15. Traumas Pasados

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No hay mejor sitio para reflexionar sobre ti misma que la ducha. Ahí te vienen todos los escenarios a tu cabeza que tienes que solucionar, como, por ejemplo... HABERTE FOLLADO AL HERMANO DE TU MEJOR AMIGA.

A ver. Tranquilidad. He salido a correr, he llegado a casa y me estoy duchando, ¿se puede saber en qué estaba pensando? A esta pregunta sí que tengo respuesta: EN NADA. No pensaba. Es así.

Me muerdo la uña del dedo gordo, ¿y si escucharon algo? Al final estábamos en el salón. Podrían haber escuchado algo.

Madre mía, madre mía, madre mía.

Voy a meterme a WhatsApp para escribir a Noah y decirle que tenemos que hablar de manera urgente. Antes de hacerlo, me doy cuenta de que tengo un mensaje de Javi de anoche que no leí.

Javi: Gracias por hoy. Me has salvado. Dale las gracias también a Angy, recibí un mensaje de mi madre diciendo que no podía más con la situación y ella, sin saber nada, me ayudó. Además, es muy guapa, ¿por qué no tenía constancia de su existencia? ¿Por qué me la has estado ocultando durante todo este tiempo? ¿Eres mi amiga de verdad?

Será idiota. Me parece impresionante como puede banalizar un tema así. También he llegado a pensar que lo hace para restarle importancia al asunto y que no parezca tan grave como es. Pero no lo consigue.

Ruby: Siempre que lo necesites.

Ruby: Angy es mucho. En general. Puede que por eso me la guardara para mí.

Y dicho eso, voy a escribir a Noah. Tengo que aclarar las cosas con él y callar este remordimiento constante que no me deja vivir. Como si me leyera la mente, recibo un mensaje suyo.

Noah: Espero que no me digas que te arrepientes de algo porque yo no dejo de pensar en ti. Será nuestro secreto. Un mundo tuyo y mío.

Me apoyo en la pared. Voy a llegar al punto más dramático de mi existencia. Creo que podría protagonizar en estos momentos la escena de Gabriela en High School Musical cantando "Where There Was Me and You".

–¿Qué he hecho?

Vale. Estoy hablando sola. Cojo aire.

A veces me gustaría ser ese tipo de persona que va por la vida sin que nada le importe, que toma decisiones y después, se da cuenta de las consecuencias. Una persona que fuera por el mundo siendo ella misma sin más, sin sobre pensar. Puede que mis experiencias pasadas, me hayan hecho estar donde estoy.

Cuando me quiero dar cuenta, estoy llorando. Mucho. Y me falta el aire. Mi pecho sube y baja sin parar. Riley sale de la habitación, seguramente por escucharme, aunque intento llorar en silencio.

–Ruby. Ruby, ¿qué pasa?

Pero no puedo parar. No puedo hablar. Noto todo mi cuerpo tenso y agarrotado. Ella coge una revista que teníamos encima de una de las estanterías del salón y empieza a abanicarme. No puedo. No paro de pensar. No paro de sentir que la he cagado con Álex, que nunca más me va a volver a hablar si se entera.

Riley coge una bolsa y me la da para que respire en ella. Poco a poco me voy relajando. Ella está aterrorizada.

–¿Necesitas que bajemos al hospital?

Niego con la cabeza. Solo le doy la mano y apoyo mi cabeza sobre su hombro, buscando su calor. Al principio se tensa por mi contacto y poco a poco, se relaja y me acaricia mi pelo mientras nos quedamos en silencio. Solo se escucha mi llanto.

–¿Quieres hablar? –Pregunta arrugando su cara. Miro sus ojos marrones y sonrío. Por un momento pienso en contárselo, pero no soy lo suficientemente valiente.

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