8. ¡Cucú!

142 30 4
                                    

Es el día. Hoy vamos a celebrar el cumpleaños de Álex.

Antes de salir de casa, le hemos dado la ropa que se tiene que poner; todos vamos ambientados en los 80, incluida Riley, aunque ella de una forma menos extravagante que los demás. Alex no ha parado de gritar que le encanta, que hemos escogido los colores más de choni que había pensando en ella y que está orgullosa de nosotros. Ni siquiera se ha quejado cuando le hemos cardado el pelo.

Yo, por otro lado, voy más discreta, aunque normalmente suele ser al revés. A parte de las dos coletas altas, llevo un top blanco a juego con las zapatillas y los calcetines altos, la chaqueta que nos cogimos igual Noah y yo y una falda vaquera.

Tardamos un buen rato en terminar de prepararnos, lo que influye en que estemos increíbles. También es bastante probable que el tiempo que hemos invertido en gritar canciones con el mango del cepillo como si fuera un micrófono, influya en el tiempo de desarrollo. Cuando llegando al punto de encuentro con Lena un poco más tarde de lo esperado, ella nos mira con una ceja levantada.

–¡ALELUYA! Si llegáis a tardar dos minutos más, os juro que me hubiera ido.

–¡Vamos, Lena! Disfruta de la vida. –Contesta Álex que no ha parado de sonreír en ningún momento. Se acerca a ella y con un stick, le echa purpurina por la cara mientras la otra finge una cara de enfado. –Ahora sí parece que te vas de cumpleaños.

Los nervios nos invaden a todos y puede que en parte, sea Álex quien nos contagie que no para de gritar, mover su pierna con nerviosísimo y preguntarnos que a dónde vamos. Si soy del todo sincera, este nerviosísimo me encanta. Ese sentimiento de pensar en si le gustará, de si no... Pero lo que más deseo en el fondo, es que este día sea inolvidable y que lo recuerde para el resto de sus días.

Según nos vamos acercando, Álex empieza a estar más desesperada y a revolverse en el asiento.

–Me vais a matar de un infarto. –Gruñe la susodicha. –¿No podéis darme una pista?

–Pues si te decimos que ahora te vamos a tener que vendar los ojos...

–¿Me vais a hacer un 50 Sombras?

–Que horror... No nombres esa obra en mi presencia... –Susurra Riley negando con la cabeza.

–¿Te la has leído? ¿Te puso cachonda, amiga? –Pregunta Álex. Riley, que al principio cuando nos conoció se hubiera puesto roja como un tomate, ahora solo rueda los ojos y sigue mirando por la ventana, ignorando los comentarios de la loca de nuestra compañera de piso.

Todos los demás ya están allí esperando. Ayudamos a bajar a Álex que nos agarra a Angy y a mí como si fuéramos a matarla.

–¿Y si jugamos a la gallinita ciega? –Pregunta Lena riéndose mientras la graba con el móvil.

–Tú sabrás si quieres que te eche la pota encima.

–¡Nada de potas! Que todavía queda noche, un poquito de por favor.

Entre Lena y Angy, llevan a Álex a la sala donde nos van a explicar como funciona el juego. Como siempre, empiezo a morderme las uñas. "Todo tiene que salir perfecto" me repito una y otra vez, sin darme siquiera un pequeño descanso.

El chico que nos va a explicar todo, sonríe al ver a Alex con la venda en los ojos.

–Huele raro, ¿me estáis llevando a un callejón para abandonarme allí? ¡No me hagáis esto! ¡Ruby, prometo no volver a quitarte ropa!

El chico mira a mi amiga y se echa a reír sin poder evitarlo.

–Podrías ser un poco menos dramática; no te iría mal. –Dice Angy antes de quitarle la venda.

SI NADIE SE ENTERA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora