𝘽𝙖𝙙 𝙇𝙪𝙘𝙠| WenClair AU

▐ 𝙲𝙰𝙿 81▐

El pie se estrelló con fuerza contra el estómago de la temblorosa híbrida, ya no tenía aire en sus pulmones para que escapara, pero tosió débilmente, algunas gotas de sangre escaparon de su boca.

— Pa-Para... — murmuró con dolor y en un tono débil— P-Por... Favor... P-Para...

— ¿Por qué? ¿Quién mierda te crees para decirme que puedo parar? — Divina tomó sus cabellos y la obligó a mirarla, los grices y apagados ojos de Merlina dejaban fluir lágrimas constantes, y también pequeños sollozos de dolor — ¿Crees que mereces que yo pare? ¿Después de todo lo que hiciste?

La dejó caer, la híbrida ya estaba débil y por más que colocó una mano para no golpearse eso no pudo frenarla, con un temblar quedó en el suelo, entre lágrimas con sangre en sus labios.

— Eres una basura, una porquería... Éramos muy felices con Enid y tenías que venir a arruinarlo todo, a cambiarlo y a hacerla creer que toda esa porquería que tienen es amor...

—E-En-nid... — murmuró Merlina, llamando a quien en el fondo sabía que no iba a escucharla.

— Ustedes son unos fenómenos de la naturaleza... Un invento de la evolución y un asco de personas — continuó la castaña, roja de furia —. Y vienes a contagiar a mi Enid con esos discursos naturalistas e igualitarios de algo que ¡Nunca será igual! Lo de ustedes no es amor, nunca lo será, es un capricho mugroso y enfermizo echo de zoofilia y perversión. ¿Crees que mi Enid era uno de esos enfermos? ¡No! ¡Ella era una persona sana y perfecta y echa para mí!

— En... id...— su voz sonó aún más débil que antes, sentía que le costaba respirar, le dolía, sus ojos se le cerraban.

— ¡Deja de llamarla! ¡Ella no vendrá nunca por tí! — Divina se mantenía alejada porque no quería seguir golpeándola, la híbrida ya estaba demasiado mal —. Voy a hacer que nunca te encuentre, Merlina, pero no te voy a dar el lujo de morir porque voy a hacer de tu vida una tortura, pequeña puta.

Divina suspiró, sus manos temblaban de furia, tomó su celular y marcó el único contacto de la única persona que podría evitar que terminara matando a un híbrido a golpes, de nuevo.

— Bianca, ven, mi oficina, antes de que la termine de matar — no la dejó responder, simplemente cortó.

Volvió la vista a Merlina, la híbrida estaba en el suelo, totalmente rendida, temblando y respirando con dificultad mientras seguía llorando bajo y de forma débil.

— Te odio — le dijo la castaña, con la voz cargada de furia.

Bianca entró corriendo al ver a la gatita en el suelo, estaba inmóvil.

Divina caminaba nerviosa de un lado al otro, pateando las paredes o los muebles cada tanto, para apagar su furia.

— Divina...

— No está muerta, no la golpee lo suficiente, es una debilucha.

— No lo creo...

Bianca tomó a la híbrida en brazos, la cabeza de Merlina calló hacia atrás totalmente floja, al igual que todo su cuerpo, la mujer la abrazó más contra sí para mantenerla cerca y un poco más estable.

— Está respirando — murmuró Divina.

— Dejará de hacerlo... Está muy mal.

— Déjala en su cuarto y que se joda.

— Necesita un veterinario.

— No le voy a pagar uno de esos a una porquería sin valor como esa — la miró con desprecio —. Sácala de aquí, por Dios, no quiero verla.

Bianca apretó la mandíbula, la cargó en brazos y salió de la habitación.

Manejó aguantando las ganas de llorar hasta la veterinaria, mirando con miedo a la híbrida en los asientos traseros.

— Merlina...Merlina, mantente viva, ¿Sí? Respira, que voy a ayudarte.

Escuchó un murmullo ahogado como respuesta.

Marcó las ruedas en el cemento al frenar frente al consultorio de la veterinaria, bajó del auto y cargó a Merlina como la muñeca de trapo que parecía, corriendo hasta dentro del lugar.

La veterinaria la vió y la reconoció de otros casos similares.

— Ayúdala, por favor — rogó, su voz sonó quebrada.

La veterinaria asintió y la mandó a entrar a las salas traseras, donde tenía la camilla metálica y un poco más de medicamentos, dejando a Merlina allí.

La hibrida apenas pudo ver a la veterinaria un segundo, pero fue suficiente para reconocerla, le pidió internamente que llamara a Enid y que la salvara de aquello.

Pero sus ojos fueron hacia atrás, y por más que se esforzó, que las voces y gritos fueron acallando mientras el mundo se ponía negro, no pudo hacer nada.