Cambié la música de la radio, intentando buscar algo mas animado que escuchar. Un manotazo me hizo saltar, dejando de tocar el estéreo.
—No toques mi auto —Soltó.
—Soy la copiloto, ¿no es mi trabajo poner la música mientras tu conduces? —Reclamé.
—No en mi auto, Lena —Exclamó.
—Es el auto de tus padres.
Carter se volteó hacía mi fingiendo completa ofensa en su rostro, no pude evitar reírme antes de intentar cambiar la música de nuevo.
Blake había insistido que viera a Beck, la bruja. El sueño recurrente que tenía me molestaba cada vez que cerraba los ojos, veía lo mismo. Correr, sed, hombre fumando, muerte. Se había tornado repetitivo y tedioso despertar asustada todas las noche intentando descifrar que significa.
—Ayer faltaste al examen de Matemáticas —Carter mencionó. —Tú no faltas a examenes, ¿esta todo bien?
—Ni si quiera me lo recuerdes —Levantó una ceja hacía mi, curioso. —Estaba en casa de los Adler, y no llegué a tiempo. Luego la tormenta nos atrapó y estuve el resto del día en cama chorreando mocos.
No comentó nada, aunque estaba haciendo un esfuerzo, la mención de los Adler aún ponía incómoda la situación. Habíamos salido de clases, y accedió a llevarme a ver a Beck. Su hermana se había ido con Corbar, como últimamente pasaba. Me puso triste pensar como Carter, que siempre iba y volvía de la escuela con su hermana, ahora tenía que conducir solo.
—Beck me aviso que su abuela estaba de visita —Carter comentó.
—Genial, otra bruja a la que explicar que estoy loca.
—No estas loca, Lena. —Su mano tomo la mia, que descansaba en mi regazo, en un gesto amistoso.
Estacionamos fuera de la tenebrosa casa nuevamente, me preguntaba como Beck, que parecía un ser tan amigable y amistoso, vivía en una casa que parecía de la bruja de Hansel y Gretel. Carter tocó la puerta, pero no recibimos una respuesta. En su lugar, la puerta se abrió haciendo un sonido grotesco por la antigüedad de la madera. Nos miramos confundidos, Carter me hizo un señal de que permaneciera detrás de él, mientras se adentraba a la casa.
—¿Crees que es buena idea irrumpir en la casa de una bruja? —Susurré.
—Tengo que asegurarme que Beck este bien. —Lo miré extrañada, no sabía que era tan cercano a ella.
—Hace mucho frío aquí —Susurré mientras frotaba mis brazos, viendo un humo blanco salir al exhalar.
—Las velas estan prendidas, todo parece normal. —Su voz había subido de tono, ya no susurraba.
—Revisaré el piso de arriba —Avisó. —¿Puedes ver el resto de las habitaciones?
Apuntó hacía donde me había llevado Beck la primera vez que estuve aquí. Asentí, Carter subió las escaleras cauteloso, borrandose de mi vista. Caminé despacio por la casa, parecía estar vacía, no había rastros de Beck. Al entrar al cuarto que reconocí al instante, note más velas prendidas que en el resto de las habitaciones. La mesa de madera estaba llena de cosas, completamente desordenada, y el libro añejo que recordaba a Beck leer al quitarme el hechizo, yacía abierto de par en par entre las cosas.
—¿Beck? —Escuche la voz de Carter llamar desde el piso de arriba. —¡Beck!
Ninguna respuesta, camine rodeando la mesa para ver el libro mas atentamente. Las hojas estaban desgastadas pero la tinta negra seguía igual de presente, dibujando formas y palabras en un idioma que era indescifrable para mi. Me quedé unos minutos observando, pasando las páginas. Mi respiración se detuvo cuando mi memoria conectó los recuerdos, había visto esta escritura antes. El día que soñe con Argus, sentado fuera de mi salón de clases, en la banca. Un golpe me hizo reaccionar sacandome de mis pensamientos, ahogue un grito por el susto.
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Eternos Sagrados
FantasyEsta historia es para las adictas de los casos perdidos. Un comienzo en una ciudad que no conoces, con personas que se conocen de toda la vida puede ser un conflicto para Alena Vasilevsky, en especial cuando las cosas se tornan extrañas por los suc...