LA CONVERSACIÓN

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Os sigo compartiendo cosas.

Esta sería la conversación sobre la noche de sexo que Addison y Abigail tuvieron. La he cambiado por completo, como podréis leer. Ya os digo que solo es un boceto y quizá no sea el resultado final, pero sigo trabajando en la historia. Además, como veis, he añadido una fiesta de empresa que será muy prometedora y divertida. Que eso en la historia de wattpad no está. Me parecía interesante reforzar el vínculo y la tensión de Addison y Abby con esta fiesta, así como poder aprovechar para reforzar el de Rose y Vanesa. Así que, hay capítulos TOTALMENTE NUEVOS sobre esa fiesta.

Espero vuestras opiniones.

PD: Lo de Penélope Cruz es porque me pareció divertido que fuera a asistir un famoso real a la fiesta, pero tengo dudas de si en el resultado final lo voy a mantener o no.

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Era viernes y mi cuerpo lo sabía. Al día siguiente tendría lugar la fiesta y todo el mundo estaba nervioso en la empresa. Sobre todo los nuevos. Las conversaciones que se escuchaban por los pasillos estaban divididas sobre qué vestido iban a llevar y sobre lo emocionados que estaban porque Penélope Cruz iba a asistir. Se comentaba que la comida estaba elaborada por uno de los cocineros más famosos del mundo entero. Tuve miedo por un momento. ¿Y si mi paladar no estaba entrenado para saborear algo tan delicioso como la comida de ese señor? ¿Y si no me gustaba? ¿Y si a todo el mundo le flipaba pero a mi esa comida de «pijos» me sabía a culo?

En mi hora libre, me paré frente a la máquina de la sala de descanso. Con tan mala suerte que Álvaro no tardó en aparecer por allí y plantarse a mi lado. Me miró de reojo, sonriente y metió la moneda. En cuestión de un minuto, ya tenía un humeante café entre las manos.

—Buenos días, señorita Abigail —dijo—. La saludo yo, ya que veo que no tendrá el detalle de hacerlo usted.

—Buenos días. —Dije apretando con fuerza la mandíbula.

—¿Qué tal tu mañana?

—Bien.

—Que seca. ¿Eres siempre así?

Le miré de reojo, tragándome las ganas de mandarle a un sitio feo.

—Ya veo que sí —concluyó él y le sopló al café.

Recé con todas mis fuerzas que se quemase la lengua y que no pudiera hablar en siete meses. O que se le cayera encima y estuviera manchado e impresentable el resto de la mañana. Iba a disfrutar de lo lindo viéndole manchado en la reunión con Addison.

—Mañana tiene lugar la gran fiesta. —Suspiró. ¿Por qué se empeñaba en sacarme tema de conversación? No quería hablar con él—. Está todo el mundo nervioso... bah, principiantes.

Que se quisiera poner la corona de que no era la primera fiesta importante a la que asistía solo me dio asco y se lo hice saber con mi cara. Me habló de la gente con la que se había codeado, los negocios importantes que se habían cerrado gracias a él. Que en todas las empresas le hacían una mención de honor por su trabajo y blablabla. Cosas que no me importaban en absoluto. Seguro que pensaba se podía ligar a Penélope Cruz con tan solo decirle «hola, guapetona» y regalarle su sonrisa seductora de mierda. En su cabeza era espectacular. Lo que no sabía era que la pobre mujer saldría corriendo al ver su vida en peligro. El botón de la chaqueta podría saltar disparado en cualquier momento y herirla de gravedad.

—Y tú no pensarás ir así, ¿no? —Me hizo un barrido visual desde la cabeza hasta los pies.

Me observé unos segundos antes de volver a mirarle.

Addison LaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora