▐ 𝙲𝙰𝙿 13▐

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Luego de el tema del beso y el extraño comienzo de una relación que ambos desconocían, ninguna se había dado cuenta que lo suyo había cambiado.

Estaban en un punto de no retorno, aunque no lo sabían aún.

El fin de semana largo, donde Enid no tuvo que asistir a la preparatoria y pasó todo el día con Merlina, quien se había vuelto una gatita más mimosa y alegre que antes, ronroneaba más fuerte y había vuelto a jugar con una pelota con cascabeles que Enid había encontrado detrás de un mueble, y siempre reía al ver a su gatita correr la sonora pelotita por toda la casa.

Pero como todo fin de semana largo, también terminó, y, como siempre, Enid llevó a Merlina a casa de Yoko para que se quedara con los híbridos mientras ella pasaba la mañana en la preparatoria.

Merlina solía cambiar a forma gatuna para ir a lo del extraño amiga de su dueña, aunque esta vez se negó a hacerlo.

Con un suspiro de derrota, Enid buscó un gorro para esconder las orejitas sobre su cabeza, y Merlina se ruborizó cuando la chica lo rodeó para acomodar su cola dentro de sus pantalones, mordiendo su labio con fuerza.

Su cola era muy sensible y se sintió extrañamente acalorada por ese gesto.

El tráfico de híbridos era una realidad, y por más que no solía pasar en esa parte de la ciudad, la rubia prefería prevenir antes de curar.

Antes de salir, Enid tomó su mano, y caminaron así las dos cuadras que separaban el departamento de Sinclair con la casa de Yoko.

Como siempre, la sonriente chica los recibió con todo su buen humor mañanero, distinto al de Enid, quien le alteraba un poco que su amiga hablará de una forma tan aguda cuando estaba alegre.

Enid ni cruzó el umbral de la puerta, debía volver al departamento para buscar sus cosas y así poder irse, apenas le dedicó un saludo que sonó cansado y se volteó dispuesto a regresar.

Pero el tirón en su mano la hizo voltear.

Vio a Merlina con sus lindos y rasgados ojitos, casi suplicantes, un pequeño puchero en sus labios, la minina sostenía su mano, con sus dedos entrelazados, sin dejarla escapar.

Enid abrió un poco de más sus ojos, sin saber muy bien qué hacer, miró a Yoko, detrás de Merlina, quien tenía una sonrisa enorme en el rostro.

La gatita notó que su humana era muy lenta y no se había dado cuenta de lo que quería, así que se acercó a ella para abrazarla un momento, escondiendo su rostro en el cuello de la rubia.

Enid la miró con sorpresa, comprendiendo que su gatita quería unos mimos de despedida, devolvió el abrazo, acariciando su cabeza.

Notó a Yoko, un poco más atrás, dentro de la casa, quien daba saltitos de emoción.

Enid rodó los ojos.

Merlina se frotó levemente en su cuello antes de apartarse un poco, mirándolos ojos de su dueña, que sonreían ligeramente.

Sin importarle nada, la gatita acercó sus labios a los de Enid, besando con calma.

En esos días a solas habían practicado los besos bastante, y, a pesar de que Merlina nunca podría ganarle a su humana en sus batallas de lenguas, tenía suficiente confianza para comenzar un ritmo lento, o seguir algo más apasionado.

Enid dejó que su gatita la besara con lentitud, acariciando un poco la mejilla de la híbrida mientras la acompañaba en tiernos movimientos.

Se separaron con lentitud, mirándose con una sonrisa en sus rostros.

— ¡La puta madre!

El grito de Yoko hizo a Merlina saltar del susto, sintió su cola erizarse bajo sus pantalones.

— ¡Son tan tiernas y tan bonitas y-!

— Cállate de una vez— soltó Enid, en tono brusco, se separó de Merlina y se fue a paso apresurado.

Merlina no pudo evitar sentirse un poco mal, se mordió el labio con pena, sintiendo que había hecho mal.

-Ella solo quería un beso de despedida.-

—Vamos, pequeña— las manos de Yoko sobre sus hombros lo hicieron alzar la vista del suelo—. Entra, hace frío.


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𝘽𝙖𝙙 𝙇𝙪𝙘𝙠| WenClair AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora