CAPÍTULO 03

713 53 7
                                    

JENNIE POV'S

Los atractivos ojos desafiantes de mi alumna, Manobal estaban en mi cabeza como fichas de ajedrez. Trataba de moverlas, porque mi mano estaba estancada sin poder hacer ningún movimiento. Y eso me estaba torturando.

Me sorprendió el hecho de que cuando simplemente mencioné "maleducada" y "malcomportada" se calmó de inmediato. Su vista se torno nublada, y pude ver arrepentimiento y decepción en su triste mirada... Decepción de sí misma.

Era por aquello que no podía sacarla de mi mente. Que no podía evitar pensar en esos labios carnosos y rosados, en esa mirada penetrante que resguardaba la vulnerabilidad.

Y, eso estaba mal. Estaba mal porque ella es mi alumna, porque tengo un esposo al que se supone que amo y solamente debería tenerlo a él en mente. No a alguien quien apenas conozco, es mujer, y, Por Dios. Es mi estudiante, una estudiante rebelde que había despertado a un nivel curioso mi intriga.

Se abrió la puerta de mi penthouse, mostrando a mi esposo con un maletín en mano y una sonrisa deslumbrante. Se paso los dedos por el cabello, y yo me levante de inmediato para recibirlo.

—Hola, cariño —le dije, acercandome.

—Hola, Jennie, cielo —dio dos pasos adelante, cortando nuestra distancia. Y dejando un casto beso en mis labios.

—¿Como te fue en el trabajo? —Pregunté, siguiéndolo a la cocina.

—Excelente..., Tengo un chico que intento suicidarse. Pero ahí vamos.

Mi esposo, Kai. Era psiquiatra. Algo que admiraba de él, era su potencial para ayudar a los demás, que tenían esas mortales enfermedades mentales. Que te matan lentamente en silencio. Además, si me sentía triste... ¿Quien mejor para hablar que mi propio acompañante de aventuras?

—Te ira bien, cielo. Confía —me puse de puntillas para dejar un beso en su mejilla. Él Sonrió.

—¿A ti como te fue en tu primer día en ese "instituto de estudios avanzados para chicos problemáticos" —comentó con tono burlón. Le di un suave golpe en el hombro.

—¡No te burles! Esos chicos tienen problemas de verdad.

—¿A si? —asentí—. ¿Como que has visto que han hecho?

—Él primer día de clases, y un estudiante casi muere en manos de otro alumno -el alzó las cejas sorprendido.

—Eso es... ¡Guao! Impactante. —reí —. ¿Algo más?

Pensé en decirle lo que sucedió con mi nueva alumna, pero decidí guardarlo para mi. ¿Por qué? Porque seria inapropiado hablarle mi esposo sobre quien esta en mi mente, causando un detestable torbellino.

—Nada más —me aleje—, ponte cómodo. Preparare la cena.

—¡Ya estoy cómodo porque estoy contigo! —Grito, mientras yo caminaba por el pasillo de las habitaciones.

—¡Hazme caso, Kai! —reí, negando con la cabeza mientras entraba al cuarto de baño.

(...)

Estaba acostada viendo el techo, mientras mi esposo estaba a mi lado roncando, y el televisor estaba encendido mostrando un programa de fútbol americano.

Suspire, levantándome mientras entraba mis pies descalzos en las pantuflas de perritos y gatitos que me pertenecía. Pase una mano por mi cabello castaño, y salí de la habitación sin ningún rumbo.

Cuando llegue al salón de la cocina, dirigí mi mirada al reloj. 7:12 p.m. Kai debió de estar demasiado cansado, como para dormirse tan temprano. Comencé a sentirme insuficiente, pues el trabajaba bastante, ya que tenía que convivir con los problemas de los demás. Y vivir con los suyos atados a un costado.

El timbre de mi celular sonó, indicando un mensaje del grupo escolar. Gire sobre mi talones. Y agarre el móvil que estaba encima de la isla. Enarque una ceja cuando vi un mensaje de un número desconocido hablar por el grupo. Pues..., Qué yo sepa tenía a todos mis estudiantes y mis colegas agregados.

¿?: Señora Griffiths, mañana no podre entregar él trabajo.

Griffiths: No acepto excusas, pero como es nueva con todo esto. Se la dejare pasar.

¿?: Gracias.

Griffiths: Siempre, Señorita.

Y no volvieron a aparecer más mensajes. Mi curiosidad no paraba de hacer cosquillas en mi cerebro, así que entre en el perfil de la muchacha. Y..., Creo que es muy vergonzoso admitir que supe de inmediato de quien se trataba.

~Lala M.

Decía aquella info. Y, no se si es porque es demasiado obvio, o porque en el día de hoy solo ella a estado en mi cabeza. Pero adivine su nombre, y ahora ella estaba martilleando sin parar como una casa en construcción. Contuve el impulso de agregarla, ahora sentía algo de pena en agregar a aquella chica sin sentido alguno.

Apague el celular y lo deje silenciosamente en su lugar de nuevo. Tome el vaso, y termine sirviendo la leche que había decidido tomar para calmarme un poco. Era temprano, bastante temprano para una persona que se acuesta más tardar a las once de la noche. Y, a pesar de eso. Ya quería estar durmiendo tranquilamente en mi cama, para no tener que pensar en eso. O, más bien. En ella.

Otra vez.

Otra vez me vinieron los recuerdos de esos grandes y hipnotizantes ojos mieles, de esos labios..., De esa fragancia embrigadora, que no hacia más que detonar autoridad, confianza, sensualidad, y excitacion. Pero a la vez, había unos toques frutales que lo hacían más abrazable. Más.... Más adorable.

Sacudí la cabeza fuertemente, ¿En que demonios estaba pensando? Es Lalisa Manobal, es menor de edad..., Tiene diecisiete años, ¿No?... Mañana revisaré su expediente, ¡Si! Eso haré.

No harás eso, Kim Jennie. Solamente estás avergonzandote a ti misma.

Deje el vaso de leche en el lava manos, y rápidamente limpie, lo seque y lo deje en su respectivo puesto. Volví a pasos lentos a la habitación donde Kai y yo dormíamos, viéndolo dormir con una pequeña capa de baba en su boca en la cama matrimonial.

Deje mis pantuflas de lado, y entré cubriendo mi cuerpo con la frazada. Cerrando los ojos suavemente, y intentando conciliar ese sueño alentador que me venía bien en estos momentos.


Un Injusto pero Especial Amor | JENLISA G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora