aprendiendo a amar.

Cielo.

El cielo por las mañanas luce como la esperanza,
pero aun así, cada minuto que transcurre, mi alma
se sienta y asienta cada vez más en la desesperanza.
Podría sonar estúpido, pero jamás encontraré la calma.

Las ruedas del tren giran a gran velocidad,
podría parecer que nunca se cansan de girar.
Rutinario, ¿no crees? yo pienso igual,
así te veo desde mi espejo, jamás dejas de girar.

Entonces, es cuando empiezo a contar,
Uno, dos, tres... no sé cuándo parar.
Solo sé que esto jamás se detendrá.
Eso es lo único que puedo asimilar.

El cielo por las tardes luce tan etéreo, podría verlo
eternamente, pero sé que eso es imposible,
pero, ¿no hay imposibilidad más posible que lo imposible?
Eso es lo que dicen, ¿no?, - Tal vez...-

Delirios en el vaivén de mi pesar,
Susurros en la alcoba sin limpiar,
Tu mano es el único contacto que no he podido olvidar,
pero cada vez se desvanece más.

El cielo por las noches es como un espectáculo fugaz,
luces por doquier, alegría y mucho más,
eso es lo que quiero pensar, más
todo lo que sé es que solo es una idea que me acabo de inventar.

Podría ser lluvia en verano,
Podría ser el sol en invierno,
Podría ser el frío quemando,
Podría ser el fuego abrasando,
Podría ser mi miedo secreto
o tal vez, mis dulces sueños.
La pesadilla de tu fallecimiento
o el llanto a tu desvanecimiento.
Mi desvelo en angustias y anhelos,
Mis delirios, mis traumas, mis celos.
Podría parecer involuntario
pero es adrede lo que hago.
Me abrazo, me aferro, me cobijo
a este insuperable dolor
al que a diario me sumerjo.