Capítulo n°41 "limerencia"

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—Creo que es evidente que ellos eligieron donde sería la doble cita. —Mire a Kalia junto a mi, que observaba el bar con miedo en sus ojos.

El "bar" que habían escogido los chicos era grande, oscuro y ciertamente no para todo público. Estaba lleno de adultos ebrios, en su mayoría hombres que jugaban en las mesas de billar y los dardos. Aunque el lugar no estaba mal, no teníamos idea como nos habían dejado entrar pareciendo escuicles de 17 años, que si eramos. Bueno, los Adler no exactamente.

—Se suponía que cenariamos en un restaurante con clase —Kalia se quejó.

Corban y Blake habían ido a la barra a preguntar por alguna mesa disponible, a lo lejos podía ver a las mujeres observandolos como si fueran carne fresca en un matadero.
Kalia junto a mi parecía que quería llorar, me puse frente a ella sosteniendo sus brazos para que se concentrará en mi.

—¡Escuchame! Esta bien, no estan tan mal. —Si estaba muy mal, podía jurar que una mujer de compañía acaba de pasar junto a nosotras mirandonos mal. —Tal vez si esta mal, pero descuida, porque nos vamos a vengar.

—¿Nos vamos a vengar? —Pude notar el interés formarse en ella.

—¿Qué puede ser mejor que tener dos guardaespaldas que nos van a pagar todo el alcohol que quieramos tomar, y nos van a cuidar cuando estemos tan ebrias como para no poder caminar?

—¿Vamos a embriagarnos? —Preguntó animada.

—Es un bar, ¿no?

Kalia me mostro la sonrisa mas grande que le había visto, caminamos hasta donde estaban los chicos recibiendo las miradas despectivas de un par de mujeres en la barra.

—Nuestra mesa estará lista en unos minutos. —Me causo gracia como hablaba como si estuvieramos esperando lugar en un restaurante cinco estrellas.

—Amor. —Kalia abrazó a Corban haciendo ojitos hacía él. —¿Podrían comprarnos algo para beber? Lena y yo queríamos probar algunos tragos mientras estabamos aquí.

Corban no podía elegir entre mirar los ojos de Kalia, o su boca, la tensión entre ellos se podía cortar con una hoja de papel. Aceptó tartamudeando mientras llamaba al barman que estaba en una esquina coqueteando con las mujeres que nos habían visto mal.

—¿Qué quieren beber?

—Tekila —Hablamos ambas al unísono.

—Cuatro shots de tekila —Pidió Corban.

—¿Identificación, niño? —El barman, que solo se veía un par de años mayor que nosotros, miro al pelirrojo de mala gana.

Blake puso los ojos en blanco, sacó su billetera del bolsillo de su pantalón, sin disimular ni un poco le tendió un billete de cien al barman, que sonrió convencido y comenzó a servirnos los tragos sin cuestionar. Cuando los pusieron frente a nosotros, cada uno tomo el suyo. Vi el mio con miedo en mi rostro, jamás había tomado tekila, y por el olor algo me decía que no era suave.

—¿Miedo, Vasilevsky? —Blake mostró sus dientes en una sonrisa presumida.

—Solo lo dices porque tu no puedes embrigarte a menos que te tomes todo el bar.

Kalia hizo una cuenta atrás, y todos tomamos nuestros shots. Hice una mueca al sentir el ardor quemar el interior de mi garganta, tosí un par de veces intentando deshacerme del sentimiento.

—Su mesa es la cinco —Dijo el barman indicando hacía donde estaba.

Me quedé en la barra mientras ellos iba a sentarse, le pedí al barman varias bebidas, incluyendo una botella de Whiskey para Blake. Aviste los alrededores mientras esperaba los shots que había pedido, me detuve al ver a un hombre parado del otro lado de bar, tenía sus ojos clavados en mi. Frunci el ceño tratando de pensar en donde lo había visto antes, su rostro me resultaba muy familiar. Cuando recordé de donde lo conocía, pestañeé varias veces intentando asegurarme que fuera real. Era él.

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