36. LYSANDRA

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Capítulo XXXVI
❝ Pequeñas dudas ❞
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Lysandra observó a Boba regresar; caminaba con la cabeza gacha y su expresión estaba oculta debido a la poca luz y debajo de los rizos salvajes que cayeron sobre su frente.

«Esto no es lo que quería», había confesado Boba mientras los veía, en aquel momento; cuando ellos aún eran cuatro y no tres. Antes de ser reducidos y antes de que uno de ellos fuera enviado al espacio exterior.

Aún tenía el eco del disparo en un oído. Cerca, muy cerca.

Lysandra sabía que las intenciones de Boba eran la muerte y, aún así: sus intenciones no eran completamente incomprensibles. El niño creía estar haciendo lo correcto, y seguía el camino elegido con temor, porque era todo lo que conocía (lo único que se le enseñó).

Las intenciones tuvieron poco significado cuando los medios utilizados habían llevado a tantas personas a morir, con la cifra de muertes amenazando con aumentar.

Más pronto que tarde, los años y esta vida terminarían por endurecerlo por completo, y se acostumbraría tanto que ni siquiera Lysandra en todo un esplendor empático notaría la diferencia ni encontraría la vulnerabilidad que vio en él durante su confesión al Almirante, si se le diera la oportunidad de buscarla.

Incluso en aquel momento compasivo, con Boba inclinado frente al Almirante Kilian y regalando aquellas palabras dichas desde su vulnerabilidad, la sombra de Sing (alta e impetuosa) había sido imponente detrás de él, llegando a contaminar la vulnerabilidad del niño. Sing no había sido imponente porque ella misma demostrara algún rasgo de un liderazgo real o de fuerza propia más allá de su rudeza, sino por la autoridad que poseía sobre Boba, quien solamente fue capaz de apartar la mirada cuando Sing se impuso a sí misma y su fuerza brutal sobre el Almirante Kilian como represalia por intentar convencer a Boba dere considerar su posición en todo este desastre.

Cada luz se había tornado roja desde entonces, y la atmósfera carmesí no flaqueó cuando Boba regresó después de haberse desecho del cuerpo sin vida del capitán.

El capitán se unió a las estrellas en su infinitud y majestuosidad, a una gran distancia de sus hermanos perdidos en Vanqor, y sin embargo se había conspirado para reunirlos, ahora estarían juntos, unidos en la muerte; inseparables también en ella.

Boba apenas logró alcanzar y presionar el botón que cerró la puerta detrás de él cuando Sing se interpuso en su camino, tomándolo del cuello de su chamarra y empujando su cuerpo hacia atrás. Sólo entonces los ojos de Boba habían dejado de ver el suelo para mirar en otra dirección: a Sing.

      —La próxima vez que te diga que dispares, lo harás —demandó Sing sin soltar a Boba.

Lysandra no logró ver la mirada que compartieron ambos cazarrecompensas, pero podía sentir algo flotando en el aire; la furia que solamente podía pertenecer a Sing, y el temor que indudablemente pertenecía a Boba. Cualquier otra persona en la nave estaba demasiado agotada para sentir algo más.

Una vez que la mujer lo soltó, el niño había acariciado su cuello y hombro, sin decir nada, sin asentir ni negar. Sing no había esperado por una respuesta, en ningún momento había buscado una afirmación o una negación. Sus palabras no eran meras sugerencias: eran una orden rotunda que Boba tendría que seguir. Y él lo sabía.

LIGHT A FLOWER ⸊ˎA. SkywalkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora