─── Ahsoka... no sé si me entiendas... no sé si alguien venga por ti, si haya una tragedia o si demoro mucho en llegar pero... escúchame.-Decía aquel hombre de rodillas frente a esa niña había tardado tanto en dejarla porque noche tras noche le conseguía ropa comida, agua todo lo necesario para que esa pequeña sobreviviera a su ausencia por mucho, mucho tiempo. Menos mal y aquella niña era lista e empezaba hablar de una forma incoherente pero lo hacia solo que al principio era tímida. ─── Iré a buscar a mi familia... por lo que más quieras nunca salgas de la casa hay monstruos, ¡gatotes!, afuera.-Recordó aquella bestia mutada que comía a sus padres para asustarla y lo logró. ── Que te comerán.- Acompañado de un gesto como si estuviera rompiendo la carne imaginaría para más dramatismo.
─── Volveré, come pero no mucho, ahora esta casa será tuya no la abandones, pero si un día ves personas como tú y yo haz ruido abre la ventana y sal con ellos.-Dijo aquel hombre abrazando a la niña luego de dejarla bien segura, sí estaba muy intranquilo lo reconocía pero tenía asuntos importantes que atender, solo como un militar salio de aquella casa atravez de la ventana, si él entraba y salía eso confirmaba que la niña también.Ese medio día el corazón de Anakin latía con enorme preocupación y felicidad, por cada latido una sensación diferente hasta las piernas le temblaban cuando se fue aproximando aquel lugar donde abandono a su madre por Obi-Wan. Hacía tanto que no la veía que era inevitable para él no extasiarse con los momentos que le llegaban a la mente, aquel estudiante tenía la vaga esperanza de ver a su madre y no encontrarla muerta. Pero se estaba asfixiando ante sus propias ideas y recuerdos. Trágica fue su decepción cuando abrió aquella puerta de ese lugar donde habían iniciado su partida y la encontró grafiteada con aquellos símbolos que sólo los que andaban en malos pasos reconocían. Cuando sus ojos se activaron con esa visión nocturna que a esas fechas ya controlaba se recargo en la pared perturbado por los mil aromas salían de ese lugar; aromas fétidos, alcohol, drogas, orines y excremento vómito y sudor. Más las paredes rayadas los cristales los habían pintado de rojo dándole ese mismo efecto que tenía ese lugar donde se hacían las peleas clandestinas incluso habían cadenas y rejas de alambre adornando solamente el lugar. Cuando iba a retirarse rendido de ver a su madre un fuerte golpe en la cabeza desmayo aquel hombre.
Lo primero que sintió al despertar es que yacía atado con una soga gruesa, esas mismas que te espinan de solo rozar la piel quien pensaría que frente a él estaba su madre casi medio viva, su rostro era poco reconocible estaba bañado en sangre, la nariz la tenía rota incluso al parecer ni le servía pues respiraba del dolor por la boca. Su madre estaba viéndolo amordazada he atada igual que él, ella tirada como un costal y él sentado de rodillas, pero lo que Anakin no sabía era que su madre estaba llorando de felicidad por verlo aunque sea una última vez. Claro que aquel niño se despero por su madre grito lo suficiente por querer desgarrarse la garganta implorando que la soga se rompiera por arte de magia y lo dejaran tocar, ver a su madre y abrazarla; al igual que aquella prisionera los ojos ámbar de aquel Skywalker lloraron desde lo más profundo de su ser.
Una fuerte patada en la cara silencio aquel universitario. ── Hermoso encuentro, ¿no?, dónde estabas perro Skywalker, te tardaste en rescatar a mami, pensábamos que nunca lo harías.-Esa era la voz de Darth Maul, para terror del estudiante que por primera vez quiso rogar por su madre pero estaba amordazado igual que ella.
── No me digas... estabas meneandole la cola a tu dueño... pero no lo veo, ¿dónde está tu príncipe azul?, no me digas se pelearon, te fue infiel o te abandono...-Fuertes palabras que cayeron como ladrillos en la cabeza de Anakin cuando dijo todo eso él Skywalker menor bajo la cabeza dolido por nunca haberle contado eso a su madre, aunque ella sintió una gota de decepción pero más era una de placer al deducir que aquella vez su intuición materna no le falló y bien podría asegurar que era aquel extranjero, aunque Anakin no lo supiera su madre pudo fantasear viéndolos como matrimonio con un par de hijos, niña o niño, rubios, rizados o lacio, mientras ella los visitaba. Ansiaba vivir para ver ese momento. Darth Maul no se pudo reír ante sus palabras al no saber qué de todo lo que dijo había sido el punto, solo agarro del rostro al menor para encajar su rodilla en su cara y estomago una y otra vez. Tenía tantas ganas de matarlo por lo que le hizo a su hermano pero no le iba quitar el honor a su hermanito.
── Todos los hombres son iguales ¿no?, oh es verdad tu también eres uno.-Dijo burlón golpeado en aquella explanada frente a todos aquel hombre, las mujeres ya estaban rendidas, los niños esos ya ni habían, aquel equipo que una vez metió las manos por él ya no estaba, ni siquiera Ventress. ── ¿Por qué no le decimos a tú mami que te gusta la reata?... como toda una dama e incluso la abandonaste por ella... Uff me alegro de dejarte agonizar hasta este momento... tu peor error fue abrir las patas para traer al mundo esta mierda.- De su bolsillo sacó aquellos nudillos para golpear el rostro del menor y aquél estómago sacando los hilos de sangre maltratando y manchando aquella ropa que una vez alguien la adoro y no esa vez no había sido Obi-Wan sino su madre quien estaba sufriendo más al ver tan hermosa carita destilar sangre como un colador. No le importaba lo que aquel hombre tatuado le decía sino ver a su hijo sufrir era el peor tormento y para Anakin su sufrimiento era ver la desesperación de su madre y sus ojos llenos de coágulos de sangre llorar y sangolotearse en su lugar con impotencia. Anakin ante los constantes golpes estaba quedando casi dormido pero Maul lo tomo del cabello tirando hacia atrás. ─── ¿Te gustan los collares perrito, he?, ¿qué tal si te pongo uno?.-Sin esperar respuesta ato del cuello con aquella misma soga aquel hombre y lo fue arrastrando por el mismo lugar, entregándole el honor a quien sea solo para que se divirtieran asfixiando a un hombre, sin matarlo o romperle el cuello. Esa cuerda lastimaba su cuello hasta hacerlo sangrar unas pocas gotas de sangre, mientras Darth Maul estaba sentado en su trono bebiendo alcohol, viendo como paseaban al perro solo hasta que llegará su hermano de fornicar y decidieran qué hacer con él, pero esa noche ese Skywalker era suyo.
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Condena. ObiKin
RandomEl mundo que conocian poco a poco se esta yendo de cabeza, gracias a los problemas egoístas de los políticos. En ese mundo ya no solo rige el ser humano como el mayor depredador, sino otros seres impensables, pero ¿realmente pueden dos personas cump...