CAPÍTULO 20

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JENNIE POV'S

Termine de darme una ducha después de recibir un mensaje de Kai, indicándome que saldríamos juntos a comer. Pensando en esto hice una mueca, ni siquiera preguntaba si de verdad yo quería salir con él... Tal vez aquel pensaba que como era el macho se podía salir con la suya; Menudo idiota.

Mientras me miraba en el espejo de la habitación con la toalla colgándome por algo encima de los senos, la puerta se abrió dando a relucir a Manobal. Parecía que la torrente lluvia que caía la había alcanzado, había llegado complemente empapada... E inmensamente irritada, notaba en sus ojos que estaba furiosa. Cerró detrás de si aun sin verme, y, mientras avanzaba se detuvo en seco cuando noto por fin mi presencia.

Sus ojos viajaron por todas las pared descubiertas de mi cuerpo, por las gotas de agua que aun eran visibles en mis desnudos brazos y mis blanquesinas piernas. Mis clavículas estaban a la luz, y, solo una diminuta poción de mis senos se dejaban ver debido a la toalla blanca. Relamio sus labios y me estremecí cuando sus ojos se oscurecieron.

—No sabía que estaba aquí, Señorita Kim —había dejado de llamarme, Jennie, o algo iba bien, o algo iba mal.

Parecía nerviosa, llevaba sus manos a sus bolsillos y detrás de su espalda, relamia sus labios varias veces, y evitaba mirarme —sin muchos frutos que digamos—, a toda costa. Enarque una ceja con curiosidad mientras leía detalladamente todos sus movimientos, sonreí de lado mientras daba un paso hacia adelante. Eso pareció ponerla alerta.

—Emm.... ¿No debería cambiarse?

—Ambas somos mujeres, ¿por qué le incomoda tanto si además llevo una toalla encima? —Pregunté cruzando por y alcanzando mi ropa interior.

—Es diferente —murmuró con la mandíbula tensa. Las venas que antes ya sobresalían en sus manos y brazos, ahora parecía que iban a explotar—. Me puedo encerrar en el baño si le parece correcto.

—No, esta bien. Planeaba cepillarme el cabello, quería hacerle unas preguntas antes.

Asintió con la cabeza, ahora viendo sin vergüenza mi figura. Por alguna razón me gustaba tenerla tan hipnotizada, que solo llevara sus ojos a mi y nada más a mi. Podría sonar algo raro ya que se trataba de mi estudiante, y, aunque suene sorprendente incluso para mi: "No estamos en el instituto".

Ella obediente se sentó en el borde de la cama mirando a otro lugar, mientras llevaba el peine a mi larga y mojada cabellera castaña desenredando. Sabía que ella estaba esperando las preguntas que, para su desfortuna, no llegaban. Note como enarco una ceja curiosa pero sin siquiera llegar a mirarme.

—¿No quería hacerme unas preguntas? —comentó entre el tenso silencio que había en el aire.

—Solo le hago las preguntas a la gente que se digna a verme.

Buena jugada.

Reí internamente cuando la voz de aquel hombre que te aparece en tik... ¿Por qué estaba pensando en eso?

Sus ojos ámbar ahora un castaño oscuro me miraban penetrantes. Algo le había pasado, estaba furiosa. Hice una mueca algo asustada pero sin salirme de control, porque lo analice muchas veces y lo supe, ella no me haría daño. O por lo menos deseaba que fuese así. Se levantó de golpe —nada de que sorprenderse si se rompe la columna—, y se acercó a mi. En realidad me daba el tiempo suficiente para escapar, pero, ¿que pasaba si yo no quería?

—Esta enojada, Manobal —ella asintió, aunque no fue una pregunta—. Me puedo poner una ropa y podemos hablar sobre...

Tomo mi muñeca con fuerza y la alzo a la altura de mi rostro, me sentía diminuta frente a ella.

—¿Ahora si se quiere poner ropa?, pues ahora yo no quiero que la tenga.

Me removi incomoda, mi mano libre sostenía mi toalla insegura.

—¿Por qué está enojada?

Ella seguía dando pasos adelante obligándome a retroceder, hasta que mi espalda choco contra la pared con ímpetu.

—Por culpa de Kai —siseó—. Por culpa suya —apretó el agarre en mi muñeca—, y por culpa de Dahyun.

—¿Dahyun?, ¿Kai?... ¿Yo? —notaba como su rostro se acercaba centímetro por centímetro al mío. —Bien, Bien —quería llevar mi mano a su pecho y detener su cercanía, pero mi mano en la toalla evitando que se cayera y la otra siendo tomada, ¿que opciones tenía?—. Lisa.

No respondió, pero sabía que tenía su completa atención en mi.

—Creo que...—cuando su rostro se acercó lo suficiente retire el mío a un lado, su nariz cayó en mi cuello—. Creo que está relación estudiante alumna está mal. Si quería que dejáramos lo formal, tampoco era... ESTE formal.

Ella hizo oídos sordos, su nariz siguió descansando en la curvatura de hombro cuello. Sus labios rozaban exquisitamente leve contra mi piel desnuda de porcelana. Tras unos minutos de silencio en los que yo me limitaba a temblar por las nuevas sensaciones, ella pareció querer hablar.

—Déjeme besarla.

Mi respiración freno por un instante. Pero nuevamente siguió su ritmo y frunci el ceño.

—Aja, para eso si me pide permiso, ¿Verdad? —ella me miro confuso y luego río leve. A mi no me causó ni una sola risa.

—Déjeme hacerlo, no piense en las consecuencias ahora, Kim.

Y créanlo o no, me deje llevar. Sus labios se posaron en los míos, primeramente en un beso suave y lento. Pero el agarre fuerte en mi muñeca me indicaba que solo se estaba conteniendo; Pronto se abrió paso entre mis labios con su lengua y se adentro en mi cavidad bocal, comenzó a degustar todo a su paso sacándome un gemido. Nuestras lenguas parecían conocerse a la perfección. Soltó mi muñeca y rápidamente mis manos se dirigieron a sus hombros cuando me tomó en sus brazos, rodee mis piernas alrededor de su cintura y el beso desenfrenado siguió.

Se sentó en la cama, y, solo ahí fue que pude llegar en mi. Estaba mal, no, más que mal. Ella podría ser mayor de edad, pero seguía siendo mi alumna y yo todavía seguía teniendo un esposo. Seguía estando casada, mi familia se sentiría decepcionada de mi si supieran que soy una infiel. Sabía que podía dejar a Kai, ¿pero lo dejaría por algo que... Ni siquiera se lo que realmente siento? La empuje por el pecho separando nuestros labios mojados.

—Manobal —murmure con la respiración agitada, sus brazos rodearon mi cintura y se acercó a mi con una leve sonrisa.

—Kim.

—Solo un beso...—pase mis dedos por mi cabellera castaña—. Esta mal.

—Nunca dije que estaba bien.

Un Injusto pero Especial Amor | JENLISA G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora