En el camino saliendo de la ciudad, adelantamos el auto de los Brown, nos sumía un silencio que no resultaba incómodo. Miraba por la ventana, al cielo oscuro sobre nosotros, era muy probable que en cualquier momento comenzará a llover.
- Gracias, no tenías porque ayudarme, y lo hiciste de todas formas - No lo miré, no quería, el efecto que causaba en mi cada vez que lo tenía cerca me molestaba, no quería sentirme así por él.
- No volverás a ir a ese lugar - Solté una risa irónica.
- ¿Por qué crees que puedes ordenarme como si fuera tu mascota? - Ahora si volteé, por primera vez a verlo desde que me había subido al auto. Conducía con solo una mano sobre el volante, hasta su perfil se veía atractivo, quise golpearme a mi misma por pensar eso.
- Si fueras lo suficientemente inteligente, dejarías de meterte en estas situaciones en la que evitarías que las personas te digan que hacer - Lo dijo enfadado, fuerte pero no tanto como para ser un grito, su reacción me resulto extraña - Si no fueras tan condescendiente, tal vez te darías cuenta de que solo intento cuidarte.
- ¡Pero si casi me atropellas con este auto ayer! - Le grité porque no lo soportaba, algo en el me atraía, y eso me disgustaba sobre manera.
- ¡Tu fuiste la que se puso detrás de un maldito auto en marcha! - Su gritó me descoló, giré mi cuerpo hacía él para poder verlo mejor.
- ¡¿Por qué tienes actuar de esa manera?! - Por primera vez se volteó a mirarme con las cejas fruncidas, si estaba enfadado - ¡La primera vez que te conocí fuiste un completo cretino, pero luego me ayudas en el club, pero también casi me matas con tu estúpido auto! ¿Y ahora te ofreces a llevarme y dices que solo lo haces para cuidarme? Decídete de una maldita vez.
- ¡Créeme que si por mi fuera, ni si quiera te abría hablado en primer lugar! - Su mano apretaba el volante tan fuerte que su nudillos resaltaron. Justo cuando estaba por responder enfadada nuevamente, un grito desgarrador llego a nuestros oídos, me giré instintivamente hacía la ventana, pero lo único que podía ver era el bosque rodeado de oscuridad junto a la carretera.
- Detén el auto - Dije apenas audible, cuando voltee a ver que no me hacía caso, volví a hablar - Detén el maldito auto, Blake - Era la primera que lo llamaba por su nombre, tensó la mandíbula mientras aparcaba el auto en un costado de la carretera.
Puse mi mano sobre el picaporte abriendo la puerta unos pocos centímetros, pero se cerró bruscamente por la mano de Blake encima de la mía, cuando me di vuelta para confrontarlo estaba muy cerca de mi, sentí su respiración chocar en mi boca, y juro que sentí olor a cigarrillo por un segundo.
- ¿Estas loca? No salgas del auto, yo iré - Habló aún pegado a mi, por la cercanía de nuestros cuerpos, pude sentir su respiración hacerse irregular, fue cuando se alejo, saliendo del auto, dejándome sin palabras, tragué saliva y lo vislumbre adentrándose al bosque desde la ventana.
Mi pierna no dejaba de moverse nerviosa, habían pasado varios minutos y no había vuelto a escuchar nada, ni siquiera una rama romperse, el silencio me estaba poniendo los nervios de punta, y el hecho de que Blake no volviera lo empeoraba. Me imaginé cada escenario trágico en mi cabeza, y me pregunte si tal vez podría ser otro ataque animal como el de las noticias, mi corazón estaba en mi boca pensando en que capaz había enviado a Blake a su muerte.
Cada idea macabra en mi cabeza se esfumó cuando escucha a la mujer gritar de nuevo, ahora mas desesperada que la primera vez, sin pensarlo dos veces me baje del auto. El ambiente estaba mas frío que antes, supongo por estar en medio de la nada, mi corazón en cualquier momento se iba a salirse de mi pecho, pero decidí avanzar por donde había visto a Blake caminar hace demasiado tiempo ya.
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Eternos Sagrados
FantasyEsta historia es para las adictas de los casos perdidos. Un comienzo en una ciudad que no conoces, con personas que se conocen de toda la vida puede ser un conflicto para Alena Vasilevsky, en especial cuando las cosas se tornan extrañas por los suc...