21. No pude protegerte

58 14 0
                                    


Cuando pasamos el jardín escondido, me di cuenta de que no había ningún guardia en las torres. El silencio albergado alrededor era tenebroso medida que nos acercábamos al muro destruido junto a una de ellas. Y del otro lado se podía apreciar él espeso bosque.

No tenía ml suerte, no por ahora todavía debíamos cruzarlo con cautela cuidando de que nadie nos captura.

Esperaban que Naxell cumpliera lo que prometió.

La idea de que quisiera matar a Trena rondaba por mu cabeza, por que podía asegurar que eso desataría una oleada peligrosa en el castillo que dejábamos aquí. Peligro que lo era mayor que él, y podía derrocarlo con fácil. No conocía al cien por ciento de sus habilidades pero podía llegar a la conclusión que era poderoso con o sin ellas.

Logrando cruzar el muro Madia resbaló contra una piedra raspando se la rodilla. No gritó no se quejó por que la misma se llevará ja curando con lentitud. A estas alturas nada me sorprendía.

Colgué la bolsa en mi hombro y agarré su mano envolviéndola con la mía.

—¿A dónde iremos ahora? —comento mientras avanzábamos con lentitud lejos del muro

La verdad no tenía ni idea, solo caminaremos sin rumbo hasta que Naxell nos encuentre.

—Encontraremos un lugar para descansar, hasta que un amigo nos encuentre. Después el nos llevará a un lugar seguro —fue lo que dije para convencerla— puede que tardemos un poco pero..

Mi cuerpo cayó contra el suelo soltando la mano de Madia bruscamente. No se en que momento llegaron pero uno me tenía presa en el suelo con sus manos alrededor de mi cuello ahorcandome.

—¡Darianne, ayúdame! —grito la pequeña, moviéndome el corazón de angustia

Puse ver como intentaban llevársela mientras el otro sobre mí quería terminar conmigo, o por lo menos desmayarme.

Por unos segundos no se me ocurrió nada que hacer, estire una mano contra su brazo abriéndole la piel con las uñas.

Los gritos de Madia me despertaba.

La respiración se me iba al igual que la fuerza.

Apreté los dientes estirando el otro brazos contra el suelo levantando una oleada de polvo cuando las raíces salieron lanzadas sobre cada uno de ellos son piedad alguna. El primero en caer fue el pelirrojo sobre mí al que le lancé un rodillazo en la entrepierna lanzándolo al suelo y las raíces lo envolvieron hasta estrangularlo.

Por fin pude respirar de nuevo.

A los otros dos los miré con el rabillo del ojo tosiendo cuando observé a sus espaldas las ramas de los árboles sosteniendo los por el cuello como una serpiente, atravesándole el tórax con una facilidad indescriptible.

Madia corrió hacia mi como su salvavidas. La revise con rapidez tomándola del rostro, recibiendo de su parte que estaba bien. Nos volvimos abrazar está vez recobrando mejor el sentimiento de alivio.

Mire a mi alrededor la escena que deje sin sorprenderme cuando..

—¡Estás sangrando! —señalo mi camiseta, una mancha de sangre que crecía

No había sentido el dólar hasta ahora. Alce la camisa y quedé helada cuando vi un hueso performa las costillas.

—Demonios —masculle estirando mi cuerpo nuevamente en el suelo

—Daria ¿qué haremos, estás perdiendo mucha sangre? —inquirio con la voz preocupada

Respiré hondo.

El Rey De Las Sombras [#1][En Corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora