Lo último que deberías saber de mí es que escribo poesía sobre ti.

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Estoy más hecho de una luz matinal cuando sale el sol de verano.
Él es tan frío que parece la más fría y oscura noche de invierno.

Somos tan opuestos. Yo soy la noche más ruidosa en una avenida atascada por los semáforos.
Y él es el océano justo después de la salida de la luna, una vista perfecta en el paraíso.

Sin embargo, intento convencerme de que esto no está bien. Debo correr tan rápido como pueda.
Mis piernas flaquean. Mi mente enloquece. Me tiemblan las manos. Me exalto cuando lo veo.

Puedo pensar que esto podría pasarme o podría durar para siempre. Da igual, estoy bien.
Me repito una y otra vez, como un mantra, "nunca volveré a amar", no pasa nada. No importa.

Entonces deseo las cosas que nunca me atreví a soñar o incluso a decir en voz alta. Algunas voces,
en mi cabeza, gritan. Parecen tener razón. No las escucho. Tal vez debería, pero no puedo.

Soy la ciudad más grande. Él es sólo un pequeño pueblo. Él es demasiado tranquilo, yo hago ruido cuando llego.
Pero dos fuerzas polares están destinadas la una a la otra, ¿no? ¿Verdad?

Yo te veo. Rezo. Arriesgaré mi sudor, lágrimas y sangre. Supliqué por algo de esto...
Te veré cuando el sol se enfrente a la luna en un ardiente cielo rosa púrpura.

En cambio, todo lo que obtengo de ti son miradas anhelantes en la distancia. Mi delirio viene
arrastrándose. Me pregunto si algún día me sostendrás entre tu brazo

O, ¿me dejarás colgando del acantilado?

aprendiendo a amar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora