capítulo 8🌷

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Mar🌷

—¡No! — exclamo mientras me río a carcajadas —. ¡Maldito tramposo, te odioooo!

El Austin se ríe mientras intenta sacar el joystick de mis manos.

Después de haber conversado un rato, decidimos ponernos a jugar Mario Kart en la Switch del Austin.

Voy perdiendo.

—¡Eri muy mala! — me mira fijamente.

—¡Tú eri el tramposo! — le sostengo la mirada.

—Uh-uh — niego con su cabeza, intentando ocultar una sonrisa la cuál causó un efecto en mí más de lo que me gustaría admitir.

Dirigo mi vista a la pantalla nuevamente y en cosa de segundos, el auto del Austin llega a la meta en primer lugar...

Por décima vez.

Suelto un suspiro molesto y blanqueo los ojos.

—Eres muy mala perdiendo, corazón — me sonríe nuevamente.

Se me revolvió todo.

La puerta de la pieza se abre y la abuela del Austin se asoma por esta con una bandejita de galletas y dos vasos de jugo.

—Son galletas salidas del horno — Nos dice —, disfrútenlas — sonríe.

Y a mí se me derrite el corazón.

—Gracias — le entrego una sonrisa.

—No es nada, cariño — contesta.

Vuelve a salir de la pieza, yo me inclino y tomo un vaso de jugo.

—Tu abuela es un amor — confieso.

—Claramente saqué su encanto — molesta el Austin.

—Ya quisierai.

—¿Estai diciendo que no tengo ningún encanto, corazón? — hace puchero.

Arrugo la nariz y niego divertida.

—No mientas — dice comiendo una galleta —. Claramente tengo un encanto.

—Cree lo que querai' — lo miro y se me escapa una risa.

El Austin me observa unos segundos y luego ladea su cabeza:—Gracias por haber venido.

Paso mis manos por mis pantalones como si intentara calmar mi nerviosismo.

—No tienes que agradecer — digo con sinceridad —. Sólo me preocupé porque no sabía nada de ti y escuché al Daniel. Y sé que no nos conocemos hace tanto, pero eres mi amigo y en este tiempo que hemos compartido has logrado hacer que te considere dentro de mi grupo cercano...

—Corazón, claro que te tengo que agradecer — me mira —. Siempre tuve solo a mi abuela y al Dani. Ahora conocí a la Sofi y el universo te mandó a tí...

Me muerdo el labio y pellizco suavemente los cueritos:—Ahora también me tienes a mí, Austin — confieso —, y de mí no te vas a deshacer fácil.

—No pienso hacer eso, corazón — sonríe —, porque tú tampoco te vas a deshacer de mí.


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—Me quiero llevar al Doki — confieso haciéndole cariño en la cabecita.

El Austin me mira para luego darme una sonrisa:—No dejaré que te lo lleves — bromea.

—Oh — hago puchero. Me acerco a la orejita del Doki —, entonces te voy a robar — susurro.

Cuando dejemos de sentir miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora