▐ 𝙲𝙰𝙿 69▐

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— A ver, pequeño demonio — Yoko se arrodilló frente al gatito negro, quien estaba erizado y bufaba, atrapado en el rincón de esa pequeña habitación —

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— A ver, pequeño demonio — Yoko se arrodilló frente al gatito negro, quien estaba erizado y bufaba, atrapado en el rincón de esa pequeña habitación —. Yo quiero ser tu amiga, no voy a hacerte nada, ¿Bien?

El gato respondió con un bufido.

— Puedes escapar de todas las casas que quieras, pero nunca escaparás de nosotros, Pericles — habló la humana con tranquilidad, encogiéndose de hombros —. Y el que seas arisco con nosotros es absurdo porque estamos para ayudarte, ¿Sabes?

El gato la miró, sus orejas bajas, movió su cola con molestia.

— Anda — Yoko estiró una mano hacia él ,dejando su distancia, el mínimo la miró con duda, antes de acercarse y olerla, mirando a la humana con duda, le dedicó una sonrisa encantadora que hizo al híbrido sentirse nervioso, y se alejó un paso, recibió caricias en sus orejas de parte del sonriente y encantadora mujer frente a él y se erizó más con nervios —. Gato tonto— comentó con gracia.

El minino movió su cola con furia.

— ¿Siempre vas a ser tan gruñón? — preguntó Yoko —. Anda, ¿Cambias de una vez para tu cena o vas a comer en forma de gato otra vez?

Pericles se sentó y lo pensó unos segundos, moviendo su cola con paciencia.

— Arroz, pescado y algo de verduras — dijo Yoko, tomando el tupper con la cena, al felino le brillaron los ojos al verlo, en cuando fue destapado el olor llegó a sus fosas nasales y alzó las orejas y se acercó a la comida —. Cambia, por favor — pidió en tono tranquilo.

Yoko nunca había visto la forma humana de Pericles, sabía su nombre porque el híbrido tenía una gran historia en la organización, y una fama de ser un malhumorado, y gruñón, pero ella creía que nadie le tenía la paciencia, y desde hacía días estaba tratando con él para cenar e intentaba convercerlo de mostrarse ante ella.

Al gato parece que soltó un suspiro, y agachó la cabeza, a los segundos pasó a ser un muchacho de cabello negro, bastante largo, su cabeza estaba gacha y parecía tener miedo de mirar, apretaba sus puñitos y temblaba, sus orejas estaban algo escondidas y su cola se movía con nervios.

Dió un pequeño salto cuando sintió una mano sobre su cabeza, y sus gatunos ojos miraron a Yoko, quien le sonrió con tranquilidad e hizo que una calidez lo llenara, la humana acarició su oreja con cariño.

— Gracias, Pericles — dijo —. Puedes confiar en mí, pequeño — añadió, dejó los mimos para tomar una cucharada pequeña de la comida, asintiendo —. Sigue caliente, qué bien, así es más sabrosa — añadió, mientras tomaba otra y la llevó frente a él —. Abre la boca, gatito.

Pericles tardó unos segundos en reaccionar, probando apenas la mitad de todo lo que la humana había cargado, saboreando despacio la cena, sus mejillas enrojecieron al sentirla tan sabrosa.

— ¿Te gusta? — preguntó Yoko, bajó la cuchara a la comida y la cargó un poco menos de lo que había tomado la primera vez, sonrió cuando Pericles asintió —. Para mí es un honor, lo cociné yo — añadió, entregándole otra cucharada.

El pelinegro estiró sus manos para tomar el tupper y la cuchara por sí mismo, Yoko se los entrego sin más, quedándose frente a él mientras lo veía comer por sí solo.

— Creo que necesitas un corte de pelo, Pericles — dijo, mirándolo de un modo que puso algo nervioso al híbrido —. Te traje ropa nueva, gatito — añadió, viendo la sucia camisa gris y los shorts negros, se levantó para tomar la remera blanca que Rowan le había dado para "regalarle a alguien que la use más que él" y unas bermudas azules que ella nunca había usado, se las dejo a un lado del híbrido, quien miró la ropa como si preguntara si era en serio —. Oh se me olvidaba — Yoko fue hacia su mochila y tomó dos bolsas, yendo hacia él —. Te compre un par de ropa interior también.

Pericles lo miró con incredulidad.

Llevaba tiempo en lugares como ese refugio, pero simplemente las personas se habían cansado de tratarlo bien o darle detalles como esos, eso pensaba.

No soportaba estar más de dos horas en una casa, y terminaba escapando o lo terminaban echando por ser tan arisco y no poder adaptarse, en los refugios lo ponían sólo porque no sería la primera vez que atacaba a algún compañero, y la gente pensaba que era un caso perdido.

Pero desde la llegada de Yoko al lugar las cosas parecían tener un poco más de esperanza.

La muchacha le había conseguido las últimas ocho casas a las que había ido, a demás de que le estaba llevando la cena todos los días y ahora le estaba dando ropa nueva.

— Oh, no llores — Yoko dudó en acercarse, era simplemente impredecible, podría rasguñarla si intentaba acercarse a él, Pericles se borró sus lágrimas sólo y dejó la comida a un lado, mientras sus hombros temblaban por el llanto —. Ey, pequeño — la humana apoyo una dudosa mano sobre su hombro —. ¿Todo está bien, gatito?

El híbrido asintió, alzó la vista hacia ella.

— ¿Puedo ayudarte?

Pericles tardó un segundo en asentir.

Yoko limpió sus mejillas y corrió su rebelde cabello, cuando vio un poco mejor su rostro, antes ganado por su cabello, se sorprendió y una extraña sensación lo invadió.

— Sabes, te pareces mucho a alguien que conozco.

— Sabes, te pareces mucho a alguien que conozco

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𝘽𝙖𝙙 𝙇𝙪𝙘𝙠| WenClair AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora