Llego tarde. No hay cosa que más odie en este mundo que llegar tarde. Lo que pasa es que hay que priorizar y, ¿qué es más importante? ¿Llegar bien a clase o llevar bien el eyeliner? Por si lo dudáis, la segunda es siempre la opción correcta.
En cuanto el autobús me deja en la parada, sé que empieza mi carrera: salgo corriendo, intentando no romperme un pie por llevar unas botas al más puro estilo Bratz (antes muerta que sencilla) y rezando no sudar para que no se me estropee tremendo make up que me he hecho.
Llego a mi aulario y subo las escaleras con una coordinación sobrenatural. Voy viendo la luz. Cada vez estoy más cerca, pero al pasar a la altura del baño, que está justo al lado de la clase donde tengo que entrar ahora, una mano me agarra para arrastrarme a su interior. Voy a pegar un grito, asustada, pero me tapa la boca. Y reconozco sus ojos verdes. Él me sonríe.
–Bu. –Antes de que pueda decir nada, aplasta mi cara entre sus manos y me da un beso.
–Te agradecería que la próxima vez no intentaras causarme un infarto.
–No soy demasiado convencional.
Ambos nos miramos y sonreímos. Dios. Qué guapo está hasta un lunes por la mañana y con el pelo revuelto.
–No respondiste a mi mensaje. –Susurra tirando de mi cadera para tenerme más cerca y mirando mis labios sin ningún disimulo.
–Lo siento, tienes razón. Soy una persona horrible.
–Tienes razón; me has tenido imaginando los peores escenarios en mi cabeza. Lo bueno es que soy tan seguro de mí mismo que sabía que no ibas a poder resistirte si me tenías de frente.
–A mí también se me han pasado escenarios por la mente...
–Puede que me gusten más los tuyos que los míos.
Cojo su mano y tiro de él hasta uno de los cubículos, cierro la puerta y echo el pestillo Me acerco a él y le beso, enredando mis dedos entre su pelo. Es increíble lo mucho que echaba de menos sus labios contra los míos. Puedo jurar ante la constitución que he tenido síndrome de abstinencia por la falta de su boca contra la mía.
–¿No llegabas tarde? –Pregunta Noah que baja su mano por mi cuerpo.
–Tienes razón, creo que mejor me voy.
Hago el amago de salir, pero me coge del brazo y niega con la cabeza, riéndose. No paramos de besarnos, sin llegar a hacer nada más. Como dos adolescentes, nos besamos hasta que los labios se ponen rojos. No sé cuanto tiempo pasamos comiéndonos la boca, dándonos todos esos besos que no nos hemos dado durante este tiempo y que teníamos tantas ganas. Siento los labios irritados, pero me da igual. Solo quiero besarle. Aunque el calor se empieza a notar en el ambiente, puedo notar como mis mejillas están rojas por su contacto.
–Virginia, o paramos ya o te follo aquí mismo. –Susurra en mi oído. Después, baja a mi cuello donde deja un reguero de besos.
Es justo la señal que necesitaba para llevar mis manos hasta su bragueta y desabrochar los vaqueros, acariciando su pene por encima de los calzoncillos.
–¿Y por qué iba a parar?
Se relame los labios, que están rojos y me mira ladeando la cabeza.
–¿Qué te ha hecho cambiar de opinión? Creo que antes de nada, deberíamos hablar.
–¿Y si hablamos después? Porque creo que ahora no me voy a concentrar.
Su sonrisa me da la respuesta, sobre todo cuando me da la vuelta y me pega contra la puerta del cubículo, sube mi falda de tablas y baja mis medias.
–Shhh. –Susurra antes de meterme la punta. Pone su mano en mi boca. –Creo que hoy me voy a decantar por el método al que he bautizado como "Dulce tortura".
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SI NADIE SE ENTERA
Teen FictionCONTIENE SPOILERS DE 'SI TE ATREVES', no hace falta leerlo para entender este libro pero es recomendable El hermano de tu mejor amiga siempre está vetado. Puedes tener fantasías, pensar en lo guapo que es o en lo bien que le queda el color verde pe...