Capitulo n°31 "testimonio confinado"

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No quería matarlo, a ninguno de ellos, al menos no al principio. 

Camine en busca de alguien que me ayudará, alguien que se asegurara que me encerraran. Necesitaba que alguien me atrapara, que vieran de lo que era capaz, y decidieran que no debería seguir vagando por estas tierras lastimando a cualquier persona que se me cruzara.

"¡Ayuda! Señor, debe ayudarme, le imploro que me detenga." Rogué a un desconocido que caminaba en la oscuridad fumando.

Sentí el mundo detenerse al oler la sangre que corría por sus venas ferozmente por la adrenalina de encontrarme, una mujer cubierta de sangre, sola en medio de la noche. Le rogué a mis impulsos detenerse, pero la sed era desgarradora. Se sentía como estar bajo el agua, tener el ímpetu de respirar pero no ser capaz de hacerlo, sentir la agonia por un poco de aire entrar a tus pulmones. La sangre era el oxigeno que necesitaba.

"¡Señorita! ¿Se encuentra bien?" El hombre que gentilmente tomo mi brazos sacudiendome para reaccionar, estaba asustado. Podía notar que era joven a traves de la falta de luz. ¿Me había trocado en un ser tan vil y macabro que acabaría con la vida de alguien tan falto de experiencia? Alguien con toda una vida por delante, pensé.

Pude sentir el dolor punzante en mis encias mientras le rogaba que me perdonará por lo que iba a hacer. Ataqué su cuello despójandolo de eso que tanto me hacía falta, fui capaz de percibir cuando su vida se escapo de él. 

Me desperté exaltada llevando mi mano a mi corazón, que latía perseverante en mi pecho por el miedo. Blake se despertó junto a mi, sostuvo mi mano mientras preguntaba reiteradamente si me encontraba bien. 

- Estoy bien - Musité.

- ¿El mismo sueño? - Preguntó, y pude notar su rostro adormilado. Asentí.

Unos días despues de la cena, cuando todo era normal, excepto el hecho de que mis amigos eran criaturas miticas, los sueños comenzaron como cualquier otro. Sabía que tenía una imaginación activa, siempre tuve sueños extraños, pero estos eran diferentes. 

Siempre era el mismo, cada vez que cerrará los ojos. Por la forma en la que vestía sabía que era de otra época, comenzaba conmigo huyendo de algún lugar. Usaba un vestido antiguo pero elegante, bastante pomposo. Mi boca, cuello y pecho estaban cubiertos de sangre que por el tiempo se habían tornado oscuro. Corría hasta encontrar a un hombre fumando en las desiertas calles de alguna ciudad, quería que me detuviera pero no entendía de que. No lograba entender hasta que lo atacaba, tomando cada litro de el liquido rojo en su cuerpo. 

- Ven aquí - Los brazos de Blake me rodearon atrayendome hacía él - Creo que deberías hablar con Beck, tal vez ella pueda hacer algo al respecto.

- ¿Beck? - Me tarde unos segundos en recordar a la bruja, la amiga de Carter - ¿Las brujas saben como deshacerse de pesadillas? 

- Las brujas saben hacer muchas cosas.

Un rato después pude conciliar el sueño, un par de horas al menos. La alarma nos despertó a ambos de mal humor, tape mi cabeza esperando que Blake la apagará. Las sabanas de seda cubrían mi cuerpo, refugiandome del frío del exterior. La casa de los Adler resultaba siempre estar fría, claramente porque ellos jamás sentían la temperatura. 

- Mierda - Me levanté de un saltó al recordar el examén de Matematicas que tenía que dar hoy - Despierta, tengo un examen hoy, no puedo faltar.

Blake se revolvió quejandosé por la falta de mi presencia, adormilado busco mi cuerpo encontrandose con el otro lado de la cama vacía. Comencé a vestirme metiendo las cosas que encontraba en mi bolso. Su habitación, que solía estar siempre ordenada, se había vuelvo un refugio de mis cosas, desde que decidimos que dormiría en su casa todos los días que mi madre no estaba en casa de noche.

Eternos SagradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora