10. Nadie Es Más Guapo Que Noah Villanueva

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NOAH

Que no panda el cúnico. O algo así.

Mi visión ha detectado a un intruso, ¡¿se puede saber quién cojones es ese tío y qué hace abrazando a mi futura mujer?! ¿A la madre de mis hijos imaginarios? Carraspeo un par de veces intentando que no se note que mi cara se ha vuelto de color rojo de, ¿celos? ¿Qué es esta sensación tan extraña? Es como... Vomito atragantado, como si me faltara la respiración. Un ser insensible y sin sentimientos como yo, jamás había experimentado esto, ¿celos? ¿Yo? ¿De quién? Es prácticamente imposible que alguien pueda ser mejor que yo. Pero ahora entiendo a los seres mortales como vosotros  y he de admitir que sentirse así es una mierda. Y jode. Mucho.

Aunque, si algo he aprendido de ver a la gente de mi entorno y de leer tantos y tantos libros donde aparecen parejas que me resultan de lo más tóxicas, otra que quizás no tanto, pero que sienten celos igual, es que da igual que los sientas, es un sentimiento y eso no se puede evitar. El problema está en cómo lo expresas, en las acciones que tomas después, sobre todo si LA TÍA POR LA QUE TIENES CELOS NO ES SIQUIERA TU NOVIA.

Bueno. No es mi novia todavía. Porque me ha besado, que eso es más de los que muchos podrían decir. De hecho, es más de lo que podría decir hace una semana, en la que solo fantaseaba en que llegara ese momento y probar sus labios de una vez. Pero los probé y ahora es peor todavía porque no puedo pensar en otra cosa; me hizo sentir tanto con ese beso que ahora el mundo sin sus labios me parece gris.

–Estoy escuchando como te crujen los dientes desde aquí.

Primero se ríe y después me da dos golpes en la pierna para llamar mi atención.

Teniendo amigos así, ¡¿quién quiere enemigos?!

–Eso es porque estoy crujiente. –Le guiño un ojo. No sirve para nada y no solo porque quien te conoce, sabe cuando tu sonrisa es fingida, sino porque Angy es una especie de pitonisa de los sentimientos.

–Necesitas desahogarte.

–No te haces a la idea, ¡me estoy volviendo loco! ¡Loco! ¡Lalalalalala!

Puedo ver por lo que refleja en sus ojos que no sabe si reír o llorar ni qué cara poner.

–Creo que necesitas hablar.

–No sabes cuánto.

Me hace un gesto con la cabeza, le decimos a Moisés lo que queremos de la carta y lo apunta para tener todo preparado en el momento en el que los camareros vayan a la mesa a tomar nota y nos vamos de allí.

Por el camino hacia la puerta de fuera, nos cruzamos con Ruby y con el nuevo individuo que va a pasar con nosotros la noche.

–¿A dónde vais?

–Necesito que me de un poco el aire. Estoy agobiada. Lo de organizar cumpleaños, no es lo mío. –Contesta mi amiga con naturalidad antes de que yo pueda poner una mala excusa que nadie se crea.

–¿Quieres que te pida un vaso de agua fría?

–Por favor. Gracias, Ruby.

Ella sonríe como respuesta y yo me quedo embobado mirándola. Tiene que ser bruja o algo así, porque sino, no entiendo esta obsesión insana que se ha creado en mí. Angy tira de mi brazo para que la acompañe y deje de mirar a Ruby como si fuera el único ser de este mundo. Cuando ya estamos fuera, Angy se abraza a sí misma y me mira con esos ojos color lima que tantas buenas intenciones esconden siempre.

–¿Por qué estás volviéndote loco, Noah?

Pienso la respuesta antes de contestarla, porque tampoco sé bien el motivo, no sé qué clase de hechizo me ha hecho para que esté así.

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