó a mirar al vendedor, este ya tenía los dos jugos.

—Su majestad, si quiere así déjelo… —Maya tomo los dos jugos con molestia y dejo unas monedas de oro al vendedor, después volteo a mirar a la beta.

—No quiero volver a verte. —sin más que decir se fue de ahí para regresar con su familia.

Linda miraba con una sonrisa al emperador, el vendedor al ver esto suspiró, la beta no sabía lo que hacía y los problemas que causaría.

—Te recomiendo que no te vuelvas a acercar al emperador y mucho menos hables de la emperatriz, te puede costar la vida. —habló mientras limpiaba la barra.

—Oh, vamos. —la beta soltó una risa. —¿Que me puede hacer la emperatriz? Se ve muy sumisa, inocente y tranquila. —dijo mientras miraba a la castaña sonreir levemente.

—Pues así como la ves de inocente, mandó a destruir el Reino de Hunt. —habló mirando a la beta. —No te metas con ella si quieres seguir viviendo.

La mujer se sorprendió por lo dicho, volvió a mirar a la castaña, quien sonreía feliz mientras se aferraba al brazo de la rubia. No podía creer lo que le estaba diciendo el vendedor, esa omega que se veía frágil, sumisa, tierna, amable y tranquila, incapaz de romper un vaso ¿había ordenado eso?

—Estas bromeando… ¿cierto?

—Solo te estoy advirtiendo.

~~~

Carina estaba arriba de los muslos de la mayor mientras intentaba quitarle su camisa blanca, se estaban besando por lo que a la castaña se le dificultaba un poco deshacerse de la camisa de la alfa. Maya fue quien rompió el beso, quería ver el rostro de su omega

—No podemos… ¿Y los cachorros? —habló con su respiración agitada. Carina se deshizo de la camisa de la alfa y comenzó a besar el cuello de la rubia.

—Están con Vic… hay que divertirnos.

—Eres una cosita muy pervertida. —dijo mientras agarraba la cintura de la omega.

—Eres mía, Bella, mía. —susurraba de vez en cuando mientras dejaba algunas marcar en el cuello y clavícula de la alfa.

—Cariño… ¿Estás en celo? —cuestionó un tanto avergonzada y Carina negó.

—Quitame el vestido, desnudame. —la alfa obedeció sin protestar.

—Te amo. —dijo antes de besar los labios de la omega, la castaña se separó.

—Renueva mi marca en tu próximo celo, es en dos semanas ¿no?

—Si… en dos semanas. —respondió quitándole el vestido a la omega. —Y por supuesto que voy a renovar tu marca, también debes renovar la mía.

—Te amo, Maya Bishop, te amo mucho. —Maya abrazo a su omega con fuerzas.

—Yo también te amo a ti, muchísimo. Te amo Carina DeLuca.

—Soy tuya, solo tuya así como tu eres mía. —Maya sonrió levemente antes de besar las clavículas de la omega. Hoy sería una tarde larga y posiblemente los cachorros dormirían con Vic.

La Omega del Emperador Bishop (MARINA). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora