Capítulo XXV

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Era un momento muy especial. Lo era porque estaban compartiendo el primer beso entre ambos, no lo hacía especial el hecho de nunca haber besado a alguien más, lo era solo por el simple hecho de que era uno genuino entre ustedes dos.

Tus emociones daban vueltas en la cabeza, formaban un torbellino de pensamientos confusos que solo llegaban en una sola conclusión: él. Jamás te ibas a acostumbrar, estabas segura de eso, era demasiado como para tomarlo por costumbre.

Se separaron cuidadosamente, su aliento todavía rozaba el rostro del otro. Luego de un momento tan íntimo, el nerviosismo retomó el control de la situación; dirigiste la mirada al suelo, sin saber exactamente cómo actuar o decir ahora que tu cabeza estaba fría nuevamente.

–Ah, las estrellas estan hermosas ¿no lo crees? – intervino él, también parecía incómodo.

–¿Estrellas?

Giraste en dirección al cielo vacío, pocas estrellas, pero este silencio visual hacía que deslumbraran aún más las pocas que lograron sobrevivir a la penumbra.

–Siempre vemos las estrellas, ¿por qué te fijas en eso ahora?

–Tal vez es por tu culpa, que ahora mismo parecen que son más brillantes que antes.

Por un momento deseaste ver el reflejo de las lumbreras pequeñas en sus ojos. ¿Sus iris serían un cielo profundo y oscuro? O tal vez sus pupilas fueran como agujeros negros, capaces de atraer todo a su alrededor. Acallaste con ligero dolor los pensamientos intrusivos que rondaban, y te concentraste en permitir que este agradable encuentro prosiguiera. Miraste el mismo cielo de hace unos segundos. La luna se observaba imponente, pero él parecía no fijarse en nada más que en ti, a pesar de eso, no pudiste evitar sentir melancolía al observar a aquel reflejo de luz inmenso en medio de la noche.

–Desearía que fueras conmigo a mi graduación. – susurraste.

–Estaré ahí, más cerca de lo que crees.

Él parecía feliz, sin embargo tu desánimo se hizo notar al instante.

–¿Ocurre algo, soniya?

–Tengo la impresión de que esa noche será algo difícil.

–¿Por qué dices eso?

Soltaste un suspiro muy pesado, te quejabas constantemente de la falta de confianza de él sobre su identidad; actualmente también le ocultabas muchas cosas.

–Sería todo mejor si pudieras estar conmigo ahí, tengo tanto miedo. –tomaste su mano entre las tuyas, tratando de hacerle sentir el mismo temor que recorría tus venas. – Simplemente, no quiero ver a Pavitr.

Obtuviste un gruñido como respuesta, sentiste casi como si él tratara de alejarse de tus manos, pero aquella sensación no llegó a concretarse nunca, su mano aunque tensa, permanecía serena en el lugar que le diste.

–Si se llevan tan mal, tal vez no deberías aceptar nada de él. No te tienes que forzar en querer a alguien a quien aborreces.

–¡No es así!

Debido a la desesperación con la que respondiste, él te observó con sorpresa. Murmuraste mientras cerrabas los párpados fuertemente, eras un caos, y tratabas de ordenar tus ideas peligrosas para poder comunicarte correctamente.

–Él me recuerda a Gayatri.

–¿Gayatri?

Sus músculos tensos se relajaron, hace mucho no había escuchado ese nombre de tus labios, y gracias a que la mencionaste también se volvió consciente de que ya no rondaba su mente con la misma frecuencia que antes.

After DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora