29. LYSANDRA

636 62 5
                                    





︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵
Capítulo XXIX
❝ Padawans y Presuntos Adultos  ❞
︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵




A punto de terminar el día, la velada en el restaurante se acercaba a su fin. Les habría tomado menos tiempo decidirse en regresar al templo si Caleb no hubiera insistido a Lysandra y a Obi-Wan hasta convencerlos de que le consiguieran un postre, y si ellos no hubieran accedido, lo cual hicieron.

El postre tenía una forma extraña, era una montaña de delicias de colores brillantes de texturas blandas y esponjosas que ocupaba una buena parte de la mesa, y era alta, pero el aroma era dulce y sacarino.

Lysandra y Obi-Wan presenciaron con asombro (y también ligeramente asqueados) cómo el Padawan lograba devorarlo todo.

      —Te juro que no sé de dónde sacan los jóvenes el espacio para comer tanto —dice el Maestro Jedi, sus ojos celestes observaban la montaña de caramelos de procedencia desconocida descender con rapidez.

Casi había susurrado esas palabras a Lysandra, como si fueran un pequeño secreto del que no quería que Caleb se enterase. No era que Caleb les estuviera prestando la mitad de la atención que le daba a su postre en ese momento.

      —Empiezas a sonar como un señor gruñón, Obi-Wan, y ni siquiera eres viejo.

Su falso regaño apenas le valió una carcajada del Jedi.

Cuando finalmente abandonaron el restaurante, la noche ya se había vuelto fría y los tres caminaron lado a lado de regreso a donde estaba estacionado su aerodeslizador. Cuando habían llegado habían sido un trío confuso y extraño, que se tropezaba con la gente, pero han abandonado el lugar como un borrón más de gente, mezclado, ya no tan curioso. 

Caleb rozó su codo con la manga de su vestido, su ánimo y alegría no se agotaban, pero por la forma en que sus ojos comenzaban a verse somnolientos, Lysandra sospechaba que dormiría muy bien esta noche.

      —Eres rica, ¿verdad, Lysandra, al ser una princesa? —Caleb planteó su pregunta despreocupadamente.

      —Mis padres poseen una riqueza considerable, sí.

Pero los ojos de Caleb brillaron con travesura, estaba balanceándose sobre sus pies al caminar.
      —Así que, ¿podrías comprarme una Caza Estelar si quisieras?

Lysandra sonrió, pero de todos modos tuvo que preguntar.
      —¿Para qué necesitas una Caza Estelar? ¿Sabes cómo pilotear una correctamente?

Lysandra dudaba seriamente que la Maestra Billaba le permitiera volar una caza estelar por sí mismo. Tal vez sólo por necesidad y en batalla, pero no estando muy lejos de su ojo protector.

      —Define "correctamente" —pidió un sonriente Caleb.

      —No estrellar la nave sería un buen comienzo —pronunció Lysandra.

      —¿Sabe la Maestra Billaba que intentas convencer a un miembro del Senado para que te compre una caza estelar? —preguntó Obi-Wan al Padawan, mirándolo desde el otro costado de Lysandra.

      —No estoy intentando convencer a un miembro del Senado de que me compre una caza estelar —intentó corregir Caleb—; estoy intentando convencer a una muy buena y amable amiga de que me compre una caza estelar.

      —Buen intento, dulce Caleb —halagó Lysandra—. Pero me temo que no puedo comprarte una, especialmente no sin el permiso de tu Maestra.

LIGHT A FLOWER ⸊ˎA. SkywalkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora