Capítulo XXVII

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Se sentía como un cascarón vacío.

Tus labios adoloridos por el brusco contacto, y tus brazos todavía tibios por el calor de los suyos solo hacía que tu interior se sintiera aún más frío y hueco de lo que pensabas. Las frazadas de tu lecho de descanso parecían envolverte para que sintieras el refugio que necesitabas en ellas, pero no llegaban a ser tan afectuosas y suaves como era estar con él, aun así te ofrecían el único consuelo que podías hallar.

–¿Cariño? –una voz familiar se deslizó por una pequeña abertura de la puerta.

–¿Mamá?

Podías estar destrozada, pero por mucho dolor que sintieras, no querías contarle y que se enterara de todo, los motivos principales eran que tenías miedo de lo que podía pensar de ti, y al mismo tiempo, hacerla sufrir por "un simple romance adolescente". Enjugaste los caminos de lágrimas que separaban tus mejillas, y todavía a oscuras, trataste de mirarle.

–¿Todo está bien? –tomó uno de tus mechones y los colocó con delicadeza detrás de tu oreja. Su voz era muy apacible, lo cual no era muy común. –Debes estar muy nerviosa por tu graduación.

–Sí, estoy muy nerviosa por ese día. –no era del todo mentira.

Ella sonrió ligeramente, pero su mirada delató que se había dado cuenta de tu verdadero dolor.

–Mi niña, no importa que todos estén en tu contra, incluso cuando te sientes fuera de lugar, o que no eres suficiente. Debes saber que aunque nadie lo valore, sigues siendo especial.

–¿Mamá?

–El valor de las personas no reside en cuánto hace sentir a las demás, tampoco en lo útil que les sea.

Quisiste reír por la contradicción que tu cerebro enfrentaba, dos pensamientos que disputaban por cuál vencería.

–Eso es mentira. ¿Qué me dices de las personas que ayudan a la sociedad? ¿No vale más un héroe que un don nadie? – te burlaste.

–Los héroes se convierten en lo que son gracias a las personas comunes y corrientes.

–¿Qué?

–Después de todo, no serían héroes si no ayudaran a los demás, ¿no es así? Incluso ellos saben que todos tenemos un valor único.

–¿Y si no es así? –agachaste el rostro para evitar dirigirle la mirada. –¿Si no es cierto que aprecian a todos?

–Solo debes observar la forma en que arriesgan su integridad por ayudar a otros. ¿Acaso alguien se sacrifica por algo que le parece inútil?

Dudaste ligeramente, mirando hacia tu ventana, a las afueras, buscando respuesta en la brillante luna.

–Igualmente, no necesitas que alguien te recuerde lo importante que eres. Puedes ser tu propio héroe.

"Mi propio héroe."

¿Cómo se puede pasar de ser un don nadie a un héroe? ¿Necesito salvar muchas vidas? ¿Que las personas me respeten? No cumplías ninguno de los dos requisitos, es más Gayatri había muerto y te sentías en parte culpable, y eras constantemente la burla de los compañeros de tu salón.

Supongo que ser un héroe no es para todos.

Con pensamientos similares rondando tu cabeza durante los próximos días, el abrazo de tu madre era el único que ofrecía un consuelo. Ni amigos, ni pareja, Pavitr había desaparecido los siguientes días, no querías contactarlo y él tampoco parecía tener la intención de hacerlo. Aunque estabas enojada con él, al punto de haber terminado su relación, era deshonesto no admitir que te preguntabas la razón por la cuál él no había intentado arreglar las cosas. Tal vez estaba dolido, pero, ¿acaso tú no lo estabas? pensaste por un momento que a lo mejor estaba respetando tu decisión de separarse, pero eso no hacía disminuir el dolor.

After DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora